Tras analizar el expediente académico de todos los consejeros y consejeras del principal selectivo bursátil español, destacamos la amplia presencia de las escuelas de negocios católicas en la formación de quienes componen los órganos de gobierno del Ibex 35.
Cristo de la Capilla Torre Espacio. Foto: J.B.
Son las 8.30 de la mañana y un grupo de 12 personas –nueve hombres, tres mujeres– con look ejecutivo acompaña la liturgia. Las bancas son de acero inoxidable y están forradas en cuero. La estancia está revestida de madera. La virgen del altar luce una discreta bandera de España y el cristo, tallado con sumo realismo, da la espalda a la imponente Sierra Norte de Madrid. Termina la ceremonia y la mayoría de los 12 feligreses sale rápidamente de la sobria y refinada instancia. Dos asistentes se acercan teléfono en mano al hombre corpulento y de aire aristocrático que permanece arrodillado en primera fila. Le susurran algo al oído. Los aleja sin siquiera mirarlos con un ademán casi imperceptible y prosigue con sus oraciones.
Cada día miles de personas transitan por las inmediaciones de Torre Espacio de Madrid, el cuarto edificio más alto de España, sede de OHL, la constructora de Juan Miguel Villar Mir, y de su propiedad hasta finales de 2015. Desde el aeropuerto de Barajas se divisa la bandera española que ondea en su azotea y marca el fin del Paseo de la Castellana. Lo que no se ve es que su piso 33 (casualmente la edad asignada a la muerte de Cristo) alberga la capilla más alta de España, “la iglesia más cercana a Dios”, como la definen muchos. Hasta hace poco, los noctámbulos podían observar el parpadeo de la luz verde de su sagrario desde la calle.
La torre del Grupo Villar Mir no es la única sede empresarial que posee una capilla autorizada y bendecida por el arzobispo de Madrid. También la sede del Banco Santander o la de Telefónica en Las Tablas cuentan con las suyas, entre otras empresas. En los tres casos, las compañías aseguran que tomaron la decisión a petición de su plantilla, y no por iniciativa de sus presidentes y consejeros ejecutivos.
La cercanía de la élite empresarial española y la Iglesia católica en España viene de lejos, aunque su punto álgido más reciente se produjo durante el franquismo, cuya ideología se basaba en la doctrina nacionalcatólica. En aquella época brilló con especial intensidad el Opus Dei. Con la vuelta de la democracia y la apertura económica de España, el interés de la ciudadanía por la religión cayó considerablemente. Hoy en día su poder es menos visible que antaño, pero es fácil adivinar el rastro de la Iglesia católica en los principales círculos del poder ejecutivo, judicial, legislativo, periodístico y, con discreción y vigor, del económico.
MÁSTERS DE REFERENCIA
La principal herramienta de las diferentes congregaciones católicas para garantizar su influencia sobre los directivos es la educación. La Iglesia está detrás del nacimiento de las universidades en el mundo occidental, desde la Sorbona de París hasta Oxford, pasando por la Universidad de Cambridge y también la de Salamanca, el centro universitario más antiguo de España. Para asegurar el poder de la institución hoy ya no importan tanto los estudios de Teología o Humanidades, sino la formación empresarial, especialmente los famosos y cotizados Máster en Administración de Empresa, los MBA, como se les conoce y reconoce mundialmente por sus siglas en inglés. En España existen varias escuelas de negocios en manos de la Iglesia que pertenece a la élite mundial, sobre todo el IESE Business School de la Universidad de Navarra, propiedad del Opus Dei, el ESADE, que en 1995 se integró a la Universidad Ramon Llull, y el ICADE de la Universidad Pontificia Comillas, ambas controladas por la Compañía de Jesús.
Los campus modernos del IESE en Madrid y Barcelona, por ejemplo, incorporan iglesias, y en sus aulas hay crucifijos y estatuas de la virgen María. De esta forma, Dios tiene una presencia discreta en la formación de los futuros líderes empresariales mientras aprenden las últimas teorías de gestión o los retos de la economía digital. Y va más allá de los estudios. En abril se celebra una reunión de exalumnos de su MBA en Madrid, una “oportunidad de venir a pasar un buen rato con tus compañeros y amigos”, según reza la invitación en la web del IESE. Tras la recepción se oficia una “Santa Misa por los Antiguos Alumnos del MBA, especialmente aquellos fallecidos en 2017”. Los directores dan la bienvenida y un experto habla sobre “la escalera de la digitalización” antes de cerrar el evento con un cóctel.
El poder de la escuela de negocios del Opus y sus vínculos con las grandes empresas quedó reflejado en la última gran reunión anual de exalumnos que se celebró en noviembre de 2017, también en Madrid (la de este año será en octubre en Nueva York). Unas 3.000 personas de diferentes países participaron en las jornadas con charlas del antiguo alumnado como Fuencisla Clemares, la directora general de Google para España y Portugal, Helena Herrero, presidenta de HP para España y Portugal o Marta Martínez, responsable de IBM en la Península Ibérica. También habló el astronauta Pedro Duque, y el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Félix Sanz Roldán, dio una conferencia sobre ciberseguridad. La reunión incluyó una cena de gala en el Casino de Madrid y torneos de golf, pádel y atletismo con fines benéficos en las instalaciones de la Ciudad Financiera del Banco Santander en Boadilla del Monte.
El IESE, al igual que el ESADE y el ICADE, no esconden sus vínculos con la Iglesia ni su vocación de transmitir valores religiosos. En su página web, el instituto vinculado al Opus explica que “está comprometido con la formación de líderes que aspiran a ejercer una influencia positiva y duradera sobre las personas, las empresas y la sociedad”. Y sigue: “En definitiva, promueve la formación de empresarios y directivos a quienes se pueda confiar el futuro de las compañías y de las instituciones sociales”. Luego se afirma que “los valores éticos de la escuela se basan en la tradición cristiana, de la que derivan el progreso social y humano en Europa y en países de otros continentes”. El director general del IESE, el alemán Franz Heukamp, es numerario del Opus Dei, pero entre el centenar de profesores del centro no todos son católicos, ni mucho menos el alumnado. La influencia se ejerce de forma más sutil, como refleja un vídeo promocional que apela a los valores con frases en inglés como “si crees que puedes contribuir a construir un mundo mejor”, “si crees que puedes ayudar” para terminar en forma de crescendo en la palabra “creer” (“believe”).
La doctrina acompaña los estudios en estos centros pero no forma parte del currículum. “El plan de estudios es totalmente laico”, asegura Mikel Sáez de Vicuña, que estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Deusto, ligada a los jesuitas. Aun así, no duda del motivo de la presencia tan extendida de la Iglesia en estos centros. “Creo que son ámbitos en los que quieren dominar los medios, las empresas, formando alumnos. Tiene bastante sentido”, dice este vasco que ahora trabaja en marketing del sector vinícola y agradece la formación que obtuvo en Deusto.
Llama la atención la predilección de los centros religiosos por formar a futuros empresarios y profesionales de la comunicación. En España existen 14 universidades que tienen relación con distintas órdenes católicas. En todas se enseña empresariales y en 11 se imparten grados de periodismo. “Son dos carreras muy demandadas, como también Medicina o Ingeniería”, explican desde el departamento de prensa del Opus Dei. Entonces, ¿se trata simplemente de ofrecer lo que pide el mercado, como hace cualquier empresa privada? Parece que no es el objetivo porque en el Opus subrayan: “La educación no es un negocio para nosotros”. En efecto, el IESE es una sociedad sin ánimo de lucro, aunque en 2017 obtuvo un beneficio antes de impuestos de 814.000 euros con una facturación de 106 millones, según las cuentas auditadas por la consultora multinacional KPMG. Las altas tasas de los máster aportan 96 millones de euros y el resto son becas, donaciones e ingresos financieros.
Para las carreras relacionadas con la dirección de empresas, los centros privados son considerados superiores a las universidades públicas y ocupan puestos muy altos en los ránkings internacionales de escuelas de negocio. Sin embargo, la mejor business school de España, según la última lista elaborada por el Financial Times, es el Instituto de Empresa (IE), una universidad privada de carácter laico. Ocupa el puesto número tres en este ránking europeo, por delante del IESE (séptimo) y ESADE (octavo). No es solo la calidad académica la que atrae a alumnos y alumnas de todo el mundo a cursar un Máster en Administración de Empresa cuya matrícula supera los 70.000 euros. Un aspecto clave son los contactos con los compañeros de clase, forjar redes, networking.
“La universidad privada gana a la universidad pública en el aspecto importante de trabajos post-graduación. A diferencia de las universidades públicas, las privadas han desarrollado durante años redes de contactos entre antiguos alumnos, así como asociaciones que los agrupan, y consiguen que estos tengan a bien contratar a su vez graduados de dichas universidades”, explica Alfonso Novales Cinca, catedrático de Fundamentos de Análisis Económico de la pública Universidad Complutense de Madrid. “En las universidades privadas, los graduados tienen una sensación de pertenencia que las públicas no han hecho nada en lograr, probablemente porque han considerado de forma casi despectiva esta sensibilidad”, concluye Novales. Saéz de Vizkuña, el alumno de la Universidad de Deusto, coincide en este diagnóstico. “En mi caso y en el de la mayoría de mis compañeros influyó bastante el hecho de que la red de contactos de la privada tenga más calidad y dé más garantías que en la universidad pública”, afirma.
De ahí que las escuelas de negocio dediquen muchos esfuerzos y recursos a cultivar y mantener las redes de sus exalumnos, con grupos de alumni divididos por años, geografías o carreras. El IESE presume de contar con más de 40.000 antiguos alumnos registrados en estas agrupaciones. Hay beneficios especiales y las reuniones habituales no son simplemente encuentros para tomar copas sino que siempre ofrecen algo especial, ya sea una visita a Silicon Valley, al Estadio Santiago Bernabéu o un concierto en el Palau de la Música de Barcelona. Pero el elemento clave de estas redes, por supuesto, son los contactos con directivos y profesionales de las principales empresas en todo el mundo. Este sistema empieza a funcionar ya antes de llegar a la educación superior, como por ejemplo en el prestigioso Colegio Nuestra Señora del Pilar en Madrid, por donde han pasado un sinfín de políticos y empresarios. Cuando fue presidente del Gobierno, José María Aznar se acordó de su compañero de pupitre del Pilar, Juan Villalonga, para dirigir Telefónica, todavía en manos del Estado.
Con la formación de directivos en sus escuelas de negocio, la Iglesia intenta asegurar su influencia en las élites empresariales. De las 433 personas que se sientan en los consejos de administración del Ibex 35, 170 han tenido relación en calidad de estudiante, docente o como miembro de los órganos de gobierno de una o varias universidades privadas ligadas a la Iglesia [ver tabla]. La presencia es especialmente elevada en sectores estratégicos, como el de las telecomunicaciones (el 60,8% de los consejeros había tenido o mantiene relación con estos centros educativos) o el energético (43,6%). También llama la atención la proporción de consejeros ligados a estas instituciones en los principales bancos de España y en empresas constructoras e inmobiliarias, que por la naturaleza de su negocio están más expuestas a decisiones políticas (adjudicación de obras públicas, regulación, etcétera). Entre los 433 consejeros analizados (la mayoría son hombres), 74 habían pasado por el IESE y 50 por ICADE.
La escuela de negocios del Opus Dei es, sin duda, la líder entre los centros de la Iglesia para mayor gloria de esta Prelatura católica, que no suele exponer su enorme influencia en público. Una de las pocas rendijas que dejó entrever su poder fue la beatificación de Álvaro Portillo, líder del Opus en España durante varias décadas. El difunto adquirió su condición de beato por orden del Vaticano en un acto masivo en la capital española en 2014. El evento estuvo financiado por Telefónica, El Corte Inglés –su actual presidente, Dimas Gimeno, estudió en la San Pablo CEU (creada por la Asociación Católica de Propagandistas) y el IESE– y Madrid Vivo, una fundación presidida por el arzobispo de Madrid y el abogado Javier Cremades, y que en su patronato cuenta con algunas de las compañías más ilustres del Ibex: Endesa, FCC, Acciona e incluso Unidad Editorial, propietaria de los diarios El Mundo, Expansión y Marca, entre otros. Esta afluencia de grandes empresas a la beatificación de San Álvaro Portillo sorprendió a Fiona Maharg-Bravo, excorresponsal de la agencia Reuters en España, que lo expresó en un artículo: “Tal y como demostraron los mormones en Estados Unidos, las ideas comunes pueden crear fácilmente una esfera informal de influencia”. Desde enero de este año, Maharg-Bravo es directora de comunicación internacional de Telefónica.
El año pasado, el Opus, que efectivamente dirigía la economía española durante la dictadura de Franco, sufrió un duro recorte de su influencia en el Ibex 35 con la desaparición del Banco Popular. La entidad fue el bastión más poderoso en manos de la Prelatura, que controlaba más del 10% de las acciones a través de la Sindicatura de Accionistas y la Unión Europea de Inversiones, que representaban el capital de familias del Opus. Este predominio empezó a tambalear con la entrada en el capital del grupo mexicano de Antonio del Valle, a su vez miembro de la congregación de los Legionarios de Cristo, una secta católica rival del Opus. Aseguran conocedores del sector financiero que la competencia y los desencuentros entre los dos grupos de accionistas tenía mucho que ver con el derrumbe del Banco Popular, que fue intervenido por las autoridades europeas en junio de 2017 y vendido al Santander.
Los estrechos vínculos con los exalumnos y las empresas también se traducen en beneficios económicos para las universidades de la Iglesia en forma de generosos patrocinios de los eventos, revistas o incluso los campus. El constructor Villar Mir no solo tiene la capilla más alta del país en la Torre Espacio, también da nombre a un aula en la sede del IESE en Madrid. Luego está el Aula BBVA. Los máximos responsables del Ibex 35 suelen dar conferencias en estas universidades. Recientemente, pasaron por las aulas del IESE el presidente de Enagás, Antonio Llardén, el consejero delegado de Amadeus, Luis Maroto, el hoy jefe de Gas Natural Fenosa, y Francisco Reynés, que había estudiado allí. Borja Prado, presidente de Endesa, no ha sido alumnos en ninguno de estos centros y, sin embargo, fue él quien creó la beca Endesa para financiar carreras en ICADE. Por su parte, Ana Botín, presidenta del Santander, tampoco está vinculada a estos centros, pero el banco que dirige también cuenta con una beca especial para estudiar en las universidades de Deusto, Comillas, IESE y ESADE. Los bancos Sabadell y Caixabank ofrecen préstamos con “tasas de interés muy competitivas” para los alumnos del IESE y Comillas. Las grandes empresas, naturalmente, también ofrecen becas para instituciones privadas laicas como el mencionado Instituto de Empresa.
El dinero de las empresas también contribuirá a la anunciada ampliación del campus del IESE en Madrid, que pretende aumentar en un 50% su actividad docente. La inversión será de 24 millones de euros, de los que el centro asumirá 7,2. Desde la escuela aseguran que “por ahora” no pueden dar los nombres de quién se ha involucrado más en el proyecto. En un sistema económico que fomenta la creación de élites, las escuelas de negocios son una de las principales puertas de entrada a este mundo, y la Iglesia controla buena parte de los accesos.
El ESADE de Barcelona explica que la presencia de la Compañía de Jesús en sus órganos de gobierno –los jesuitas nombran al director general– “además de inspiradora de valores cristianos y de la espiritualidad ignaciana, aporta una tradición de más de 450 años en la formación de personas, líderes en diversos campos, al servicio del bien común y de la transformación social”, según su página web. 450 años formando líderes. Nada menos.
Este reportaje forma parte del dossier ‘Las élites de Dios’, de #LaMarea59. Puedes comprar la revista en papel o en versión digital haciendo clic aquí. Este medio no acepta publicidad del Ibex 35 y depende de ti para seguir adelante
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