El diario hace hincapié en que ninguno de los actuales candidatos a la Presidencia estadounidense aprecia la diplomacia como un medio para resolver los problemas.
EE.UU. probablemente se convertirá en un país mucho "más agresivo", independientemente de quién gane las elecciones presidenciales del próximo 8 de noviembre, considera el investigador del Instituto Watson de Estudios Internacionales, Stephen Kinzer, en su artículo del periódico 'The Boston Globe'.
"La era (del actual presidente Barack) Obama es difícil calificarla como un período dorado para la diplomacia, pero lo parecerá en comparación con lo que nos espera en el futuro", advierte Kinzer. Según el columnista, ninguno de los vigentes aspirantes a la Casa Blanca aprecian la diplomacia como un medio para resolver los conflictos.
"Los estadounidenses no estamos acostumbrados a llegar a acuerdos con otros países. Nuestro vasto poder nos ha acostumbrado a regir. Dominamos cada alianza de la que somos miembros. Debido a que podemos combatir tan bien las guerras, hemos permitido que nuestras habilidades diplomáticas se atrofien. Eso es peligroso. Los conflictos de hoy son muy difíciles de resolver por medios militares, y requieren de una diplomacia creativa, pero la diplomacia es difícil de vender en EE.UU.", agrega.
El mayor error de EE.UU. en los últimos años
De acuerdo con el autor del artículo, uno de los mayores errores cometidos por Washington en los últimos años fue cuando en el 2012 se negó a sentarse a negociar una solución política para la crisis siria, que entonces impulsaba el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan. "En lugar de negociar, EE.UU. se aferró a su tradicional política: 'Hable con sus amigos, que nosotros bombardearemos a nuestros enemigos'. Esa política no se ajusta a la geopolítica del mundo contemporáneo", lamenta Kinzer.
El diario también cita otro ejemplo, el de Afganistán, donde la sola idea de una solución negociada al conflicto de varios años "provoca pánico" en Washington, debido a que esto "implicaría un compromiso con los grupos que detestamos". "Consideramos preferible seguir luchando, aunque signifique una guerra indefinida, antes que negociar un compromiso desagradable y retirarnos", opina el responsable de esta crónica.
Un "desafío desalentador"
Además, el politólogo considera que en las próximas décadas la seguridad de la nación norteamericana dependerá en gran medida del tipo relaciones que tenga con Rusia y China. Sin embargo, "la constitución de las relaciones con estas dos potencias es un desafío desalentador porque esta tarea no está a cargo del Departamento de Estado, sino del Pentágono", resalta el columnista.
"Precisamente para este tipo de desafíos es que se inventó la diplomacia. Pero EE.UU. ha optado por una política basada en amenazas, confrontación, aventuras militares provocativas y escaladas bajo el principio 'ojo por ojo'", critica el investigador del Instituto Watson.
Según Kinzer, "los promotores de esta política creen" que Washington debe mostrar su poderío a Moscú y Pekín, cuando estas naciones solo "están defendiendo sus propios intereses en sus vecindarios". "Pero EE.UU. ve como agresores a quienes hay que detener. Los promotores de esta política agresiva creen que el mundo permanecerá moderadamente estable únicamente si Washington oprime a Rusia y China cada vez que tratan de afirmarse".
Diplomáticos haciendo el trabajo de sirvientes
"Hoy en día, los diplomáticos no están al frente de la política de seguridad estadounidense. Esto es trabajo de los generales. El papel de nuestros diplomáticos se reduce a menudo a la función de sirvientes, quienes preparan el camino para la confrontación, emiten amenazas, alientan la escalada, y luego, cuando el conflicto haya terminado, limpian el desorden", agregó.
Y esta idea se ha hecho eco de la actual campaña presidencial estadounidense, donde los candidatos consideran que "si tenemos la fuerza para imponer nuestra voluntad a otros países, entonces la diplomacia no es necesaria", sostuvo el politólogo. Sin embargo, el columnista advierte que con este tipo de enfoques la prosperidad de los imperios no dura mucho tiempo.
Reflexiones similares compartió esta semana el director del diario británico 'The Independent', Sean O'Grady, quien considera que para construir la paz mundial en plena era nuclear, EE.UU. debe conservar y cultivar su "relación más importante": el vínculo con Rusia. Según O'Grady, la victoria de la candidata demócrata Hillary Clinton podría desencadenar en la Tercera Guerra Mundial debido a sus "ultimátums implacables" dirigidos a Moscú.
RT
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