ENTRE la Isla central del
Paraíso y el límite más interior de los circuitos planetarios de Havona, se
encuentran situados en el espacio tres circuitos menores de esferas especiales.
El circuito más interno consiste en las siete esferas secretas del Padre
Universal; el segundo grupo está compuesto de los siete mundos luminosos del
Hijo Eterno; en el más externo están las siete inmensas esferas del Espíritu
Infinito, los mundos de la sede ejecutiva de los Siete Espíritus Rectores.
Estos tres circuitos de siete
mundos del Padre, del Hijo y del Espíritu son esferas de insuperable grandeza y
gloria inimaginable. Incluso su construcción física o material es de un orden
no revelado a vosotros. Cada circuito es de distintos materiales, y cada mundo
de cada circuito es diferente, exceptuando los siete mundos del Hijo, los que
son de igual constitución física. Las veintiuna esferas son enormes, y cada
grupo de siete es eternizado de diferente manera. Hasta donde sabemos estas
esferas siempre han sido así; como el Paraíso, son eternas. No existe ni
registro ni tradición de su origen.
Las siete esferas secretas
del Padre Universal, que giran alrededor del Paraíso en estrecha proximidad a
la Isla eterna, son altamente reflexivas de la luminosidad espiritual del
fulgor central de las Deidades eternas, vertiendo esta luz de gloria divina por
todo el Paraíso e incluso sobre los siete círculos de Havona.
En los siete mundos
sagrados del Hijo Eterno parecen originarse las energías impersonales de la
luminosidad espiritual. Ningún ser personal puede habitar en ninguno de estos
siete reinos fulgurantes. Con gloria espiritual iluminan todo el Paraíso y
Havona, y dirigen pura luminosidad espiritual a los siete superuniversos.
Asímismo, estas esferas brillantes del segundo circuito emiten su luz (luz sin
calor) al Paraíso y a los siete circuitos con sus mil millones de mundos del
universo central.
Los Siete Espíritus
Rectores, que presiden los destinos de los siete superuniversos, ocupan los
siete mundos del Espíritu Infinito enviando iluminación espiritual de la
Tercera Persona de la Deidad a estas creaciones del tiempo y el espacio. Y todo
Havona, aunque no la Isla del Paraíso, se baña en estas influencias
espiritualizantes.
Aunque los mundos del
Padre son esferas de estado último para todas las personalidades dotadas por el
Padre, ésta no es su función exclusiva. Muchos seres y entidades distintas a
las personales habitan estos mundos. Cada mundo en el circuito del Padre y en
el circuito del Espíritu tiene un tipo definido de ciudadanía permanente, pero
pensamos que tipos uniformes de seres distintos a los personales habitan los
mundos del Hijo. Se encuentran fragmentos del Padre entre los nativos de
Divinington; las demás órdenes de ciudadanía permanente no os son reveladas.
Los veintiún satélites del
Paraíso sirven para muchos propósitos, tanto en el universo central como en los
superuniversos, los cuales no son revelados en estas narraciones. Tan poco es
lo que podéis comprender de la vida de estas esferas que no podéis esperar
alcanzar una visión uniforme de ellas, ni en cuanto a su naturaleza ni a su
función; hay allí millares de actividades que no os son reveladas. Estas
veintiuna esferas abarcan laspotencialidades de la función del universo maestro.
Estos documentos tan sólo proporcionan un rápido vistazo de ciertas actividades
circunscritas pertenecientes a la presente era universal del gran universo; más
bien, de uno de los siete sectores del gran universo.
extracto del libro de Urantia
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