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25 de mayo de 2016

Multinacionales con demasiado poder

Multinacionales con demasiado poder
Ya lo adelantó J.K Galbraith en El nuevo estado industrial (1967), cuando dijo que las grandes corporaciones se convertirían en la unidad económica estratégica de mayor significado y entidad en el mundo. Se ha cumplido. Hemos llegado a un punto en la historia en el que encontramos empresas cuyo tamaño las hace más fuertes económicamente que incluso países enteros. Por ejemplo ExxonMobil tiene más dinero que Malasia, Perú o Ucrania.
Este poder económico conlleva a un aumento del poder de decisión, mediante la presión a la política. Aunque no sea de forma directa, muchas veces las multinacionales de sectores estratégicos controlan la política en todos los niveles geográficos: local, nacional, regional y mundial. Los casos más conocidos son los de las multinacionales petroleras, del gas, financieras, informáticas… etc. Grandes empresas que controlan sectores muy importantes para el desarrollo de la vida de las personas y de los países.
INTERESANTE: Análisis sobre Gazprom, la multinacional rusa líder del sector del gas a nivel mundial. Una empresa muy criticada por su excesiva influencia en la política de Rusia y de varios estados del Este de Europa, a los que ha llegado a doblegar cortándoles el suministro de gas.
En el siguiente ranking se combinan países y empresas, de forma que, comparando producto interior bruto (PIB) e ingresos (revenues). La propia Gazprom, por ejemplo, tiene más dinero que Bangladesh o Irak. Esta lista está elaborada con datos de 2011, y no deja de ser sorprendente que entonces, de las 100 mayores economías del mundo, 60 fueran países y 40 empresas.
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Los procesos de fusión y las alianzas entre grandes empresas les permiten alcanzar un enorme tamaño, a la vez que crecen su poder e influencia en la economía mundial. Mediante estas prácticas han conseguido formarse grandes corporaciones que superan el volumen económico de muchos países y, por lo tanto, tienen más poder de decisión a nivel internacional.
En su libro El mercado y la globalización (2002), José Luis Sampedro habla así de las empresas multinacionales: “La técnica moderna, con actividades que exigen instalaciones industriales muy costosas y complicadas, junto con las ventajas económicas de la producción en gran escala, entre otras, fomentan y a veces imponen la creación de grandes empresas, con las cuales es muy difícil lanzarse a competir. Con frecuencia las encontramos dominando los mercados dentro y fuera del país (empresas multinacionales o transnacionales) y aliándose con otras afines o complementarias o absorbiendo empresas rivales. Gracias a sus excepcionales medios técnicos y financieros dominantes consiguen créditos y concesiones públicas privilegiadas, influyendo en países cuyos gobiernos tienen menos poder que ellas mismas y presionando incluso a las autoridades de las naciones más fuertes.”
Además de ser más poderosas e influyentes que naciones enteras, el poder de las grandes empresas mundiales está concentrado en manos de unas pocas. Un interesante estudio sobre la red global que forman las empresas multinacionales realizado en 2011 ponía de manifiesto que apenas 140 empresas controlan el 40% del valor de todas las multinacionales del mundo. La mayor parte de estas multinacionales poderosas son entidades financieras y bancarias.
INTERESANTE: The Network of Global Corporate Control (Vitali S, Glattfelder JB, Battiston S, 2011)
Arrojando más datos sobre la mesa, puede no sorprendernos que actualmente las empresas multinacionales controlen dos terceras partes del comercio mundial de bienes y servicios. Es decir, que el comercio exterior lo realizan mayoritariamente empresas, no países. De este comercio que realizan las multinacionales, alrededor de un tercio se realiza entre establecimientos de una misma multinacional, es un comercio intraempresa, pero que atraviesa fronteras.
Este exceso de poder por parte de entidades de carácter privado, no sujetas a regulación por parte de organismos públicos, pone de manifiesto que las multinacionales se mueven por el mundo controlando la economía (y en ocasiones la política) sin ser realmente entidades democráticas ni con objetivos sociales. ¿Es oportuno que estos gigantes económicos que se alimentan de dinero decidan el destino de un mundo formado por personas físicas y humanas?
Porque el poder de las multinacionales traspasa la dimensión económica y abarca también la política, el medio ambiente, los ámbitos sociales y militares… etc. El hecho de tener objetivos puramente económicos no implica estar al margen de todo lo demás. Muchas veces se han de manejar bien la política y la sociedad para conseguir esos ansiados números positivos con muchos ceros en las cuentas de la empresa.
Por eso mismo, para asegurar sus ganancias y aprovechando su posición de fuerza, las grandes empresas multinacionales ejercen una enorme presión sobre la política mundial. Como dice Laurent Carroué para LeMonde Diplomatique: “Desde hace décadas y en un marco cada vez más liberal, las multinacionales occidentales han presionado ampliamente, en su propio beneficio, sobre las reglas organizativas de la gobernanza económica mundial a escala a la vez nacionales, continentales y mundiales por medio de un incesante lobbying, en particular en el FMI, la OMC, el Banco Mundial o la OCDE.”
MÁS INFORMACIÓN: El poder de las multinacionales (Arturo Van den Eynde)

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