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25 de octubre de 2017

EL LIBRO DE URANTIA - Los Hijos Estacionarios de la Trinidad





Toda ley se origina en la Primera Fuente y Centro; él es la ley. La administración de la ley espiritual es inherente en la Segunda Fuente y Centro. La revelación de la ley, la promulgación e interpretación de los estatutos divinos, es la función de la Tercera Fuente y Centro. La aplicación de la ley, la justicia, cae dentro de la provincia de la Trinidad del Paraíso y es llevada a cabo por ciertos Hijos de la Trinidad.


La justicia es inherente a la soberanía universal de la Trinidad del Paraíso, pero la bondad, la misericordia y la verdad son el ministerio universal de las personalidades divinas, cuya unión en la Deidad constituye la Trinidad. La justicia no es la actitud del Padre, el Hijo o el Espíritu. La justicia es la actitud trinitaria de estas tres personalidades de amor, misericordia y servicio. Ninguna de las Deidades del Paraíso atiende la administración de justicia. La justicia no es nunca una actitud personal; es siempre una función plural.


La prueba, la base de la equidad (la justicia en armonía con la misericordia), es suministrada por las personalidades de la Tercera Fuente y Centro, el representante conjunto del Padre y del Hijo en todos los dominios y para la mente de todos de los seres inteligentes de toda la creación.


El juicio, la aplicación final de la justicia de acuerdo con las pruebas sometidas por las personalidades del Espíritu Infinito, es la obra de los Hijos Estacionarios de la Trinidad, seres que comparten la naturaleza trinitaria del Padre, el Hijo y el Espíritu unidos.


Este grupo de Hijos de la Trinidad comprende las siguientes personalidades:


1. Secretos Trinidizados de la Supremacía.


2. Eternos de los Días.


3. Ancianos de los Días.


4. Perfecciones de los Días.


5. Recientes de los Días.


6. Uniones de los Días.

7. Fieles de los Días.


 8. Perfeccionadores de la Sabiduría.


 9. Consejeros Divinos.

 10. Censores Universales.


Nosotros somos los hijos de las tres Deidades del Paraíso que funcionan como la Trinidad, porque yo tengo la suerte de pertenecer a la décima orden de este grupo, los Censores Universales. Estas órdenes no representan la actitud de la Trinidad en un sentido universal; representan esta actitud colectiva de la Deidad solamente en los dominios del juicio ejecutivo: la justicia. La Trinidad los concibió específicamente para la obra precisa a la cual se los asigna, y representan a la Trinidad tan sólo en esas funciones para las cuales se personalizaron.


 Los Ancianos de los Días y sus asociados de origen trinitario, imparten el juicio justo de la equidad suprema a los siete superuniversos. En el universo central tales funciones existen solamente en teoría; allí la equidad es patente en la perfección, y la perfección de Havona excluye todas las posibilidades de desarmonía.


La justicia es el pensamiento colectivo de la rectitud; la misericordia es su expresión personal. La misericordia es la actitud del amor; la precisión caracteriza la operación de la ley; el juicio divino es el alma de la equidad, siempre conformándose a la justicia de la Trinidad, siempre cumpliendo el amor divino de Dios. Cuando se los percibe plenamente y se los comprende completamente, la justicia recta de la Trinidad y el amor misericordioso del Padre Universal son coincidentes. Pero el hombre no posee esa plena comprensión de la justicia divina. Así pues en la Trinidad, tal como el hombre la visualizaría, las personalidades del Padre, el Hijo y el Espíritu se ajustan al ministerio coordinado del amor y la ley en los universos experienciales del tiempo.

[Revelado en Urantia por un Consejero Divino de Uversa comisionado por los Ancianos de los Días para describir la naturaleza y obra del Espíritu Infinito.]

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