Asociar éxito a triunfo y exclusión es algo muy cercano. Lo reconocerás porque reconocerás más fácil la vanidad y la banalidad que la conmiseración y no haber perdido tu contacto con el mundo real de la mayoría.
Dice el apóstol San Pablo que no hay perdón si no hay verdadero arrepentimiento.
Que no basta pedir perdón sin sentirlo. Que no basta asentir para obtener el perdón de Dios. Y es que el perdón solo se obtiene con el verdadero arrepentimiento y el temor de Dios.
Es obsceno ver tanta gente ganando tanto dinero, amasando fortuna con una insensibilidad pasmosa ante la desgracia ajena y la falta de conmiseración que llevan al camino de no sentir nada, nada por nada y nada por nadie.
Nada ni nadie les llena, se convierte simplemente en una carrera de obstáculos de lograr más y más.
Por eso les seduce tanto la carrera de la pirámide a muchos, es una forma no de valores del hombre como dicen y pretenden, sino únicamente una forma elitista, escogida y exclusiva excluyente de beneficiarse.
En las cotas aisladas de la gente aislada se da el arribismo, la apropiación indebida y en pisar a cualquiera que se oponga.
Las ONGs son en su gran mayoría una trampa de los obscenos para repartirse entre los bancos las voluntades de los más sensibilizados.
Ahora dicen que ya no es invertir en alimentos, sino además en formación (evidentemente para la formación se requiere pedir más dinero que para semillas y agua), y todo esto lo piden en todo el mundo occidental dónde el paro, la necesidad, embargos, empobrecimiento progresivo en una sociedad “formada” son la pata coja del antisistema.
Es el lado más satánico, coger el bien y convertirlo en mal para financiar el mercado de armas, drogas y destrucción.
El mundo no tiene mucha solución porque está repartido en una mayoría ciega de la que se aprovechan los que tienen muchos ojos a su disposición.
Ayudar no es dar dinero como pretenden las ONGs, y que se encargan voluntarios de canalizar las necesidades.
ES UNA INDUSTRIA DE LA AYUDA.
Todo lo hacen una Corporación, las corporaciones son la sombra de Satanás y solo proyectan desconfianza, exclusividad sobre la desgracia humana.
¿Cómo se ayuda?:
A los que pasan delante de tu camino, escuchando sus necesidades, viendo lo que puedan necesitar. Y no es dinero sino un conjunto de cosas que hay que ir organizando para que la ayuda cunda efecto. Como los padres con sus hijos, no les dan dinero, miran sus necesidades para cumplirlas.
Se podría ayudar a la gente de otros lugares en el momento en el que nos organicemos miles de personas pero no a través de ONGs sacamantecas para su cuentas bancarias de las que no sale el dinero.
La necesidad del mundo no existiría si realmente quisieran, pero no lo quieren. Es un ritual satánico del sufrimiento a gran escala. No quieren. Es un umbral apostado ahí permanentemente para meternos el miedo en el cuerpo de lo mal que se pasa si no se acepta el juego del antisistema que han organizado contra el sistema de la vida.
Por poner un ejemplo. ¿A dónde pensáis que van por ejemplo, los gigantescos beneficios que obtiene la familia real británica y los Rothschild de su propiedad de Shell?:
A fundamentar la pirámide.
Es como una gran esponja que absorbe toda liquidez del mundo hasta chuparla toda para acumularla y fundamentar mediante la compra de otras personas que entregaron y perdieron su alma. La idea es dejar sin oxígeno a todos los que no estén con ellos, y a los que están como a los que no están tenerlos sometidos y controlados. Y sobre todo poder disputarse con sus émulos para no dejar de tener más poder que los otros.
La ambición está bien si está canalizada y cuenta con los objetivos adecuados que se entienden con las personas. Amasar no es ambición, es enfermedad.
Vivimos en un mundo diseñado por estos satánicos en dónde se premia la competición, el triunfo sobre los demás más que el personal, el asociar prosperar con pisar a los demás, el sentirse bien y seguros cuando has logrado machacar a los que consideras tu enemigos, con la moraleja de que si no acabas con ellos, ellos acabarán contigo porque hemos aceptado que hemos entregado el mundo a las bestias, al consumo, al vacío.
No ser persona y no estar con Dios se paga, y no por un Dios castigador, sino porque es el antisistema de la soledad, de la desconfianza, de la futilidad y falta de valor de todo y todos que al final no se llegan a sentir ni percibir. Es como un mundo de alcohol y drogas en el que nada sacia y solo quieren más y más.
Estar bien es no ser indiferente, y no ser un cantamañanas que se quita su conciencia y responsabilidad donando. O evidente no queriendo saber a dónde va el dinero o querer ser buena personas cumpliendo con una donación. No salvas a nadie así, perpetúas el dolor a través de la desviación de capitales.
Hoy hay sistemas para la manutención, obtención de agua del aire, electricidad de generadores instalables en cualquier parte, cultivos diversos en cualquier medio habiendo agua y conocimientos básicos de reaprovechamiento, y sobre todo voluntad de trabajar.
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