Las últimas declaraciones del presidente Obama en materia de seguridad militar han sembrado la inquietud entre sus aliados.
El Reino Unido, Corea del Sur, Francia y Japón estarían muy decepcionados si el presidente estadounidense Barack Obama abandonara la actual doctrina militar, según la cual EEUU se reserva el derecho de utilizar primero armas nucleares contra otra nación. Al menos así lo afirma el columnista Josh Rogin, que cita a sus propias fuentes.
Tokio, en particular, cree que si Obama declara una política de 'no uso preventivo', se incrementaría el riesgo de que se desaten conflictos armados por parte de países como Corea del Norte, además de motivar a su líder, Kim Jong-un, a continuar con los intentos de hacerse con su propia bomba nuclear.
Da Zhigang, director del Instituto de Investigación del Noreste Asiático de la Academia de Ciencias Sociales de Heilongjiang, explicó a Sputnik que la postura del Gobierno japonés contradice la actitud que hasta ahora había mantenido el país sobre este tema. Japón defendía que la energía atómica solo puede usarse para fines pacíficos y tiene que avanzarse hacia la total eliminación de las armas nucleares.
"Japón es el único país que ha sufrido ataques nucleares y conoce muy bien las consecuencias que el uso de armas de este tipo podrían causar", dice Da Zhigang.
Por su parte, Aleksandr Perendzhiev, experto en materia militar, pone en duda que de hacerse realidad esta iniciativa vaya a cambiar mucho el panorama de la seguridad a nivel internacional.
"En su momento, China fue el primer país en anunciar que utilizaría sus armas nucleares solo como medida de respuesta. Más tarde, se realizaron declaraciones similares en boca del primer y último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov. La cuestión es si esto será llevado a la práctica o solo quedará en un brindis al sol".
Además, la mera existencia de una infraestructura antimisiles forma parte de los preparativos necesarios para una posible guerra nuclear, destaca Perendzhiev, algo que fomenta la opinión de que cualquier declaración en este sentido sería más bien una afirmación política sin contenido práctico que un paso concreto hacia un mundo más seguro.
"Veremos si trata de dejar un legado pacifista y entrar en la historia como un pacificador. El Nobel de la Paz hay que justificarlo con algo", ironizó el experto.
© sputnik
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