Caminando cuesta arriba
Cuando la vida parece llevarte por un camino cuesta arriba siempre hay una pequeña llanura para reponer fuerzas y afrontar con entereza el próximo tramo.
Es en ese tiempo de reposo que es necesario repasar nuestra vida pasada para saber lo que nos viene a continuación.
Nuestras esperanzas nos llevan a subir cuesta arriba, toreando las dificultades del terreno psicológico, pues es nuestro pensamiento quien nos fabrica el camino, sea bueno y feliz, o difícil y penoso.
Cuando nos negamos a reconocer la, evidencia nuestro cuerpo reacciona avisando de esta reacción negativa, sigues reaccionando negativamente pero esta vez con síntomas de dolores físicos y el cuerpo reacciona otra vez.
Tomas alguna medicina y los dolores arrecian, pero el problema persiste, persiste porque tu reacción no ha cambiado nada.
Los medicamentos te provoca dolor en otra parte de tu cuerpo. Acudes al médico y te receta analgésicos y el cuerpo, a te estos agentes extraños vuelve a provocar más dolores, vuelves a ser visitado por el médico y te receta más medicamentos, y, a más medicamentos mas dolores.
Que hubiese pasado si al principio hubieses reconocido la evidencia desde el principio?
Sencillamente, no hubieses tenido ese dolor y tampoco habrías tomado medicación.
Para tener un cuerpo sano hay que dejar fluir, superar todo lo que nos venga afrontando de cara y no rehuir de la responsabilidad.
Si aceptas la responsabilidad y logras superarla, no sólo habrás aprendido una lección, sino que te has vuelto más inteligente, y esa inteligencia te ayudará a prestar atención a las personas que pasan por lo mismo que tu has superado.
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