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5 de marzo de 2017

imparcialidad de la ciencia I

imparcialidad de la ciencia I



Quiero empezar agradeciendo a Desayunando con fotones por permitirme plantear en esta serie de artĆ­culos ideas que he vivido, estudiado, y reflexionado durante los Ćŗltimos 20 aƱos de estudio e investigaciĆ³n en biologĆ­a. Este texto ha sido revisado por mĆ”s de 10 cientĆ­ficos y he recogido en la medida de lo posible sus recomendaciones. Soy consciente de que muchos de los argumentos son muy polĆ©micos y serĆ”n rechazados por muchos de mis colegas, solo espero que el debate se desarrolle con respeto. Y por supuesto, no permitirĆ© que ningĆŗn charlatĆ”n homeĆ³pata utilice mis palabras para legitimar su posiciĆ³n.
EmpezarƩ con unas cuantas palabras para definir el debate que para muchos serƔn obviedades, pero no por ello menos importantes.
El mĆ©todo cientĆ­fico es una de las formas que ha tenido el ser humano de alcanzar la verdad y el conocimiento evitando sesgos y prejuicios. Necesitamos seguir entendiendo los mecanismos y las reglas de la naturaleza, y necesitamos seguir cultivando la Ciencia desde la razĆ³n. RazĆ³n y crĆ­tica que no solo sirven para descubrir los mecanismos de la naturaleza sino para cultivarlas en los seres humanos, haciĆ©ndonos mĆ”s libres y autĆ³nomos, fundamental para una democracia saludable.
Pero el mĆ©todo cientĆ­fico, o si se quiere, la ciencia como instituciĆ³n, no es la Ćŗnica manera de crear conocimiento y acercarse a la verdad. La razĆ³n, la discusiĆ³n, la creaciĆ³n de consenso y certezas mediante una metodologĆ­a racional y una concepciĆ³n filosĆ³fica materialista es tambiĆ©n vĆ”lida y necesaria.
Vivimos una Ć©poca paradĆ³jica en cuanto a la relaciĆ³n ciencia y sociedad. Una parte de la sociedad reniega de los conocimientos adquiridos por el sistema cientĆ­fico mientras que otra tiene a la Ciencia como una instituciĆ³n, como se tuvo a la Iglesia, a la que se le confiere una autoridad excesiva. Ambas prĆ”cticas conviven incluso en las mismas personas: homeĆ³patas montando en aviĆ³n y cientĆ­ficos yendo a su sesiĆ³n de acupuntura los jueves por la noche.
Es obvio que existen dos bandos, aquellos que reniegan del mĆ©todo y los que lo veneran. Pero quiero centrarme en los segundos, cuando el sistema cientĆ­fico, por su carĆ”cter humano, y falible, cae en prĆ”cticas pseudocientĆ­ficas, o anticientĆ­ficas, pero revestidas de autoridad y mĆ©todo. Esto no serĆ­a un problema mĆ”s que acadĆ©mico sino fuese porque, sobre todo en los Ć”mbitos de poder, cuando la ciencia “habla” no se le admite rĆ©plica, y asĆ­ se estĆ” convirtiendo en legitimador de infinidad de cosas: salud, polĆ­tica, economĆ­a, educaciĆ³n, etc. Y a la Iglesia esa autoridad moral se la dieron no solo la ignorancia sino tambiĆ©n la exclusiĆ³n y la falta de esperanza. La ignorancia es un concepto muy voluble, porque ni el saber es necesariamente verdad, ni el que seƱala al ignorante tiene el saber y la verdad.
Lo que los cientĆ­ficos preguntamos, las hipĆ³tesis que formulamos, las conclusiones que sacamos, y las nuevas preguntas estĆ”n histĆ³ricamente condicionadas. No existe una especie de Idea hegeliana epistemolĆ³gica que nos hace estar por encima de nuestras condiciones de existencia materiales y culturales. Los cientĆ­ficos tenemos jefes y empleados, egos, vanidades, ideologĆ­a, ansias de poder, hipotecas, …La ciencia tiene que ser lo mĆ”s objetiva posible, pero interpretar que ciencia es sinĆ³nimo de objetividad oculta las verdaderas relaciones sociales de los cientĆ­ficos con la sociedad y entre sĆ­. Pone en peligro la necesaria confianza entre los cientĆ­ficos y entre estos y la sociedad.
La ciencia tiene un mĆ©todo que permite depurar la estafa, el problema es que el mĆ©todo estĆ” inutilizado por los mal llamados “sistemas de evaluaciĆ³n”, que en realidad utilizan un mĆ©todo de recursos humanos, el del torneo. Solo los investigadores que lleguen primero y mĆ”s a menudo serĆ”n premiados. A todos los investigadores que pregunto y leo hacen la misma crĆ­tica: el sistema de evaluaciĆ³n basado en publicar mucho y rĆ”pido es una locura. Son muchas las causas y las consecuencias, intentarĆ© humildemente desarrollarlas. 
Reduccionismo
AquĆ­ por obligaciones del guiĆ³n tengo que dejar clara una cosa. El reduccionismo en la investigaciĆ³n es necesario desde el punto de vista tĆ©cnico y tambiĆ©n divulgativo. Es difĆ­cil afrontar problemas complejos de una manera holĆ­stica, tenemos que simplificar, reducir las variables para poder modificar el sistema. El problema es el reduccionismo ideolĆ³gico (filosĆ³fico si se quiere). Y el mĆ”s conocido por mĆ­ es el reduccionismo genĆ©tico, que ha justificado la eugenesia o el nazismo, y que sigue dominando la academia, aunque por ahora de manera polĆ­ticamente correcta. ¿O es que el control del Opus Dei de los departamentos de ciencias de las universidades espaƱolas es inocuo y pura casualidad?
La ciencia revela la verdadera belleza del mundo.
Esta entrevista a Carlos LĆ³pez OtĆ­n en El paĆ­s semanal del pasado 18 de diciembre, de la que extraigo fragmentos, me sirve como apoyo para mi crĆ­tica al reduccionismo cientĆ­fico imperante.
 
Esta retĆ³rica divulgativa, una simplificaciĆ³n del concepto para que se entienda, esconde una forma de pensar y es que el lenguaje no es inocente. Cuando se explica el funcionamiento de algo tan complejo con esa metĆ”fora reduccionista y tĆ©cnica se estĆ” imponiendo un relato al lector. Por quĆ© hay Ć³rdenes, por quĆ© una mĆ”quina, por quĆ© “algo” organiza, y sobre todo por quĆ© tiene que acabar en el genoma. Eso es un prejuicio, moral e ideolĆ³gico, por tanto no es inocente. La teorĆ­a de que en el genoma estĆ” escrito el destino del organismo que lo sustenta es una bonita metĆ”fora con tintes bĆ­blicos.
La realidad es que los elementos que hacen realidad la vida son muchĆ­simo mĆ”s que una secuencia de cuatro letras. Utilizar cuadro de mandos como metĆ”fora lleva a cometer errores de gran calado teĆ³rico y prĆ”ctico. La vida se sustenta en la interacciĆ³n de multitud de elementos, muchos de los cuales no estĆ”n escritos en el genoma, fundamentales y en muchos casos tambiĆ©n “directores”. Los recientes descubrimientos sobre la regulaciĆ³n y las funciones del ARN de transferencia son maravillosos en ese sentido, o la complejidad no genĆ©tica de la seƱalizaciĆ³n a travĆ©s de Pi3K. ¿Por quĆ©, con la misma lĆ³gica reduccionista, no son las proteĆ­nas las que utilizan ADN y ARN como mensajeros? Porque en el ADN estĆ” la idea de Dios implĆ­cita, la de una entidad material con atributos divinos.
Lo mismo pasa con las teorĆ­as evolutivas en boga, proyectan una ideologĆ­a, polĆ­tica al fin, sobre la evoluciĆ³n, la ecologĆ­a o la etologĆ­a como bien explica Comando Glucosa , que no es otra que la del individualismo y la competencia. De nuevo una proyecciĆ³n ideolĆ³gica sobre una teorĆ­a natural.
Uno de los “revisores” de este artĆ­culo me decĆ­a que si la crĆ­tica al reduccionismo biolĆ³gico de Lewontin no estaba anticuada. Y el otro dĆ­a me topo con esta entrevista a Manuel Ansede en El paĆ­s : “Los cerebros de hombres y mujeres son diferentes, igual que las mamas” No negarĆ©is que el titular es de traca, periodismo ciencicuƱao de nivel, hoygan. Pero la chicha estĆ” en el contenido de la entrevista, que no tiene desperdicio:
“ En los prĆ³ximos aƱos se podrĆ” saber de manera inmediata cuĆ”les de las 200 o 300 mutaciones que todos llevamos encima son potencialmente patolĆ³gicas. Una vez que tienes esa informaciĆ³n, si entiendes bien cĆ³mo se desarrolla el cerebro y sabes cĆ³mo cada una de esas mutaciones va a afectar a tu trayectoria desde muy temprano, podrĆ­amos predecir hacia dĆ³nde se va a dirigir tu cerebro.”
Esa afirmaciĆ³n, mĆ”s viniendo de un neurocientĆ­fico de su talla, que dirige el Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King's College de Londres, con 150 personas a su cargo, es una barbaridad anticientĆ­fica que no se sostiene y que responde a una ideologĆ­a reduccionista y que pone al libro de Lewontin de actualidad.
Y este reduccionismo biologicista no es ni inocente ni inocuo. Por ejemplo, hace que investigadoras justifican mediante explicaciones cientifistas la desigualdad de gĆ©nero evidente en las cadenas de mando del sistema cientĆ­fico. Por ejemplo el que es la testosterona la que lleva a los hombres a tener ventajas gracias a su mayor agresividad, o que es la oxitocina la que hace a la madre ser la responsable de la crianza y los cuidados. De este modo, como antaƱo con la frenologĆ­a, se legitima con la ciencia un sistema desigual e injusto, ¡donde se comparan la formaciĆ³n de las mamas y el intelecto!
BiĆ³logos mĆ”s sensatos recurren a la epigenĆ©tica para conciliar que en el anĆ”lisis mĆ”s optimista la herencia podrĆ­a explicar un 40% de la personalidad. En mi opiniĆ³n, la epigenĆ©tica aquĆ­ se convierte en otro atajo reduccionista ya que la consciencia no puede ser reducida y explicada por sus elementos moleculares, y por tanto no podremos modificar nada que nos de un determinado estado de consciencia a nuestra “imagen y semejanza”. PondrĆ­a la mano en el fuego porque las asociaciones estadĆ­sticas entre una secuencia gĆ©nica y un rasgo de la personalidad es un artefacto. Y he dicho rasgo y no patologĆ­a.
Por tanto las redes neuronales que de alguna manera determinan la consciencia (cultura, inteligencia) no estĆ”n determinadas genĆ©ticamente. Necesitan, sĆ­, determinadas secuencias genĆ©ticas asĆ­ como procesos bioquĆ­micos no determinados genĆ©ticamente (Ć”cido fĆ³lico, priones) que si fallan no se generarĆ” la consciencia “normal” (campana de Gauss), pero lo contrario no es cierto. Por ejemplo, el que la falta de un gen (una mutaciĆ³n) lleve a una determinada anomalĆ­a cerebral no quiere decir que ese gen sea el responsable de esa funciĆ³n.
EscƩpticos a media jornada
PermĆ­tanme una metĆ”fora. En mi pueblo, profundamente religioso, tenemos un aceite de oliva excepcional, adictivo (sic), ya que regamos los olivos con aguas residuales sin depurar (cosas del “socialismo chavista” andaluz). Este agua de riego contiene tres elementos: agua bendita, productos homeopĆ”ticos y fĆ”rmacos antidepresivos. Estos son tres productos que al fin y al cabo provienen de la desigualdad, los dos primeros son fruto de la falta de saber (ignorancia) y el tercero de una pseudociencia, la farmacĆ©utica, como explico en este artĆ­culo . Los 3 elementos, agua bendita, homeopatĆ­a y antidepresivos son criticados y sobre todo vilipendiados de manera muy desigual por el establishment cientĆ­fico o los llamados escĆ©pticos. ¿Estamos de acuerdo en que hay una desigualdad evidente en el peso de la crĆ­tica que se hace a la religiĆ³n clĆ”sica, a la homeopatĆ­a, o a las prĆ”cticas farmacĆ©uticas sin rigor cientĆ­fico?
LlamarĆ© escĆ©pticos acrĆ­ticos a todos aquellos que se dedican a atacar y desmontar las pseudociencias Ćŗnicamente cuando no vienen del sistema cientĆ­fico, mientras que hacen caso omiso de la pseudociencia propia de un sistema, el cientĆ­fico, plagado de prĆ”cticas cientifistas, cuando no directamente pseudocientĆ­ficas, ademĆ”s de corrupciĆ³n y explotaciĆ³n.
SegĆŗn la RAE, el cientifismo es la “doctrina segĆŗn la cual los mĆ©todos cientĆ­ficos deben extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y moral sin excepciĆ³n”. Esa es la definiciĆ³n de la RAE. Pero yo ampliarĆ­a esta definiciĆ³n. Cambia “mĆ©todo cientĆ­fico” por toda teorĆ­a o cachivache que surja de la producciĆ³n del sistema cientĆ­fico. Por “cientĆ­fico” tenemos que entender tambiĆ©n tĆ©cnico, por ejemplo transgĆ©nicos o energĆ­a nuclear. Por “vida intelectual y moral” debemos entender TODOS los Ć”mbitos de nuestra vida, tambiĆ©n la filosĆ³fica y la salud en todas sus vertientes. “Sin excepciĆ³n” quiere decir que al oponerte a eso serĆ”s tildado de magufo.
Para un cientifista la ciencia es la Ćŗnica posibilidad de conocimiento y de desarrollo. Todo aquello que no surja de la misma serĆ” dudoso. Y al contrario, todo lo que venga del “mundillo” podrĆ” ser utilizado para justificar medidas polĆ­ticas, econĆ³micas, sociales o ambientales. Porque como en la ciencia estĆ” la verdad, tambiĆ©n estarĆ” la salvaciĆ³n. La polĆ­tica (Ć©tica, sociologĆ­a), una ciencia “blanda” que no tiene capacidad predictiva, pasa a ser una pseudociencia mĆ”s, en manos de subjetividades, no como las ciencias duras, como si estas fueran omniscientes y objetivas, aunque pocos reconozcan abiertamente que lo sean.
La pseudociencia y el cientifismo tienen algo en comĆŗn: ni utilizan el mĆ©todo cientĆ­fico para sacar sus conclusiones, ni son razonables en sus conclusiones.
AsĆ­, a menudo desde la ciencia se intenta explicar el origen bioquĆ­mico del amor o la consciencia. Defender la memoria del agua, la medicina cuĆ”ntica, la bioquĆ­mica del amor o la inmortalidad (tan cinematogrĆ”fica) son en todos los casos falta de escepticismo, donde todo deberĆ­a poder ser puesto a prueba, pero de nuevo, criticados y atacados de manera desigual.
Mejor lo dejamos aquĆ­ por ahora. En el prĆ³ximo artĆ­culo hablarĆ© del peligro del cientifismo sobre la democracia.

Referencias utilizadas no organizadas particularmente
Libros
  • No estĆ” en los genes de Lewontin.
El autoritarismo cientĆ­fico de Javier Peteiro Cartelle.
Me disculpen los autores si he plagiado .
Alfredo Caro-Maldonado , (@cienciamundana) mientras escribe este texto, es investigador Marie-Curie en el CICbioGUNE de Vizcaya.
RebeliĆ³n ha publicado este artĆ­culo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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