La materia se ha desvanecido, como espejismos en el desierto, ante los ojos de la ciencia. Todo es energía, y el caos parece no existir.
Desde hace ya algún tiempo el destacado físico, David Bohm, afirmó:
«La luz puede producir partículas y las diversas estructuras de la materia. La materia es una condensación de la luz. La luz es todo lo que envuelve el universo. La luz es energía y es información. Es el potencial de todo. La luz es ese trasfondo de que todo es uno, pero su contenido informativo posee la capacidad de abarcar la inmensa diversidad. La luz puede llevar información de todo el universo. El universo se auto-organiza, la naturaleza está viva en todos sus niveles, y es inteligente».
«El orden implicado es la unidad total de la energía que se manifiesta de manera múltiple como calor, electricidad, protones, neutrones, diferentes elementos de la materia, sonido, etc. Lo que se percibe como serie de eventos y partículas materiales no son más que manifestaciones de una unidad energética implicada detrás de todos ellos».
«Existe un orden y una armonía universal que exceden a todo lo que se ha imaginado hasta hoy; la materia se encuentra constantemente en vías de organización; nada existe en vano, nada es estéril ni indiferente».
Con la muerte del materialismo hemos quedado muy desorientados y confundidos. El materialismo estuvo de moda cuando sus líderes sentenciaron “DIOS HA MUERTO”. Muchos abrazaron esta filosofía y sus dogmas.
El materialismo fue una fase necesaria donde humanidad exploró las entrañas de la materia hasta sus fronteras y para su sorpresa, ha divisado las luces resplandecientes de las playas del espíritu. Ha sido el materialismo quien descubrió su propia inmaterialidad.
La muerte del materialismo no implica el renacimiento de la espiritualidad como nos enseñaron las religiones, cuyos dioses también han muerto en sus altares. El renacimiento de la espiritualidad implica el despertar de una nueva consciencia, una visión nueva de Dios, un nuevo pensamiento espiritual que no necesita los dogmas de la fe y los sistemas de creencias. La ciencia ahora es una aliada.
Grandes seres se encargaron de preservar muchos de los tratados antiguos que hoy nos orientan en medio del desconcierto. Contamos con «La Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky» y las obras dictadas por el «Tibetano a Alice A Bailey». Sociedades como la Sociedad Teosófica, la Escuela Arcana, la Escuela Rosacruz, los Masones y muchas otras cuyas enseñanzas sirven de guía en la transición.
Los conocimientos de hoy nos permiten profundizar en textos antiguos como, los «18 Puranas», «El Rig Veda», «El Mahabharata», «El Bhagavad Gita», «El Sufismo y la tradición Islámica», el libro de «Los Arcanos del Tarot», «La Tabla de Esmeralda», el «Libro de Enoch» las enseñanzas del «Budhismo» y muchas otras enseñanzas que retornan para entregarnos su esencia.
Hermes Trismegisto, nos legó el conocimiento de las Siete Leyes Universales, que conocemos a través del Kybalión, un antiguo tratado sobre alquimia, esoterismo y metafísica.
El Kybalión y sus Siete Leyes han revolucionado el pensamiento metafísico contemporáneo. Muchos escritores llevan hoy estas enseñanzas hasta las grandes masas humanas, sedientas de conocimiento. Estos siete principios enseñan:
- El principio de mentalismo
«EL TODO es MENTE; el universo es mental.»
Este principio incorpora la verdad de que «todo es mente». Explica que EL TODO (que es la realidad sustancial que subyace a todas las manifestaciones y apariencias externas que conocemos bajo los términos de «el universo material», «el fenómeno de la vida», «materia», «energía», y, en breve, todo lo que es evidente a nuestros sentidos materiales) es ESPÍRITU, que en sí mismo es INCOGNOSCIBLE e INDEFINIBLE, pero que puede ser considerado y concebido como UNA MENTE UNIVERSAL, INFINITA Y VIVIENTE. Explica también que todo el mundo o universo fenomenal es simplemente una creación mental del TODO, sujeto a las leyes de las cosas creadas, y que el universo, como conjunto, y en sus partes o unidades, tiene su existencia en la mente del TODO, en cuya mente «vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser».
- El principio de correspondencia
«Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.»
Este principio incorpora la verdad de que hay siempre una correspondencia entre las leyes y fenómenos de los diversos planos de existencia y vida. El viejo axioma hermético lo ponía en estas palabras: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.» Este principio es de aplicación y manifestación universal, en los diversos planos del universo material, mental y espiritual; es una ley universal. Observamos como en un átomo, un sistema solar y una galaxia se cumple esta ley.
- El principio de vibración
«Nada descansa; todo se mueve; todo vibra.»
Este principio incorpora la verdad de que «todo está en movimiento», «todo vibra», «nada está en reposo»; hechos que la ciencia moderna refrenda, y que cada nuevo descubrimiento científico tiende a verificar. Y sin embargo este principio hermético fue enunciado hace miles de años por los maestros del antiguo Egipto. Este principio explica que las diferencias entre manifestaciones diferentes de materia, energía, mente, e incluso espíritu, resultan mayormente de frecuencias de vibración variables. Desde EL TODO, que es espíritu puro, bajando hasta la forma más densa de materia, todo está en vibración -cuanto más alta la vibración, más alta la posición en la escala.
- El principio de polaridad
«Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»
Este principio incorpora la verdad -de que «todo es dual», «todo tiene dos polos», «todo tiene su par de opuestos», Tesis y antítesis son idénticas en naturaleza, pero diferentes en grado»; «los opuestos son lo mismo, difiriendo sólo en grado»; los pares de opuestos pueden ser reconciliados»; «los extremos se encuentran.
- El principio de ritmo
«Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa.»
Este principio incorpora la verdad de que en todo hay manifestada una moción medida, a un lado y otro; un flujo y un reflujo; un vaivén hacia atrás y hacia adelante; una mengua y una crecida como una marea; una pleamar y una bajamar; entre los dos polos que existen de acuerdo con el principio de polaridad. Hay siempre una acción y una reacción; un avance y un retroceso; una elevación y un hundimiento. Esto es así en los asuntos del universo, soles, mundos, hombres, animales, mente, energía y materia. Esta ley está manifiesta en la creación y destrucción de mundos; en la elevación y caída de naciones; en la vida de todas las cosas.
- El principio de causa y efecto
«Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley-. La casualidad no es sino un nombre para la ley no reconocida; hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley.»
Este principio incorpora el hecho de que hay una causa para todo efecto; un efecto a partir de toda causa. Explica que: «Todo sucede de acuerdo con la ley»; que nada nunca «meramente sucede»; que no hay tal cosa como la casualidad; que mientras que hay diversos planos de causa y efecto, dominando los planos superiores a los inferiores, a pesar de eso nada se escapa nunca a la ley.
- El principio de género
«El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino: el género se manifiesta en todos los planos.»
Este principio incorpora la verdad de que hay un GÉNERO manifestado en toda cosa –los principios masculino y femenino, activo, pasivo, emisor, receptor, yang y yin están siempre en funcionamiento-. Esto es verdadero no sólo del plano físico, sino de los planos mentales e incluso espirituales. Sobre el plano físico, el principio se manifiesta como SEXO, sobre los planos superiores toma otras formas de manifestación, pero el principio es siempre el mismo. Ninguna creación, física, mental o espiritual, es posible sin este principio.
Con asombro comprobamos como estos principios, del mundo antiguo, explican lo que hoy postulan los físicos modernos.
Nuestro mundo está cambiando, transformándose aceleradamente, DIOS ESTÁ DE VUELTA, se ha revelado al hombre en forma de Luz e Inteligencia Infinita. Hoy podemos comprender en un nivel superior el significado de DIVINIDAD. Sin necesidad de dogmas de fe, podemos reconocer que somos parte la DIVINIDAD, hijos todos de la LUZ.
El tiempo de la adoración ha concluido y esto nos conduce al final de nuestra pequeñez para encontrarnos con el principio de nuestra grandeza.
Hoy descubrimos que la creación no ha terminado, que somos seres en transición, que evolucionamos dirigidos por la Mente Universal, una nueva forma de llamar a Dios y reconocerle como Padre eterno, omnipresente, omnisciente, y omnipotente.
También descubrimos que la próxima Arca de Noe, que salvará humanidad, está siendo construida dentro de cada uno de nosotros, en el ser que está despertando, naciendo, donde Dios continúa creando y perfeccionando su obra.
Los rituales están cambiando y en lugar de adorar, nos ejercitamos para acelerar nuestra propia evolución. Como semillas de la divinidad, llenas de potencialidades, abandonamos la postración para germinar, despertando, realizándonos desde el alma.
Las enseñas que desde el pasado han retornado trayendo su luz en medio de la reinante oscuridad, también mueren para sintetizarse en lo nuevo, nada se pierde, el plan de Luz y Amor es perfecto.
Hoy no necesitamos de gurúes, ni pontífices, hemos crecido. Tampoco requerimos ser pastoreados como ovejas. Hoy sabemos que el puente que nos une con la divinidad se encuentra dentro de nosotros. Los antiguos gurúes y maestros hoy son simples líderes y facilitadores, pertenecen a todos los estratos de la sociedad, son profesionales, técnicos, empleados, obreros, gente corriente solo que despiertos y conscientes de la emergencia planetaria.
Un día, no muy lejano, la espiritualidad volverá a las escuelas, donde se enseñará a meditar y conectar con las potencialidades del alma. La espiritualidad transformará la vida social humana, lo político, lo económico, la forma de impartir justicia y nuestra relación con la Madre Tierra, cambiando la cultura. Nacerá una nueva civilización.
Nuestro mundo no se destruirá, no termina pese a los pregoneros del desastre. Nuestro mundo se encuentra experimentado un proceso de transformación, la descomposición que observamos es producto de la muerte de lo viejo y caduco. Nuestro mundo parece encontrarse sumido en la oscuridad, pero esta oscuridad es como la que transita un capullo antes de transformarse en mariposa.
Todos los grupos espirituales comprometidos con el despertar de la Nueva Consciencia, formamos parte del cambio, buscamos nuestra propia transformación para transformar el mundo. El materialismo está muriendo y un Nuevo Pensamiento está naciendo.
Leonardo Díaz
Astrólogo Metafísico
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