En 1998 Soros influyó ante el Departamento de Estado para que nombraran a Harold Koh como Secretario de Estado adjunto para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo, habiendo sido miembro del consejo de administración de Human Rights Watch. Los informes emitidos por el Departamento de Estado fueron en esa época “el principal mecanismo de la campaña de difamación contra los militares colombianos“, destaca Fowler.
Es por esto por lo que ahora, en la etapa posconflicto, muchos analistas —entre ellos Ricardo Puentes Melo— creen que Soros hará negocios multimillonarios con las FARC, como beneficio por haber sido el principal promotor de los Acuerdos de La Habana.
‘Pepe’ Mujica y George Soros lograron la legalización de la marihuana en Uruguay.
¿Cuál es el plan de Soros para Colombia?
Destruir los Estados- Nación apoyando movimientos independentistas y de izquierda ocupa uno de los primeros lugares en la agenda de este maquiavélico personaje. De hecho, ha ejercido todo su poder para desestabilizar al actual gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, entre otras oscuras acciones propinadas a varios países. En este marco, también patrocina la campaña independentista de Cataluña en España.
Obviamente Soros no actúa solo, es apenas uno de ‘los hombres de paja’ de la élite internacional liderada por los grandes banqueros -como los Rockefeller y los Rothschild-. De esta forma contribuye a la plasmación del pernicioso plan totalitario de dominación mundial que se reservan para sí en el laboriosamente urdido Nuevo Orden Mundial que tanto preocupa.
Fowler, en su mencionado artículo, abunda en detalles sobre las estratagemas del especulador, que desde los años 90 busca con ansia apoderarse del país sudamericano, y no al estilo de los antiguos señores feudales, sino utilizando sus refinadas y exitosas técnicas financieras, para la ruina de sus víctimas.
George Soros, promotor de la legalización de las drogas
Desde hace décadas el objetivo de Soros es propiciar las actividades de las FARC y el ELN, reconocidas como el principal cartel de cocaína del mundo, desacreditando al ejército a través de la Human Rights Watch (organización fundada por él) y cabildeando ante el gobierno estadounidense para lograr el nombramiento de los personajes a su servicio, quienes tienen la misión de potenciar los mismos objetivos desde esas esferas de influencia.
A través de sus maquinaciones en Washington logró destruir la Brigada XX de Inteligencia, con base en informaciones infundadas, aparentemente proporcionadas por la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ), la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (CIJP), el Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) y la Corporación Colectiva de Abogados José Alvear Restrepo (CCAJAR), todas financiadas por Soros, con resultados aterradores según la Universidad Militar Nueva Granada, que estima que los terroristas se incrementaron sustancialmente tras la desaparición de la unidad central de inteligencia.
Fowler destaca que Soros intrigó hasta que logró la renuncia del General Harold Bedoya, y luego lo desacreditó aplicando el poderío de su maquinaria organizacional, dentro y fuera del país, siendo de la misma una pieza efectiva Iván Duque, quien publicó en El Tiempo un artículo en su contra.
Soros impulsó denodamente los “acuerdos de paz” gracias a los vínculos con Santos, a la intensa campaña propagandística tanto en el interior de Colombia como en el exterior y al cabildeo con Obama (quien nombró a personajes claves para apoyar las negociaciones). Todo este culebrón fue finalmente adornado con las tristes fotos de los verificadores de la Naciones Unidas bailando con las niñas de las FARC, cuya sola presencia ya era un crimen de guerra.
Los verificadores de la ONU, con chalecos azules, bailando con las guerrilleras en La Guajira en diciembre de 2017.👇👇
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