Lemas
- Acceso a una conciencia mayor.
- Unirse con la Tierra.
- Vivir a gusto en la Tierra.
- Realizar las cualidades, su potencial en lo terrenal.
- La energía Sanat Kumara
Libera de la «carga de la existencia terrenal». Se puede descubrir en las cosas terrenales la parte espiritual, comprender el sentido que tiene la vida, entregarse y adaptarse completamente a una vida en la Tierra, sentirse felices y a gusto llevando una vida terrenal.
La vida se convierte en una danza sobre nuestra existencia llena de alegría. Esta energía ayuda a sobreponerse a la lucha con la dualidad y une polos opuestos.
Fortalece la unión entre el ser mismo y la conciencia terrenal, entre la energía cósmica y la energía terrenal, entre el lado femenino y el lado masculino, entre la conciencia elevada y el cuerpo físico. Ayuda a integrar la materia fina en la materia a gran escala.
La energía de Sanat Kumara también nos abre la puerta hacia unas esferas de la conciencia más elevadas, hacia capacidades, habilidades y conocimientos hasta ahora no vividos.
Indicaciones para la situación
Para que exista una armonía entre dos polos opuestos, es necesario que cada extremo esté dispuesto a aceptar al otro. Esto puede significar la unión entre dos posiciones adoptadas para una situación concreta, la unión con tu meta o con una conciencia elevada.
Se puede tratar de partes o componentes de tu interior que se oponen entre sí. En el caso de que anheles tu patria celestial, ten en cuenta que tú has decidido venir a la vida terrenal para vivir y realizarte aquí. Si reniegas de tu parte celestial, no te pones en contacto con tu componente espiritual, ya va siendo hora de que te abras a ello.
¿Con qué no te sientes identificado en tu vida terrenal? ¿Qué obstáculos te lo impiden? ¿En qué ámbitos o terrenos no haces uso de tu fuerza o de tus habilidades? ¿Qué es lo que deseas realizar en la vida y qué porcentaje de tu energía estás dispuesto a invertir en ello?
Interpretación de la carta
El hombre y la mujer que ocupan el centro de la carta simbolizan la dualidad terrenal. Se acarician cariñosamente y parecen relajados y felices.
Tan solo sobresale hacia fuera de la Tierra una tercera parte de sus cuerpos ya que con la parte restante se encuentran profundamente enraizados con el centro de la Tierra.
Están rodeados de representantes de los seres vivos, los animales (pez y oruga), las plantas (flores) y los minerales. Estos seres vivos son asimismo símbolos de la dualidad: las flores muestran la belleza, el florecer y el marchitar, el pez es símbolo de la fertilidad, de la vida y de la muerte; los cristales transparentes representan el ser consciente y la materia, simbolizan la luz en la oscuridad de la Tierra.
La oruga es el símbolo del camino hacia la transformación: pertenece a los animales considerados «inferiores», la categoría más baja de los seres vivos, resultan repulsivos y destructores y por ello son aniquilados.
Sin embargo, en su forma transformada, es decir, como mariposa, la oruga es valorada y está bien vista. Pero si no hubiera oruga, no habría mariposa.
También nosotros crecemos a través de la dualidad, nos tenemos que enfrentar con aquello que nos gusta y con lo que no nos gusta. La vida terrenal nos alimenta y hace posible que maduremos, la transformación en crisálida.
El camino de la dualidad nos conduce finalmente al reconocimiento consciente de la unidad.
El puente que se encuentra sobre las cabezas de la pareja une el mundo terrenal, toda la evolución del hombre con las más altas esferas de la conciencia. Los pórticos abiertos de los lados facilitan una visión libre.
En el otro extremo del puente se encuentra la conciencia más alta, la luz divina. Sin embargo, no es necesario cruzar primero el puente para establecer contacto con esa luz.
La luz está presente en toda la realidad terrenal y se refleja sobre las cabezas de la pareja, en el centro del suelo, sobre la hoja, la oruga y las puntas afiladas de los cristales.
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