Informes del Congreso de los EEUU que legitiman una Declaración Unilateral de Independencia
Remarcan que Cataluña busca el reconocimiento internacional “de acuerdo con la voluntad de su pueblo y no de acuerdo con las disposiciones de la Constitución española”
Barcelona (INCAT-Vilaweb).- La Cámara de Representantes de Estados Unidos debatió a mediados de marzo del corriente año tres informes sobre la autodeterminación en el mundo, en una sesión convocada bajo el título “La política de Estados Unidos hacia los movimientos de autodeterminación nacional”. Intervinieron tres ponentes: Paul R. Williams, Jason Soren e Ivan Vejvoda. La sesión fue presidida por el presidente del Comité de Asuntos Europeos del congreso, el republicano de California Dana Rohrabacher, quien el pasado mes de septiembre invitó a una delegación oficial del gobierno catalán para explicar el proceso de independencia.
Del caso catalán, habló especialmente Paul R. Williams, que se mostró muy incisivo en la cuestión de Cataluña y criticó abiertamente la posición de la Unión Europea. Williams es profesor de la American University y fundador de Public International Law & Policy Group. Asesoró al gobierno de Estados Unidos sobre la creación de nuevos Estados, como los surgidos de la desintegración de la Unión Soviética y Yugoslavia, y también gobiernos de varios continentes, entre los que Kosovo, Montenegro y Sudán del Sur, tanto en procesos de paz como en la redacción de las primeras constituciones.
La falta de coherencia de la UE complica la aproximación al caso catalán
En la comparecencia en el congreso, Williams aseguró que si Cataluña proclamaba la independencia buscaría “el reconocimiento internacional de acuerdo con la voluntad de su pueblo y no de acuerdo con las disposiciones de la Constitución española”. Invocó a continuación la sentencia de la Corte Internacional sobre Kosovo y recordó que no había ningún precepto de la ley internacional que pudiera prohibir una declaración unilateral de independencia (DUI).
En este punto, criticó la falta de una aproximación coherente y cohesiva de la Unión Europea a los movimientos de autodeterminación. Carencia que, según él, llevará a una situación difícil en el caso catalán, porque, tal como se ha comportado hasta ahora la UE, si acepta reconocer a Cataluña repercutirá en el interior de varios Estados, pero “si no lo acepta se creará un conflicto latente en Europa que apartará capital político y recursos económicos de una España debilitada”.
Según Williams, la independencia de Cataluña, si no fuera reconocida por la Unión Europea “crearía, sin embargo, un Estado que tendría el euro por moneda, con siete millones de catalanes que mantendrían la nacionalidad europea, aunque fuera fuera de la Unión”. Sin embargo, el profesor Williams advierte de que no reconocer a Cataluña sería extremadamente difícil de justificar por parte de los Estados que forman la actual Unión Europea, muchos de los cuales no eran independientes hace veinticinco años.
Abandonar la actual política a favor del status quo de las fronteras
La intervención de Williams, más allá del caso catalán, se centró en la propuesta de un modelo de gestión por parte de Estados Unidos de los casos de autodeterminación. Según él, los EEUU deberían abandonar la política que sólo enfatiza la estabilidad y elstatus quo de las actuales fronteras en favor de una política más abierta a la autodeterminación, pero a la vez regulada, que llamó de soberanía ganada. Esto significa que los procesos de independencia deberían someterse a regulaciones y pactos para evitar tensión y violencia entre los Estados.
La intervención de Jason Soren, en una aproximación más teórica, concluyó que una vez un Estado se declare independiente, los Estados Unidos no tienen más remedio que definirse, y propuso hacerlo sin tener en cuenta sólo los intereses del Estado del que se ha separado el nuevo Estado, sino también los de este nuevo Estado y los efectos de la secesión en la política regional.
Søren puso de relieve que cuanto más abierta es la actitud del gobierno central menos peligro hay de violencia y tensión. Y contrapuso ejemplos como el danés (que autorizó explícitamente el derecho de independencia de Groenlandia y las islas Feroe) con el español. En cuanto a la tercera intervención, de Ivan Veijvoda, se centró en los mecanismos para asegurar el acuerdo entre las partes y puso un énfasis especial en los referendos de Quebec y Escocia.-
crc
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