¿Qué intereses secretos se esconden tras los grupos de poder que han contribuido a la irrupción de la izquierda radical en la vida de nuestra Patria?
Laureano Benítez Grande-Caballero. Estamos viviendo actualmente en España un auténtico «golpe de Estado» en la sombra, pues partiendo de un partido conservador con mayoría absoluta tanto en el Congreso como en muchas autonomías, hemos desembocado en una marea de izquierdismo que anega nuestra vida política desde la ideología del radicalismo antisistema. Si a esto le añadimos la amenaza secesionista, podríamos hablar incluso de un «golpe de Nación».
¿Por qué nos está pasando esto? ¿De dónde ha surgido este «tsunami» de progrerío rojo que ha caído sobre nosotros como una plaga apocalíptica, como una «invasión de los bárbaros»? Si concretamos esta irrupción en los radicales de Podemos, no es difícil descubrir de qué madrigueras han salido en tromba estos antisistema, ya que desde su aparición han sido descaradamente favorecidos por poderosos grupos mediáticos que les han servido de padrinos para embaucar al pueblo español con sus soflamas populistas. ¿Por qué esta parcialidad? Examinando la «casta» que dirige el circo mediático en nuestro país podemos llegar a algunas conclusiones clarificadoras.
Detrás de Mediaset está Silvio Berlusconi, miembro de la logia masónica «Propaganda Due», centro de una red con conexiones muy diversificadas. Jaume Roures, presidente de Mediapro, que controla la Sexta, militó de joven en la Liga Comunista Revolucionaria, de ideología trotskista, y comenzó su carrera en la televisión pública catalana TV3. Por supuesto, es favorable al independentismo. El canal se lo adjudicó a dedo su buen amigo Zapatero. Es fundador del diario izquierdista «Público», que ahora, tras un cierre y una nueva adjudicación, lleva el sospechoso nombre de «La Marea». El grupo formado por Atresmedia y el Grupo Planeta es supuestamente conservador, pero controla parte de la Sexta. El único grupo mediático que se puede considerar algo de derechas es Unidad editorial», que publica «El Mundo». En cuanto al grupo Prisa, su director, Juan Luis Cebrián, es masón, y miembro permanente del Club Bilderberg, participando también del accionariado de Mediaset. La cúpula directiva de TVE está dominada por sindicalistas y amiguetes de Zapatero, entre ellos Roures, cuya productora se convirtió en uno de sus principales contratistas.
Este aquelarre mediático de masones, marxistas, Club Bildelberg, trostkistas e independentistas es el que controla los medios de comunicación en España, por lo cual no es extraño que sirva de correa de transmisión del populismo podemita, a la vez que critica ferozmente, hasta llegar a la burla, al PP, minimizando sus logros económicos y adjudicándole en exclusiva la lacra de la corrupción. Solo así se explica que un partido que cogió a nuestro país al borde del rescate y lo ha llevado a la senda del mayor crecimiento entre los países desarrollados tenga el rechazo del 68% de la población. Cabría preguntarse entonces si esta «casta mediática» actúa por su cuenta, o si obedece a consignas de una «casta suprema», que la utiliza para oscuros fines conspiratorios.
Alberto León-Cebrián, autor del libro «Las revoluciones masónicas», ha estudiado los orígenes de Podemos, y mantiene la hipótesis de que durante el zapaterismo España se convirtió en el conejillo de Indias de los experimentos sociológicos del Nuevo Orden Mundial, que injertó en nuestro país antes y más radicalmente que en otros países unas realidades sociológicas y políticas cuyo fin último era la transformación «progresista» de nuestra nación: laicismo totalitario, aborto, matrimonio homosexual, Ley de Memoria Histórica, Alianza de Civilizaciones, secesionismo… incluso el movimiento del 15M. La finalidad de esta conspiración era experimentar en nuestra Patria si ese conjunto de «progresismo» innovador debilitaba lo suficiente los valores tradicionales de un país ―religión, familia, educación, identidad nacional, valores, etc.― como para hacer que aceptara más fácilmente un gobierno tiránico mundial, objetivo del Club Bilderberg. Este Club Bilderberg tiene como objetivo la construcción del «Nuevo Orden Mundial», en el cual el poder sería detentado por una minoría plutocrática que regiría a su antojo los destinos de la humanidad. Auténtico gobierno mundial en la sombra, está compuesto por un selecto grupo de miembros que tienen en común su pertenencia a los círculos oligárquicos de la política y del mundo financiero y empresarial de los grandes bancos y multinacionales.
Se reúne una vez al año, y nunca trascienden las conclusiones de sus debates, en los cuales se diseñan crisis económicas, se planean guerras, se derriban gobiernos, y se crean corrientes de opinión pública a través de su abusivo control de los medios de comunicación. La sorprendente crisis que vive España ―un país importante en el concierto mundial― no puede ser ajena a este «Gran Hermano» plutocrático que todo lo controla. Según León-Cebrián, esta oligarquía ―la verdadera «casta invisible», que está detrás de la «casta visible», a la que maneja como a una marioneta―, dirige también todos los movimientos antisistema que pertenecen a la órbita marxista, y habría creado Podemos en España con el fin de adelantarse a la aparición en nuestro país de movimientos populistas que pudieran escapar a su control, como sucede con el «Movimiento 5 estrellas» italiano de Beppe Grillo, y el UKIP de Nigel Farage. ¿Objetivo final?: llevar a España a la ruina, como hicieron con Grecia. Como él mismo dice, «España está en la diana».
¿Por qué esta conspiración actual contra nuestra Patria? En mi opinión, porque no es sino la segunda parte de la primera conspiración de la que fuimos víctimas, que tuvo lugar durante la Segunda República y, especialmente, con el frentepopulismo bolchevique de 1936, cuyo objetivo era debilitar a nuestra nación, blanco predilecto de estas conspiraciones porque siempre hemos sido el brazo defensor del catolicismo y de los valores tradicionales, por lo cual era preciso asediarla con una conspiración que la debilitara, ya que el Gobierno mundial busca en primer lugar la destrucción de las identidades nacionales. No es casualidad que, de entre todos los países europeos, solamente nosotros hemos tenido un ataque de tal magnitud, hasta el punto de que nos llevó a una Guerra Civil y a la amenaza frentepopulista de la actualidad, que no se da en ninguna otra nación, amenaza que viene intensificada por los movimientos secesionistas, que también se dan exclusivamente en España.
¿Qué oponer ante esta conspiración de izquierdistas radicales e independentistas? Si toda esta invasión de los bárbaros se inició un día 15 de mayo, el pueblo español debe recuperar el espíritu de otro día de mayo, el día 2 de 1808, cuando nos levantamos en armas contra la conspiración napoleónica, para expulsar de nuestra vida nacional a estos nuevos invasores diseñados por malignas conjuras internacionales. En tribunas mediáticas, foros, hemiciclos, plazas y calles… en las urnas, en todas partes, hemos de desenmascarar la perversidad antiespañola de esta conspiración, recordando aquellas inolvidables palabras que Gaspar Melchor de Jovellanos escribió en una carta de 1808: «Quien deja de ser amigo de mi Patria deja de serlo mío. España no lidia por los Borbones, ni por Fernando. Lidia por sus propios derechos. Derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores, e independientes de toda familia o dinastía. España lidia por su religión, por su constitución, por sus leyes, sus costumbres, sus usos... En una palabra: España lidia por su Libertad».
Laureano Benítez Grande-Caballero. Estamos viviendo actualmente en España un auténtico «golpe de Estado» en la sombra, pues partiendo de un partido conservador con mayoría absoluta tanto en el Congreso como en muchas autonomías, hemos desembocado en una marea de izquierdismo que anega nuestra vida política desde la ideología del radicalismo antisistema. Si a esto le añadimos la amenaza secesionista, podríamos hablar incluso de un «golpe de Nación».
¿Por qué nos está pasando esto? ¿De dónde ha surgido este «tsunami» de progrerío rojo que ha caído sobre nosotros como una plaga apocalíptica, como una «invasión de los bárbaros»? Si concretamos esta irrupción en los radicales de Podemos, no es difícil descubrir de qué madrigueras han salido en tromba estos antisistema, ya que desde su aparición han sido descaradamente favorecidos por poderosos grupos mediáticos que les han servido de padrinos para embaucar al pueblo español con sus soflamas populistas. ¿Por qué esta parcialidad? Examinando la «casta» que dirige el circo mediático en nuestro país podemos llegar a algunas conclusiones clarificadoras.
Detrás de Mediaset está Silvio Berlusconi, miembro de la logia masónica «Propaganda Due», centro de una red con conexiones muy diversificadas. Jaume Roures, presidente de Mediapro, que controla la Sexta, militó de joven en la Liga Comunista Revolucionaria, de ideología trotskista, y comenzó su carrera en la televisión pública catalana TV3. Por supuesto, es favorable al independentismo. El canal se lo adjudicó a dedo su buen amigo Zapatero. Es fundador del diario izquierdista «Público», que ahora, tras un cierre y una nueva adjudicación, lleva el sospechoso nombre de «La Marea». El grupo formado por Atresmedia y el Grupo Planeta es supuestamente conservador, pero controla parte de la Sexta. El único grupo mediático que se puede considerar algo de derechas es Unidad editorial», que publica «El Mundo». En cuanto al grupo Prisa, su director, Juan Luis Cebrián, es masón, y miembro permanente del Club Bilderberg, participando también del accionariado de Mediaset. La cúpula directiva de TVE está dominada por sindicalistas y amiguetes de Zapatero, entre ellos Roures, cuya productora se convirtió en uno de sus principales contratistas.
Este aquelarre mediático de masones, marxistas, Club Bildelberg, trostkistas e independentistas es el que controla los medios de comunicación en España, por lo cual no es extraño que sirva de correa de transmisión del populismo podemita, a la vez que critica ferozmente, hasta llegar a la burla, al PP, minimizando sus logros económicos y adjudicándole en exclusiva la lacra de la corrupción. Solo así se explica que un partido que cogió a nuestro país al borde del rescate y lo ha llevado a la senda del mayor crecimiento entre los países desarrollados tenga el rechazo del 68% de la población. Cabría preguntarse entonces si esta «casta mediática» actúa por su cuenta, o si obedece a consignas de una «casta suprema», que la utiliza para oscuros fines conspiratorios.
Alberto León-Cebrián, autor del libro «Las revoluciones masónicas», ha estudiado los orígenes de Podemos, y mantiene la hipótesis de que durante el zapaterismo España se convirtió en el conejillo de Indias de los experimentos sociológicos del Nuevo Orden Mundial, que injertó en nuestro país antes y más radicalmente que en otros países unas realidades sociológicas y políticas cuyo fin último era la transformación «progresista» de nuestra nación: laicismo totalitario, aborto, matrimonio homosexual, Ley de Memoria Histórica, Alianza de Civilizaciones, secesionismo… incluso el movimiento del 15M. La finalidad de esta conspiración era experimentar en nuestra Patria si ese conjunto de «progresismo» innovador debilitaba lo suficiente los valores tradicionales de un país ―religión, familia, educación, identidad nacional, valores, etc.― como para hacer que aceptara más fácilmente un gobierno tiránico mundial, objetivo del Club Bilderberg. Este Club Bilderberg tiene como objetivo la construcción del «Nuevo Orden Mundial», en el cual el poder sería detentado por una minoría plutocrática que regiría a su antojo los destinos de la humanidad. Auténtico gobierno mundial en la sombra, está compuesto por un selecto grupo de miembros que tienen en común su pertenencia a los círculos oligárquicos de la política y del mundo financiero y empresarial de los grandes bancos y multinacionales.
Se reúne una vez al año, y nunca trascienden las conclusiones de sus debates, en los cuales se diseñan crisis económicas, se planean guerras, se derriban gobiernos, y se crean corrientes de opinión pública a través de su abusivo control de los medios de comunicación. La sorprendente crisis que vive España ―un país importante en el concierto mundial― no puede ser ajena a este «Gran Hermano» plutocrático que todo lo controla. Según León-Cebrián, esta oligarquía ―la verdadera «casta invisible», que está detrás de la «casta visible», a la que maneja como a una marioneta―, dirige también todos los movimientos antisistema que pertenecen a la órbita marxista, y habría creado Podemos en España con el fin de adelantarse a la aparición en nuestro país de movimientos populistas que pudieran escapar a su control, como sucede con el «Movimiento 5 estrellas» italiano de Beppe Grillo, y el UKIP de Nigel Farage. ¿Objetivo final?: llevar a España a la ruina, como hicieron con Grecia. Como él mismo dice, «España está en la diana».
¿Por qué esta conspiración actual contra nuestra Patria? En mi opinión, porque no es sino la segunda parte de la primera conspiración de la que fuimos víctimas, que tuvo lugar durante la Segunda República y, especialmente, con el frentepopulismo bolchevique de 1936, cuyo objetivo era debilitar a nuestra nación, blanco predilecto de estas conspiraciones porque siempre hemos sido el brazo defensor del catolicismo y de los valores tradicionales, por lo cual era preciso asediarla con una conspiración que la debilitara, ya que el Gobierno mundial busca en primer lugar la destrucción de las identidades nacionales. No es casualidad que, de entre todos los países europeos, solamente nosotros hemos tenido un ataque de tal magnitud, hasta el punto de que nos llevó a una Guerra Civil y a la amenaza frentepopulista de la actualidad, que no se da en ninguna otra nación, amenaza que viene intensificada por los movimientos secesionistas, que también se dan exclusivamente en España.
¿Qué oponer ante esta conspiración de izquierdistas radicales e independentistas? Si toda esta invasión de los bárbaros se inició un día 15 de mayo, el pueblo español debe recuperar el espíritu de otro día de mayo, el día 2 de 1808, cuando nos levantamos en armas contra la conspiración napoleónica, para expulsar de nuestra vida nacional a estos nuevos invasores diseñados por malignas conjuras internacionales. En tribunas mediáticas, foros, hemiciclos, plazas y calles… en las urnas, en todas partes, hemos de desenmascarar la perversidad antiespañola de esta conspiración, recordando aquellas inolvidables palabras que Gaspar Melchor de Jovellanos escribió en una carta de 1808: «Quien deja de ser amigo de mi Patria deja de serlo mío. España no lidia por los Borbones, ni por Fernando. Lidia por sus propios derechos. Derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores, e independientes de toda familia o dinastía. España lidia por su religión, por su constitución, por sus leyes, sus costumbres, sus usos... En una palabra: España lidia por su Libertad».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
No se admiten comentarios con datos personales como teléfonos, direcciones o publicidad encubierta