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22 de marzo de 2018

Otro cuento como las armas de destrucción masiva iraquíes: El envenenamiento ruso




Recientemente, en 2016, el Dr. Robin Black, Jefe del Laboratorio de Detección de la única instalación de armas químicas existente en el Reino Unido, situada en Porton Down, y excolega del Dr. David Kelly, publicó en una prestigiosa revista científica que los indicios de la existencia de “Novichoks” eran escasos y la composición de éstos desconocida.
“En los últimos años, se ha especulado abiertamente sobre una cuarta generación de agentes nerviosos, “Novichoks” (Recién llegados), desarrollados en Rusia a partir de la década de 1970 como parte del programa “Foliant”, con objeto de encontrar agentes que pudieran comprometer las contramedidas defensivas. La información sobre estos compuestos disponible públicamente es escasa, y en su mayoría procede de un químico militar disidente ruso, Vil Mirzayanov. 
No se ha publicado ninguna confirmación independiente de las estructuras o las propiedades de dichos compuestos.” (Robin Black, Development, Historical Use and Properties of Chemical Warfare Agents, Royal Society of Chemistry, 2016). 
Sin embargo, ahora, el Gobierno británico afirma ser capaz de identificar instantáneamente una sustancia de la cual su propio único centro de investigación de armas biológicas nunca antes ha tenido noticia y ni siquiera tiene seguridad de su existencia.
Peor aún, el Gobierno afirma ser capaz no solo de identificarla, sino de identificar su origen. 
Si tenemos en cuenta la publicación del Dr. Black, es evidente que esta afirmación no puede ser cierta.
Los expertos internacionales en armas químicas del mundo comparten la opinión del Dr. Black. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés) es un organismo de la ONU con sede en La Haya. 
En 2013, afirmaba lo siguiente en un informe de su Consejo Asesor Científico (SAB, por sus siglas en inglés), del que formaban parte representantes del gobierno de EEUU, Francia, Alemania y Rusia, así como el Dr. Robin Black como representante del Reino Unido:
[El SAB] hace hincapié en que la definición de sustancias químicas tóxicas que figura en la Convención debería abarcar todos los posibles productos químicos que pudieran utilizarse como armas químicas. 
En lo que respecta a los nuevos productos químicos tóxicos que no figuran en el Anexo sobre productos químicos pero que, sin embargo, pueden suponer un riesgo para la Convención, el SAB hace referencia a “Novichoks”. 
Este nombre, “Novichok”, figura en una publicación de un científico de la era soviética que informó haber investigado una nueva clase de agentes nerviosos adecuados para un uso como armas químicas binarias. 
El SAB declara que no tiene información suficiente para comentar sobre la existencia o las propiedades de los “Novichoks”. (OPCW: Informe del Consejo Asesor Científico (SAP) sobre avances científicos y tecnológicos para la Tercera Conferencia de Examen, de 27 de marzo de 2013)
De hecho, la OPCW era tan escéptica con respecto a la viabilidad de los “Novichoks” que decidió, con el acuerdo de los EEUU y el Reino Unido, no agregarlos, ni tampoco sus supuestos precursores, a su lista prohibida. 
En resumen, la comunidad científica acepta en general que Mirzayanov estaba trabajando en “Novichoks”, pero duda de que lograra algún éxito.
Dado que la OPCW ha aceptado que la prueba de la existencia de “Novichoks” es dudosa, si el Reino Unido tiene una muestra de uno de dichos compuestos es extremadamente importante que la presente a la OPCW. 
De hecho, el Reino Unido tiene una obligación contractual vinculante de presentar esa muestra a dicha Organización. 
Rusia ha presentado una demanda oficial a la OPCW –de la que no han informado los medios de información corporativos– para que el gobierno británico presente una muestra del material de Salisbury para su análisis internacional.
Sin embargo, Gran Bretaña se niega a presentar dicha muestra a la OPCW. ¿Por qué?
Una segunda parte de la acusación de la Primera Ministra May es que los “Novichoks” solo podrían fabricarse en determinadas instalaciones militares. Pero se trata también de una afirmación falsa, como puede demostrarse. 
Si es que en realidad existen, los “Novichoks” fueron supuestamente diseñados para poder fabricarlos en las instalaciones de cualquier fábrica de productos químicos para uso comercial, lo cual era un aspecto importante del asunto. 
La única evidencia real de la existencia de “Novichoks” era el testimonio del ex científico soviético Mizayanov. Y he aquí lo que Mirzayanov realmente escribió:
“Debe tenerse en cuenta que los componentes químicos o los precursores del A-232, o su versión binaria “Novichok-5”, son organofosforados ordinarios que se pueden fabricar en empresas químicas comerciales que fabriquen productos como fertilizantes y pesticidas.”
Vil S. Mirzayanov, “Dismantling the Soviet/Russian Chemical Weapons Complex: An Insider’s View,” in Amy E. Smithson, Dr. Vil S. Mirzayanov, Gen Roland Lajoie, and Michael Krepon, Chemical Weapons Disarmament in Russia: Problems and Prospects, Stimson Report No. 17, Octubre 1995, p. 21.
Constituye pues una imposibilidad científica que Porton Down pueda haber probado los “Novichoks” rusos si nunca han tenido en sus manos una muestra rusa para compararlos. 
Sus científicos pueden analizar una muestra conforme a una fórmula de Mirzayanov, en una publicación de acceso general hace veinte años, lo cual no prueba su origen ruso. 
Si Porton Down puede sintetizarlos, también pueden hacer muchos otros, no solo los rusos.
Y por último, Mirzayanov es un nombre uzbeko y el programa “Novichok”, suponiendo que existiera, se creó en la Unión Soviética, pero muy lejos de la Rusia moderna, en Nukus, en el actual Uzbekistán. Visité personalmente las instalaciones de armas químicas de Nukus. 
Estas fueron desmanteladas y puestas en lugar seguro, todas las existencias fueron destruidas y el equipo retirado por el gobierno estadounidense, como recuerdo haber finalizado durante mi estancia como Embajador en ese país. 
De hecho, nunca ha habido pruebas de la existencia de “Novichoks” en Rusia misma.
En resumen:
1) Porton Down ha reconocido en publicaciones que nunca ha tenido en sus manos “Novichoks” rusos. El gobierno británico no tiene en absoluto información de “huellas” que puedan atribuir esta substancia a Rusia.
2) Hasta ahora, ni Porton Down ni los expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW) están convencidos de la existencia misma de los “Novichoks”.
3) El Reino Unido se niega a proporcionar muestras a la OPCW.
4) Los “Novichoks” fueron diseñados específicamente para poder fabricarlos a partir de componentes de uso corriente en cualquier instalación científica. 
Los estadounidenses desmantelaron y estudiaron las instalaciones que supuestamente los desarrollaron. 
Es completamente falso que solo los rusos podrían fabricarlos, si es que alguien puede hacerlo.
5) El programa “Novichok” estaba en Uzbekistán no en Rusia. 
Su legado fue heredado por los estadounidenses durante su alianza con el presidente uzbeko, Islom Karimov, no por los rusos.
Con mi agradecimiento a las fuentes de información que no puedo citar en este momento.
Craig Murray es diplomático británico, embajador de su país en Uzbekistán hasta 2004. 

craigmurray.org.uk. Traducido del inglés para Rebelión por S. Seguí. Extractado por La Haine

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