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17 de febrero de 2016

Tipos de interés negativos: 'armas de destrucción masiva' sembrando el caos en los mercados financieros

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La solución puede terminar siendo parte del problema. Ese empieza a ser el sentimiento de Wall Street sobre los tipos de interés negativos, una moda económica que está siendo implementada en países de medio mundo en un desesperado intento de catalizar el crecimiento económico.
En total, 489 millones de personas viven actualmente en países que han adoptado de manera oficial estas políticas monetarias, según estima el estratega de Bank of America Merrill Lynch, Michael Hartnett.
Y es que, son varios los bancos centrales que ya están aplicando los tipos negativos, entre ellos el Banco Nacional de Suecia (Riksbank), el de Dinamarca, Suiza o el Banco de Japón sorprendiendo a propios y extraños. Algunos incluso, como el Riksbank, han profundizado en este tipos de políticas recortando aún más los tipos de interés, hasta el -0,50%, además, no descartan nuevas bajadas en un futuro no muy lejano.
Ahora, los inversores y las firmas financieras temen que está moda siga expandiéndose y llegue hasta la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). La presidenta de la Fed, Janet Yellen, ha recogido una serie de preguntas sobre el tema que los legisladores norteamericanos preocupados le trasladaron la semana pasada.
Por el momento, aunque Yellen no cerró la puerta a su uso, William Dudley, presidente de la Fed de Nueva York, asegura que "es extremadamente prematuro" hablar de una posibilidad así, los tipos negativos "es algo que no debería formar parte de la conversación de este momento".
Lo cierto es que, economistas y expertos en la materia están cada vez más preocupados con este "experimento de política monetaria", ya que creen que estos tipos negativos no lograrán nada más que una devaluación de la moneda, sin generar en el proceso crecimiento alguno de las economías.
Scott A. Mather, CIO (director de inversiones y estrategia) de PIMCO en EEUU, sostiene que los tipos negativos que están aplicando varios bancos centrales en el mundo están teniendo varios efectos contraproducentes sobre la economía. Volatilidad, restricción del crédito, aumento de las primas de riesgo de algunos activos y un incremento de los riesgos financieros globales.
Mientras, estrategas del Deutsche Bank, encabezados por David Bianco, han expuesto en un informe que "la escalada bélica en la guerra de divisas traerá la destrucción mutua asegurada". Ya se ha dicho incluso, que los tipos negativos ponen al Banco Central Europeo (BCE) y a la banca en rumbo de colisión. Las armas de destrucción masiva son las tasas negativas, añaden desde Business Insider en un artículo en el que recogen las declaraciones de los economistas.
Aún así, desde Deutsche Bank se cree que los bancos centrales aún están a tiempo de detener la proliferación de los tipos negativos. "Los tipos negativos no estimulan más allá de devaluación de la moneda", apuntan desde el banco, que expone de forma detallada los principales problemas de esta política monetaria:

Primer problema

En primer lugar, los tipos de interés negativos harán daño a los bancos. Van a erosionar una medida clave para las ganancias de los bancos llamada "margen de intermediación o margen financiero", el cual representa la diferencia entre el producto obtenido por la colocación de los recursos (intereses cobrados o productos financieros) y el coste de captación de los mismos (intereses pagados o costes financieros).
"Los tipos de interés negativos son un experimento peligroso para los bancos", han advertido analistas de Morgan Stanley, con Huw van Steenis a la cabeza.
Están "incentivando" a los bancos a reducir, a erosionar sus ganancias, desalentando el crédito transfronterizo. Los tipos negativos disminuyen las ganancias de los bancos entre un 5% y un 10%, según un estudio publicado por Morgan Stanley.
"Eso repercutirá directamente en los préstamos, lo que afectará de forma negativa y directa en las economías que los bancos centrales tratan de estimular", explica la directora de economía global Société Générale, Michala Marcussen, que añade que la "diferencia clave entre una crisis que se vuelve sistémica, y una que pasa de largo causando menos daño, es lo que ocurre con los balances de los bancos".
Marcussen expuso que "el temor actual es que los modelos de negocio están bajo el estrés de un ambiente de bajos tipos de interés de forma duradera, algo que quizás los bancos centrales quieran reconsiderar cuidadosamente".

Segundo problema

Esto nos lleva al segundo problema. Existe una opinión generalizada de que la decisión de "entrar en negativo" es una señal de que la política del banco central no está funcionando. Aquí, Marcussen vuelve a la carga: "Esto nos lleva a un punto importante con respecto a la política monetaria, es decir, la confianza de que las políticas monetarias ortodoxas todavía funcionan. Hemos sostenido durante mucho tiempo la preocupación de que las políticas monetarias heterodoxas vienen con rendimientos marginales decrecientes".
Por supuesto, Marcussen no es la primera persona en decir que la política del banco central poco ortodoxo no está funcionando. Parece sin embargo que el experimento de política de interés negativa, en particular, ha añadido más leña al fuego. Hartnett en el Bank of America está ahora escribiendo sobre "insuficiencia cuantitativa", por ejemplo.
Los expertos en tipos de interés del Credit Suisse, dirigidos por Helen Haworth, han observado la reacción de los mercados frente a la decisión del Banco de Japón de reducir el tipo de interés aplicado al dinero que las entidades depositan en la institución. ¿El resultado? Un yen fortalecido y el índice Nikkei debilitado, que es casi lo contrario de lo que debería ocurrir cuando un banco central lanza una política monetaria de esta índole.
"Esto pone de manifiesto la escasa confianza de los mercados en la capacidad para reactivar la economía por parte de los bancos centrales", argumenta Haworth.
Eso, a su vez, está generando una fuerte presión de ventas en los mercados, de acuerdo con Haworth Sean Shepley, analista de Credit Suisse. Shepley, estratega de comercio macroeconómico, ha dicho que "parte de la presión para ceder posiciones en el mercado proviene de la pérdida de confianza en los políticos y su capacidad para impulsar el crecimiento". "Creemos que es necesario un cambio de rumbo, idealmente hacia una mayor utilización de la política fiscal y la reducción de la dependencia de los tipos de interés negativos", concluye.

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