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23 de abril de 2018

El libro de Urantia Documento 67 - 2. El Estallido de la Rebelión


Poco después de la inspección de Satanás, cuando la administración planetaria estaba en vísperas de realizar algo grande en Urantia, a mediados del invierno de los continentes septentrionales, un día Caligastia sostuvo una prolongada conferencia con su asociado Daligastia, después de la cual este último convocó a los diez consejos de Urantia a una sesión extraordinaria. Esta asamblea se inauguró declarando que el Príncipe Caligastia estaba a punto de proclamarse soberano absoluto de Urantia y que exigía que todos los grupos administrativos abdicasen, cediendo todas sus funciones y competencias a Daligastia en su calidad de fideicomisario, hasta tanto que se reorganizara el gobierno planetario y, posteriormente se redistribuyeran estos cargos de autoridad administrativa.
La presentación de esta sorprendente exigencia fue seguida por el discurso magistral de Van, presidente del consejo supremo de coordinación. Este ilustre administrador y capaz jurista tildó el proceder propuesto por Caligastia de acto que rayaba en la rebelión planetaria y exhortó a los presentes a abstenerse de toda participación hasta tanto se pudiera presentar un recurso de apelación ante Lucifer, el Soberano del Sistema de Satania; y se granjeó el apoyo de todo el séquito. Como corresponde, se interpuso apelación en Jerusem y llegaron sin tardanza las órdenes que designaban a Caligastia como soberano supremo en Urantia y que exigían absoluta e incondicional lealtad a sus mandatos. A esta sorprendente comunicación el noble Van contestó con su memorable alocución que duró siete horas, en que acusó oficialmente a Daligastia, Caligastia y Lucifer de desacato a la soberanía del universo de Nebadon; y apeló a los Altísimos de Edentia para su apoyo y confirmación.
Entretanto, se habían cortado los circuitos del sistema; Urantia quedó aislada. Todos los grupos de vida celestial en el planeta, de repente y sin aviso, se hallaron aislados, totalmente incomunicados de asesoría y consejos exteriores.
Daligastia proclamó formalmente a Caligastia «Dios de Urantia y supremo sobre todos». Ante esta proclamación, las cuestiones quedaban claramente planteadas; y cada grupo se apartó y comenzó deliberaciones, discusiones destinadas a determinar a la larga la suerte de toda personalidad superhumana en el planeta.
Se implicaron los serafines, querubines y otros entes celestiales en las decisiones de esta encarnizada lucha, este dilatado y pecaminoso conflicto. Muchos grupos superhumanos que, por azar, estaban en Urantia cuando se aisló, fueron detenidos aquí y, como los serafines y sus asociados, se vieron obligados a elegir entre el pecado y la justicia —entre el camino de Lucifer y la voluntad del Padre invisible.
Continuó esta lucha durante más de siete años. Las autoridades de Edentia no quisieron inmiscuirse, ni se inmiscuyeron de hecho, ni quisieron intervenir, ni intervinieron de hecho, antes de que todas las personalidades interesadas hubiesen tomado una decisión final. Van y sus asociados leales no recibieron reivindicación y liberación de su prolongada ansiedad e intolerable expectación hasta tal momento.

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