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11 de marzo de 2016

Obama declara la guerra



Sigue oliendo a azufre:





Lo que subyace en del mito del “diablo” envuelto en nauseabundo olor a azufre, es la máxima representación de la maldad que se hace presente y en mil formas para liquidar el bien. Por ello, el Comandante Hugo Chávez se refirió al expresidente estadounidense, George Bush, quien en su megalomanía imperial, con tretas y mentiras, llenó de sangre al mundo, a nombre de la “libertad” que ellos se arrogan para saquear a todos los pueblos del mundo, al costo que sea.

Pues, esta diabólica tarea la continuó y la ha agudizado el actual presidente de Estados Unidos de América (EEUU), el endorracista Barack Husseín Obama, lo que pone en evidencia que demócratas y republicanos son iguales. La diferencia entre Bush y Obama ha radicado en que el uno tiene pena étnica y se esfuerza más por blanquear la vocación genocida e imperial que ha caracterizado a los gobiernos estadounidenses, que son celestinados por su gentilicio, como forma de vida que garantiza la voracidad de su vida consumista.

Estos antecedentes vienen a cuento, porque a un año de la Orden Ejecutiva (Executive Order) que decretó cual dueño del mundo, Barack Husseín Obama, ha vuelto a ratificarla, ahora con mayor ensañamiento contra el gobierno bolivariano, socialista y chavista, que preside Nicolás Maduro, sobre quien recae la firme intención de liquidarlo físicamente, tal y como han hecho con todos los presidentes a los que, tanto Obama, como Bush, han depuesto, bajo múltiples excusas y artimañas, que experimentaron fallidamente contra el gobierno que presidía el Comandante Chávez, porque el imperio estadounidense y sus lacayos entienden que en Venezuela, más que gobierno, hay una revolución que se ha contagiado en el resto del nuevo mundo multicéntrico y pluripolar, lo que, a la vuelta de un tiempo significará la liquidación del imperialismo estadounidense y de sus aliados europeos.

Por tanto, la mayoría de los venezolanos, sus mujeres y sus hombres, estamos alertas ante esta agudización de agresiones que Barak Obama está descargando contra la República Bolivariana de Venezuela y que se propone adelantar con la farsa de crisis y ayuda humanitaria. A pesar de nuestra posición pacifista y los limitados recursos bélicos, muchos estamos dispuestos a enfrentar a los genocidas golpistas de la derecha parlamentaria al servicio de Fedecámaras-Venamcham, todos ellos, serviles desechables del imperio estadounidense.

Lo primero que ha de saber el mundo es que el legítimo presidente, Nicolás Maduro, no va a renunciar, ni vamos a permitir ningún tipo de golpe de Estado, que en medio de la fetidez diabólica adelantan desde la Asamblea Nacional, como paso previo, con justificación burda y mediática, orquestada con medios privados, como Globovisión, Venevisión y Televén, entre los más activos y destacados, junto con la Conferencia Episcopal Venezolana, los que han planificado canonizar al médico José Gregorio Hernández, apenas intervengan al gobierno venezolano, incluso, comprometiendo en este complot, al Papa Francisco, como una forma de ayuda para mantener distraída la atención de la población venezolana, apenas asesinen a mansalva a quienes se rebelen contra la incursión armada con la que el gobierno estadounidense va a concretar su Executive Order.

Obama y sus lacayos no cuentan con algo: el Pueblo, que es la mayoría chavista decidida a defender al presidente Nicolás Maduro y a esta revolución bolivariana, socialista y chavista. Sigue oliendo a azufre en esta guerra declarada contra nuestra soberanía. Y sigue más vivo que nunca, el legado del Comandante Hugo Chávez.

Luis Pino

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