La FEDERACIÓN ESPAÑOLA de FÚTBOL hurtó 220.000 EUROS a los NIÑOS HAITIANOS
La institución presidida por Ángel María Villar malversó los fondos públicos
LA FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE FÚTBOL HURTÓ 220.000 EUROS A LOS NIÑOS HAITIANOS
Cuando se acercan las fechas navideñas, y los llamamiento pasajeros a la caridad cristiana, se ha conocido que la Real Federación Española de Fútbol desvió 219.500 euros destinados a los niños de Haití (...).
Por JULIO ANDRÉS CAPEY/ PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG
Cuando se acercan las fechas navideñas, y los llamamiento pasajeros a la caridad cristiana, se ha conocido que la Real Federación Española de Fútbol desvió 219.500 euros destinados a los niños de Haití.
Según publicaban varios medios de prensa la pasada semana, la Federación habría desviado esta cantidad de fondos públicos que debían enviarse al país caribeño tras el terremoto de 2010, para la construcción de una escuela de fútbol.
De acuerdo a la información publicada, el Consejo Superior de Deportes (CSD) exige al organismo que preside Ángel María Villar la devolución de esta cantidad, ya que la escuela no ha sido construida y los técnicos que supuestamente deberían haber participado en el proyecto ni siquiera llegaron a viajar a Haití
De los 219.500 euros concedidos a la Federación por el Estado mediante una subvención, al menos 176.000 se habrían destinado a actividades totalmente ajenas al mencionado proyecto.
Los fondos deberían haberse destinado, además de a la construcción de la escuela, a la formación de entrenadores y el envío de equipamiento general, balones, porterías, medicinas, alimentos y material escolar.
Sin embargo, lo único que la institución del fútbol español hizo llegar al país caribeño fueron unas porterías, unas botas de fútbol y un “manual operativo de las escuelas de fútbol”.
Los responsables malversaron inescrupulosamente los recursos. Solo los billetes de avión de dos miembros de la Federación que visitaron Haití en septiembre de 2011 costaron la friolera de 15.500 euros. La ruta de su viaje incluía escalas innecesarias en Perú y Costa Rica.
Este escandaloso episodio, sin embargo, no es extraordinario. Si echamos la vista atrás encontraremos un sin número de ejemplos como este y aún peores.
La recurrencia de casos similares tiene que ver con la concepción caritativa y asistencialista que orienta este tipo de ayudas. Concepción de raíz religiosa propia de las sociedades divididas en clases sociales y en la que la supuesta “solidaridad” depende de la voluntad del alma caritativa individual o institucional que la concede.
El problema es, esencialmente, que todo lo que se dice ofrecer es riqueza acumulada gracias a la injusticia estructural de un sistema que nunca se cuestiona. Nada de lo que los países del llamado Primer Mundo ofrece a los países del Tercer Mundo empobrecido en concepto de Ayuda Oficial al Desarrollo, o como asistencia ante un desastre natural, puede pagar la inmensa deuda económica y moral contraída por la explotación que durante siglos ha hecho, y continúa haciendo, de los recursos naturales y del trabajo de sus pueblos.
En la medida en que los supuestos “solidarios” forman parte del polo privilegiado de este sistema, no deberían resultar extraños comportamientos tan deleznables como el que han protagonizado los responsables de la Federación Española de Fútbol.
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