La alta estacionalidad de la economía española -crea empleo en los meses centrales del año y lo destruye en los extremos- ha vuelto a hacer de las suyas. Algo que explica que enero, un mes marcado por el fin del periodo navideño, la Seguridad Social haya perdido 204.043 cotizantes. La cifra es significativa no sólo por el volumen, también por el hecho de que es la más elevada desde 2013, lo que pone de relieve una cierta ralentización del mercado laboral.
En todo caso, cuando se corrigen la estacionalidad y el efecto calendario, el servicio de estudios de BBVA estima que la afiliación creció en torno a 35.000 personas, lo que supone 20.000 menos que en el mes anterior.
Ese efecto se observa en términos anuales. La afiliación crece prácticamente lo mismo que lo hace la economía -un 3,2%- pero ya son seis meses consecutivos en los que se mantiene en esos niveles de avance. Es decir, el crecimiento del número de cotizantes se ha estabilizado en torno a esa tasa de variación. La comparación es, igualmente, significa si se tiene en cuenta que en los años anteriores a la crisis (al menos desde el año 2000) en enero nunca se había traspasado la barrera de las 200.000 afiliaciones destruidas, algo que sí ha sucedido en 2016 pese a que el Producto Interior Bruto (PIB) está avanzando a un ritmo superior al 3% en media anual.
El resultado es que la Seguridad Social contabiliza 17,10 millones de cotizantes, lo que significa que todavía se sitúa algo más de dos millones por debajo de los niveles alcanzados en 2008, que marca el máximo histórico en afiliación. Todavía es pronto para sacar conclusiones sobre el efecto que puede tener la parálisis política en el mercado laboral, pero parece evidente, a tenor de todos los informes de coyuntura, que la economía ha tocado techo en el cuarto trimestre de 2015 y a partir de ahí ha iniciado una desaceleración, que, por el momento, no es muy relevante.
El descenso de cotizantes en el mes de enero tiene que ver con el mal comportamiento de los sectores que más crecieron en navidades. En particular, el comercio, la hostelería y las actividades administrativas, que perdieron en todos los casos más del 2,5% de su fuerza laboral en sólo un mes, lo que refleja la alta estacionalidad de la economía española por razones de coyuntura. Incluso, la agricultura perdió empleo pese a que en diciembre se realizan muchas tareas agrícolas. En concreto, la afiliación cayó en 15.327 empleados.
A destacar, igualmente, el hecho de que el crecimiento del número de autónomos continúa ralentizándose. Hoy, el número de trabajadores por cuenta propia crece a un ritmo del 1,13%, casi la tercera parte de lo que aumenta la ocupación global.
Autónomos y empleo
Esto puede deberse a que durante la crisis muchas empresas tenían contratados a los llamados 'falsos autónomos' para ahorrarse el pago de la Seguridad Social, lo que explica que este régimen se comportara mejor que el de asalariados, con una destrucción de empleo sensiblemente inferior. Ahora, al haber mejorado la situación financiera de muchas empresas, están en mejores condiciones de contratación, y eso explica esa intensa desaceleración en el número de autónomos respecto al de trabajadores por cuenta ajena. En todo caso, el número de autónomos se sitúa en 3,15 millones. Hoy hay la misma cantidad que al comienzo de la crisis, en 2007.
En cuanto a la relación cotizantes-pensionistas, la clave de bóveda del sistema de Seguridad Social al ser un modelo de reparto, se sitúa en 2,25, lo que significa que se ha estabilizado esa ratio en el último trimestre pese a la fuerte creación de empleo. Si se eliminaran los parados, por quienes el Estado paga sus cotizaciones, la proporción sería algo inferior a dos veces, lo que pone en cuestión la sostenibilidad del sistema por el efecto añadido de los bajos salarios y las inferiores bases de cotización.
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