Aunque la censura nos parezca algo trasnochado de siglos pasados hay países, alguno de ellos que se supone que lideran a la humanidad, que siguen aplicándola muchas veces en los temas más absurdos que podamos imaginar.
Ahí van unos ejemplos.
‘Caperucita Roja’, de Charles Perrault
El famoso cuento popular de la niña con la caperuza roja, la abuela y el lobo fue recogido por primera vez por Perrault en uno de sus volúmenes de cuentos.
¿Qué hay de ofensivo o peligroso en el relato?
La pregunta es comprensible y, la respuesta, algo disparatada. Esta inocente historia fue prohibida en dos distritos californianos porque una de las cosas que la pizpireta Caperucita lleva en la cesta –¡para su abuelita!– es vino.
"Alicia en el País de las Maravillas", de Lewis Carroll
Por alguna razón misteriosa, parece ser que los libros y la magia o los fenómenos no reales son una fuente de inquietud para algunos gobiernos del mundo. En 1931 el gobernador de la provincia de Hunan, en China, prohibió las aventuras de la rubia Alicia porque “los animales no deben usar el lenguaje humano, ya que es desastroso poner a los animales y a los seres humanos al mismo nivel”.
"Harry Potter y la piedra filosofal", de J. K. Rowling
Tal vez la universalmente famosa historia del niño mago pueda resultar inofensiva a los ojos de muchos lectores y, dada su difusión a lo largo del globo, es difícil pensar que haya sido censurada. No obstante, los primeros cuatro libros de la colección son los más prohibidos en EEUU actualmente, ya que han sido calificados como la “obra maestra del engaño satánico”. Muchas escuelas y bibliotecas se han mantenido firmes ante las peticiones de retirada de los ejemplares por parte de los padres, pero otras muchas han eliminado todo resto del famoso mago de sus estanterías.
Aunque quizá lo más sorprendente es que el libro iniciático de la saga está terminantemente prohibido en los Emiratos Árabes Unidos ya que, según las instituciones del país, incentiva la brujería.
"James y el melocotón gigante", de Roald Dahl
El autor inglés ha enfurecido en numerosas ocasiones a los padres norteamericanos, que consideraban sus libros demasiado irreverentes: en ellos aparecen niños desobedientes, incluyen palabras obscenas (¿hay algo que diga más un niño que “caca culo pedo pis”?) y los padres aparecen caracterizados como villanos en numerosas ocasiones (recuerden, por ejemplo, a los incomprensivos progenitores de Matilda). Muchos de los libros de Dahl han sido retirados de colegios y librerías estadounidenses. James y el melocotón gigante fue prohibido en Wisconsin porque su compañera de piso, la araña, se lame los labios, lo que “puede ser interpretado de dos maneras distintas, entre ellas la sexual”.
¿Dónde está Wally?, de Martin Harford
Aunque este libro no sea estrictamente literario, su mención merece la pena por lo sorprendente de su censura. Aunque resulta verdaderamente difícil de creer, la serie de libros del chaval con gorro rojo y camiseta de rayas fue retirada de algunas bibliotecas en Michigan y Nueva York por “contener elementos sucios en algunas páginas”. La explicación es inaudita: en una de las láminas aparecía una imagen de una chica que hacía topless en la playa (una imagen microscópica y dibujada). No obstante, fue suficiente para impedir la distribución normal de la serie.
"Manolito gafotas", de Elvira Lindo
No todos los niños conflictivos iban a ser internacionales, faltaría más. El producto nacional (bruto) también se encuentra entre la lista de libros considerados irreverentes. Aunque, en este caso, no fue la totalidad de la obra la que fue censurada. El simpático Manolito habla ya muchos idiomas pero, en su traducción al inglés, 14 años después de la publicación en España, fue necesario hacer algunos retoques. Manolito Four-Eyes, que así se llama en inglés, es un libro suavizado, ya que la corrección política en EEUU es, como estamos viendo, muy rígida. Las collejas perpetradas por la madre o que en un momento del libro se le dé de comer chocolate a un perro (lo que fue considerado maltrato animal) han sido los principales motivos de disgusto de las editoriales estadounidenses, tal y como ha contado la autora en muchas ocasiones.
"Hamlet", de William Shakespeare
Abandonamos el terreno infantil para llegar a la obra genial del bardo inglés, que fue prohibida en Etiopía en los años 70, aunque nunca se han aducido los motivos específicos de esta censura. Se ha relacionado con la redada que se llevó a cabo tras el golpe militar de 1974, en la que se prohibió todo lo que no apoyase al nuevo gobierno: prensa, libros y canciones se censuraron sin piedad. La puesta en escena de la obra de Shakespeare fue vetada en 1978, (¿quizá por la alusión a un gobierno ilegítimo?), y su director, el entonces ministro de Cultura Tsegaye Gabre Medhin, perdió su trabajo.
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