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22 de diciembre de 2017

EE.UU.: Hallan rastros de 817 violadores en serie al analizar el ADN de miles de casos sin resolver



Un archivo policial de la primera unidad que investiga crímenes sexuales antiguos, condado de Fairfax, Virginia, EE.UU.
Las evidencias no siempre se someten a pruebas de ADN, por lo general, debido a la desconfianza hacia la víctima, la falta de personal o de dinero, admiten en el Departamento de Policía.
En 2009, el Departamento de Policía de Detroit (EE.UU.) encontró en su archivo más de 11.000 casos de violación que no habían sido resueltos y cuyas evidencias no fueron sometidas a pruebas de ADN. Los más antiguos de ellos se remontaban al año 1984.
En 2010, Mariska Hargitay, fundadora del fondo Joyful Heart –que ayuda a víctimas de la violencia y presta apoyo a la fiscal del condado Wayne, Kim Worthy–, lanzó una campaña "para la revisión de los casos no resueltos", como parte de la cual recabó ayuda para llevar a cabo las pruebas de ADN.

De 200.000 a 400.000 casos sin resolver

El domingo pasado, la fiscal Worthy declaró, en una entrevista a Detroit Free Press, que las pruebas de ADN –recién terminadas tras una labor de más de siete años– llevaron a reanudar la investigación de 1.947 casos, al tiempo que 127 personas ya han sido condenadas.
Además, gracias a las pruebas realizadas, tan sólo en Detroit se pudo conocer de la existencia de 817 violadores en serie (personas aún no identificadas, pero cuyo ADN se encontró en el cuerpo de más de una víctima).
"De los violadores en serie que encontramos, unos 50 cometieron entre 10 y 15 violaciones", afirmó Worthy.
Según diversas fuentes, en los archivos de los departamentos de Policía de todo EE.UU. yacen los expedientes de entre 200.000 y 400.000 casos de violación no resueltos, en los que la evidencia no ha sido sometida a pruebas de ADN.

¿Falta de dinero o prejuicios? 

De acuerdo con la red nacional estadounidense RAINN, dedicada a la prevención de la violencia sexual, en EE.UU. se produce una agresión de esa índole cada 98 segundos, pero sólo en uno de cada tres casos la víctima lo denuncia en la Policía. De hacerlo, la presunta víctima será sometida a un examen corporal minucioso en busca de evidencias, que son básicamente rastros de ADN del agresor. El proceso toma de cuatro a seis horas.
La policía puede enviar esa evidencia al laboratorio criminológico para la prueba de ADN, que ayuda a encontrar al desconocido agresor, o a confirmar o negar la culpabilidad, si existe un sospechoso. Sin embargo, los rastros de ADN recolectados del cuerpo de la víctima no siempre se remiten para análisis genético. Por lo general, esto se debe a la desconfianza hacia la víctima, la falta de conocimiento acerca de los beneficios de tales pruebas, la carencia de personal o dinero (el costo de estos examenes puede ser de 1.000 a 1.500 dólares).
De acuerdo con Worthy, el 86 % de las víctimas de violación cuyos casos no fueron sometidos a pruebas de ADN eran de raza negra, y esto habla de los prejuicios raciales de la Policía de Detroit. "La Policía también cerró casos porque las víctimas se dedicaban a la prostitución, eran drogadictas o tenían trastornos mentales. No les creyeron, no les importó. Es por eso que tantos casos de violación quedan sin resolver", aseveró

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