google.com, pub-5827770858464401, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Misteri1963 : imparcialidad de la ciencia I

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5.3.17

imparcialidad de la ciencia I

imparcialidad de la ciencia I



Quiero empezar agradeciendo a Desayunando con fotones por permitirme plantear en esta serie de artĆ­culos ideas que he vivido, estudiado, y reflexionado durante los Ćŗltimos 20 aƱos de estudio e investigación en biologĆ­a. Este texto ha sido revisado por mĆ”s de 10 cientĆ­ficos y he recogido en la medida de lo posible sus recomendaciones. Soy consciente de que muchos de los argumentos son muy polĆ©micos y serĆ”n rechazados por muchos de mis colegas, solo espero que el debate se desarrolle con respeto. Y por supuesto, no permitirĆ© que ningĆŗn charlatĆ”n homeópata utilice mis palabras para legitimar su posición.
EmpezarƩ con unas cuantas palabras para definir el debate que para muchos serƔn obviedades, pero no por ello menos importantes.
El método científico es una de las formas que ha tenido el ser humano de alcanzar la verdad y el conocimiento evitando sesgos y prejuicios. Necesitamos seguir entendiendo los mecanismos y las reglas de la naturaleza, y necesitamos seguir cultivando la Ciencia desde la razón. Razón y crítica que no solo sirven para descubrir los mecanismos de la naturaleza sino para cultivarlas en los seres humanos, haciéndonos mÔs libres y autónomos, fundamental para una democracia saludable.
Pero el método científico, o si se quiere, la ciencia como institución, no es la única manera de crear conocimiento y acercarse a la verdad. La razón, la discusión, la creación de consenso y certezas mediante una metodología racional y una concepción filosófica materialista es también vÔlida y necesaria.
Vivimos una época paradójica en cuanto a la relación ciencia y sociedad. Una parte de la sociedad reniega de los conocimientos adquiridos por el sistema científico mientras que otra tiene a la Ciencia como una institución, como se tuvo a la Iglesia, a la que se le confiere una autoridad excesiva. Ambas prÔcticas conviven incluso en las mismas personas: homeópatas montando en avión y científicos yendo a su sesión de acupuntura los jueves por la noche.
Es obvio que existen dos bandos, aquellos que reniegan del mĆ©todo y los que lo veneran. Pero quiero centrarme en los segundos, cuando el sistema cientĆ­fico, por su carĆ”cter humano, y falible, cae en prĆ”cticas pseudocientĆ­ficas, o anticientĆ­ficas, pero revestidas de autoridad y mĆ©todo. Esto no serĆ­a un problema mĆ”s que acadĆ©mico sino fuese porque, sobre todo en los Ć”mbitos de poder, cuando la ciencia ā€œhablaā€ no se le admite rĆ©plica, y asĆ­ se estĆ” convirtiendo en legitimador de infinidad de cosas: salud, polĆ­tica, economĆ­a, educación, etc. Y a la Iglesia esa autoridad moral se la dieron no solo la ignorancia sino tambiĆ©n la exclusión y la falta de esperanza. La ignorancia es un concepto muy voluble, porque ni el saber es necesariamente verdad, ni el que seƱala al ignorante tiene el saber y la verdad.
Lo que los cientĆ­ficos preguntamos, las hipótesis que formulamos, las conclusiones que sacamos, y las nuevas preguntas estĆ”n históricamente condicionadas. No existe una especie de Idea hegeliana epistemológica que nos hace estar por encima de nuestras condiciones de existencia materiales y culturales. Los cientĆ­ficos tenemos jefes y empleados, egos, vanidades, ideologĆ­a, ansias de poder, hipotecas, …La ciencia tiene que ser lo mĆ”s objetiva posible, pero interpretar que ciencia es sinónimo de objetividad oculta las verdaderas relaciones sociales de los cientĆ­ficos con la sociedad y entre sĆ­. Pone en peligro la necesaria confianza entre los cientĆ­ficos y entre estos y la sociedad.
La ciencia tiene un mĆ©todo que permite depurar la estafa, el problema es que el mĆ©todo estĆ” inutilizado por los mal llamados ā€œsistemas de evaluaciónā€, que en realidad utilizan un mĆ©todo de recursos humanos, el del torneo. Solo los investigadores que lleguen primero y mĆ”s a menudo serĆ”n premiados. A todos los investigadores que pregunto y leo hacen la misma crĆ­tica: el sistema de evaluación basado en publicar mucho y rĆ”pido es una locura. Son muchas las causas y las consecuencias, intentarĆ© humildemente desarrollarlas. 
Reduccionismo
Aquí por obligaciones del guión tengo que dejar clara una cosa. El reduccionismo en la investigación es necesario desde el punto de vista técnico y también divulgativo. Es difícil afrontar problemas complejos de una manera holística, tenemos que simplificar, reducir las variables para poder modificar el sistema. El problema es el reduccionismo ideológico (filosófico si se quiere). Y el mÔs conocido por mí es el reduccionismo genético, que ha justificado la eugenesia o el nazismo, y que sigue dominando la academia, aunque por ahora de manera políticamente correcta. ¿O es que el control del Opus Dei de los departamentos de ciencias de las universidades españolas es inocuo y pura casualidad?
La ciencia revela la verdadera belleza del mundo.
Esta entrevista a Carlos López OtĆ­n en El paĆ­s semanal del pasado 18 de diciembre, de la que extraigo fragmentos, me sirve como apoyo para mi crĆ­tica al reduccionismo cientĆ­fico imperante.
 
Esta retórica divulgativa, una simplificación del concepto para que se entienda, esconde una forma de pensar y es que el lenguaje no es inocente. Cuando se explica el funcionamiento de algo tan complejo con esa metĆ”fora reduccionista y tĆ©cnica se estĆ” imponiendo un relato al lector. Por quĆ© hay órdenes, por quĆ© una mĆ”quina, por quĆ© ā€œalgoā€ organiza, y sobre todo por quĆ© tiene que acabar en el genoma. Eso es un prejuicio, moral e ideológico, por tanto no es inocente. La teorĆ­a de que en el genoma estĆ” escrito el destino del organismo que lo sustenta es una bonita metĆ”fora con tintes bĆ­blicos.
La realidad es que los elementos que hacen realidad la vida son muchĆ­simo mĆ”s que una secuencia de cuatro letras. Utilizar cuadro de mandos como metĆ”fora lleva a cometer errores de gran calado teórico y prĆ”ctico. La vida se sustenta en la interacción de multitud de elementos, muchos de los cuales no estĆ”n escritos en el genoma, fundamentales y en muchos casos tambiĆ©n ā€œdirectoresā€. Los recientes descubrimientos sobre la regulación y las funciones del ARN de transferencia son maravillosos en ese sentido, o la complejidad no genĆ©tica de la seƱalización a travĆ©s de Pi3K. ĀæPor quĆ©, con la misma lógica reduccionista, no son las proteĆ­nas las que utilizan ADN y ARN como mensajeros? Porque en el ADN estĆ” la idea de Dios implĆ­cita, la de una entidad material con atributos divinos.
Lo mismo pasa con las teorĆ­as evolutivas en boga, proyectan una ideologĆ­a, polĆ­tica al fin, sobre la evolución, la ecologĆ­a o la etologĆ­a como bien explica Comando Glucosa , que no es otra que la del individualismo y la competencia. De nuevo una proyección ideológica sobre una teorĆ­a natural.
Uno de los ā€œrevisoresā€ de este artĆ­culo me decĆ­a que si la crĆ­tica al reduccionismo biológico de Lewontin no estaba anticuada. Y el otro dĆ­a me topo con esta entrevista a Manuel Ansede en El paĆ­s : ā€œLos cerebros de hombres y mujeres son diferentes, igual que las mamasā€ No negarĆ©is que el titular es de traca, periodismo ciencicuƱao de nivel, hoygan. Pero la chicha estĆ” en el contenido de la entrevista, que no tiene desperdicio:
ā€œ En los próximos aƱos se podrĆ” saber de manera inmediata cuĆ”les de las 200 o 300 mutaciones que todos llevamos encima son potencialmente patológicas. Una vez que tienes esa información, si entiendes bien cómo se desarrolla el cerebro y sabes cómo cada una de esas mutaciones va a afectar a tu trayectoria desde muy temprano, podrĆ­amos predecir hacia dónde se va a dirigir tu cerebro.ā€
Esa afirmación, mÔs viniendo de un neurocientífico de su talla, que dirige el Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King's College de Londres, con 150 personas a su cargo, es una barbaridad anticientífica que no se sostiene y que responde a una ideología reduccionista y que pone al libro de Lewontin de actualidad.
Y este reduccionismo biologicista no es ni inocente ni inocuo. Por ejemplo, hace que investigadoras justifican mediante explicaciones cientifistas la desigualdad de gĆ©nero evidente en las cadenas de mando del sistema cientĆ­fico. Por ejemplo el que es la testosterona la que lleva a los hombres a tener ventajas gracias a su mayor agresividad, o que es la oxitocina la que hace a la madre ser la responsable de la crianza y los cuidados. De este modo, como antaƱo con la frenologĆ­a, se legitima con la ciencia un sistema desigual e injusto, Ā”donde se comparan la formación de las mamas y el intelecto!
Biólogos mĆ”s sensatos recurren a la epigenĆ©tica para conciliar que en el anĆ”lisis mĆ”s optimista la herencia podrĆ­a explicar un 40% de la personalidad. En mi opinión, la epigenĆ©tica aquĆ­ se convierte en otro atajo reduccionista ya que la consciencia no puede ser reducida y explicada por sus elementos moleculares, y por tanto no podremos modificar nada que nos de un determinado estado de consciencia a nuestra ā€œimagen y semejanzaā€. PondrĆ­a la mano en el fuego porque las asociaciones estadĆ­sticas entre una secuencia gĆ©nica y un rasgo de la personalidad es un artefacto. Y he dicho rasgo y no patologĆ­a.
Por tanto las redes neuronales que de alguna manera determinan la consciencia (cultura, inteligencia) no estĆ”n determinadas genĆ©ticamente. Necesitan, sĆ­, determinadas secuencias genĆ©ticas asĆ­ como procesos bioquĆ­micos no determinados genĆ©ticamente (Ć”cido fólico, priones) que si fallan no se generarĆ” la consciencia ā€œnormalā€ (campana de Gauss), pero lo contrario no es cierto. Por ejemplo, el que la falta de un gen (una mutación) lleve a una determinada anomalĆ­a cerebral no quiere decir que ese gen sea el responsable de esa función.
EscƩpticos a media jornada
PermĆ­tanme una metĆ”fora. En mi pueblo, profundamente religioso, tenemos un aceite de oliva excepcional, adictivo (sic), ya que regamos los olivos con aguas residuales sin depurar (cosas del ā€œsocialismo chavistaā€ andaluz). Este agua de riego contiene tres elementos: agua bendita, productos homeopĆ”ticos y fĆ”rmacos antidepresivos. Estos son tres productos que al fin y al cabo provienen de la desigualdad, los dos primeros son fruto de la falta de saber (ignorancia) y el tercero de una pseudociencia, la farmacĆ©utica, como explico en este artĆ­culo . Los 3 elementos, agua bendita, homeopatĆ­a y antidepresivos son criticados y sobre todo vilipendiados de manera muy desigual por el establishment cientĆ­fico o los llamados escĆ©pticos. ĀæEstamos de acuerdo en que hay una desigualdad evidente en el peso de la crĆ­tica que se hace a la religión clĆ”sica, a la homeopatĆ­a, o a las prĆ”cticas farmacĆ©uticas sin rigor cientĆ­fico?
LlamarĆ© escĆ©pticos acrĆ­ticos a todos aquellos que se dedican a atacar y desmontar las pseudociencias Ćŗnicamente cuando no vienen del sistema cientĆ­fico, mientras que hacen caso omiso de la pseudociencia propia de un sistema, el cientĆ­fico, plagado de prĆ”cticas cientifistas, cuando no directamente pseudocientĆ­ficas, ademĆ”s de corrupción y explotación.
SegĆŗn la RAE, el cientifismo es la ā€œdoctrina segĆŗn la cual los mĆ©todos cientĆ­ficos deben extenderse a todos los dominios de la vida intelectual y moral sin excepciónā€. Esa es la definición de la RAE. Pero yo ampliarĆ­a esta definición. Cambia ā€œmĆ©todo cientĆ­ficoā€ por toda teorĆ­a o cachivache que surja de la producción del sistema cientĆ­fico. Por ā€œcientĆ­ficoā€ tenemos que entender tambiĆ©n tĆ©cnico, por ejemplo transgĆ©nicos o energĆ­a nuclear. Por ā€œvida intelectual y moralā€ debemos entender TODOS los Ć”mbitos de nuestra vida, tambiĆ©n la filosófica y la salud en todas sus vertientes. ā€œSin excepciónā€ quiere decir que al oponerte a eso serĆ”s tildado de magufo.
Para un cientifista la ciencia es la Ćŗnica posibilidad de conocimiento y de desarrollo. Todo aquello que no surja de la misma serĆ” dudoso. Y al contrario, todo lo que venga del ā€œmundilloā€ podrĆ” ser utilizado para justificar medidas polĆ­ticas, económicas, sociales o ambientales. Porque como en la ciencia estĆ” la verdad, tambiĆ©n estarĆ” la salvación. La polĆ­tica (Ć©tica, sociologĆ­a), una ciencia ā€œblandaā€ que no tiene capacidad predictiva, pasa a ser una pseudociencia mĆ”s, en manos de subjetividades, no como las ciencias duras, como si estas fueran omniscientes y objetivas, aunque pocos reconozcan abiertamente que lo sean.
La pseudociencia y el cientifismo tienen algo en común: ni utilizan el método científico para sacar sus conclusiones, ni son razonables en sus conclusiones.
AsĆ­, a menudo desde la ciencia se intenta explicar el origen bioquĆ­mico del amor o la consciencia. Defender la memoria del agua, la medicina cuĆ”ntica, la bioquĆ­mica del amor o la inmortalidad (tan cinematogrĆ”fica) son en todos los casos falta de escepticismo, donde todo deberĆ­a poder ser puesto a prueba, pero de nuevo, criticados y atacados de manera desigual.
Mejor lo dejamos aquí por ahora. En el próximo artículo hablaré del peligro del cientifismo sobre la democracia.

Referencias utilizadas no organizadas particularmente
Libros
  • No estĆ” en los genes de Lewontin.
El autoritarismo cientĆ­fico de Javier Peteiro Cartelle.
Me disculpen los autores si he plagiado .
Alfredo Caro-Maldonado , (@cienciamundana) mientras escribe este texto, es investigador Marie-Curie en el CICbioGUNE de Vizcaya.
Rebelión ha publicado este artĆ­culo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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