A continuación reproducimos un artículo de la web Veterans Today.
Advertimos que es un artículo “altamente conspirativo” que no dejará a nadie indiferente y que como siempre advertimos en estos casos, debe ser tomado con precaución y no ser creído a pies juntillas. Ya sabemos que Veterans Today es una web que brinda contenidos que a veces pueden parecer muy exagerados.
Léanlo y simplemente, dejen la información en reserva, para ver si, a medida que se desarrollan los acontecimientos, tiene algo de veracidad o no.
Esta es una historia muy importante, para que de todas las personas comprendan la amenaza real que estamos viviendo.
Washington está en guerra y Trump está en el proceso de arriesgarlo todo para salvarse a sí mismo y derribar a cualquiera que se interponga en su camino, rompiendo todas las reglas y si es necesario, matándonos a todos en el proceso.
Esto no es una hipérbole, es un hecho.
Trump ha nombrado a Stephen Feinberg, no un inofensivo gestor de fondos de cobertura en absoluto, sino el tipo que dirige DynCorp, el enorme ejército mercenario una docena de veces más grande que el infame Blackwater, para tomar el control de todo, dándole el poder de controlar todas las funciones de la inteligencia y la seguridad de EEUU.
Feinberg podrá editar o fabricar cualquier tipo de información de inteligencia, ordenar cualquier arresto, suspender los derechos de cualquier grupo, censurar a la prensa, declarar cualquier grupo doméstico o partido político “ilegal” o incluso “terrorista”.
Es un fanático violento, una persona peligrosa. Nunca antes se había visto algo semejante en este país.
Stephen Feinberg
Trump está nombrando a un zar para poner fin a todos los zares, poniendo todo el poder estadounidense bajo el control corporativo, o podríamos decir “israelí”.
¿Alguien está sorprendido?
Feinberg planea crear “controladores” sobre todas las funciones militares y de inteligencia con plena autoridad de mando, pero sólo respondiendo ante él.
El papel real de Feinberg es proteger a Trump, en representación de la facción del Estado Profundo que representa, contra cualquier juicio político, impeachment o golpe y desmantelar toda oposición posible, dentro del congreso, de la prensa y, en particular, en la esfera pública.
Los planes están en curso para criminalizar cualquier actividad anti-Trump como “crímenes de odio” bajo poderes policiales ampliados.
Cuando las medidas legales fallen, Trump emitirá una orden ejecutiva y, si es necesario, arrestará a cualquier juez que intente bloquearla.
John McCain fue informado sobre este plan, lo que llevó a articular una débil respuesta: “Así es como empiezan las dictaduras”.
McCain y otros líderes del Congreso están aterrorizados preparando sus maletas para irse cuando sea necesario. Creemos que el congreso simplemente aceptará lo que venga y borrará la constitución de los libros de historia. Veamos si tenemos razón.
Los republicanos ahora saben que la única manera que tienen para deshacer lo que han causado, al meterse en la cama con los globalistas y los fanáticos de Tel Aviv, conformando un Congreso formado por demagogos mezquinos, es o bien hacerle un impeachment a Trump, o convencer a los militares para que lo asesinen.
Esto no es falso, ni una palabra de ello.
Trump lo sabe, sus dirigentes de la inteligencia israelí espían al Pentágono, al Congreso, y le pasan expedientes regularmente sobre sus conversaciones privadas.
Esto es lo que lo llevó a ordenar a un grupo de combate de 10.000 hombres, que se estacionaran cerca de la frontera rusa, con 1000 de ellos a punto de ser transportados por vía aérea de forma inmediata. Está organizando una confrontación militar con Rusia para salvar su propio culo. De manera similar, acaba de ordenar el envío del grupo de combate de un portaaviones al Mar de China Meridional que desafíe los “derechos de navegación” alrededor de las nuevas bases militares de las islas “creadas” por China.
Era hacer esto o trabajar con Israel y con el dinero en efectivo saudí, como hizo Bush, organizando un ataque terrorista masivo de falsa bandera contra Estados Unidos; la diferencia de Trump con Bush, es que el segundo tenía números positivos de aprobación popular desde el primer día, mientras que Trump, en pocas semanas, ya ve su popularidad hundiéndose.
No sólo es que tenga en negativo los números en las encuestas, sino que ya se enfrenta a acusaciones por varios cargos, por eso ha ordenado al Fiscal General y al abogado de la Casa Blanca que bloqueen a un fiscal especial y a un gran jurado que iban a investigar a Flynn.
Normalmente, a Flynn se le habría ofrecido inmunidad para que revelara quién realmente había estado trabajando con Rusia y con Israel, ilegalmente. Sabemos que Trump está a la cabeza de esta lista y puede ser fácilmente derribado por crímenes muy reales.
La nave del Estado va a la deriva, con la nueva administración de Trump atacando a los medios de comunicación y a las agencias de Inteligencia, cuando ya podría haber sembrado las semillas de una nueva investigación tipo Watergate. Ahora estamos viendo un delicado acto de cuerda floja por ambos lados, donde un pequeño error de cálculo podría desencadenar una caída rápida y dolorosa.
Si esto ya es algo triste de ver, lo que es peor es la observación de los que están en las gradas, que están viendo esto como si se tratara de algun tipo de reality show.
Jamás habíamos tenido a un nuevo Presidente que se metiera en el pantano con tanta rapidez y temeridad. Durante sus primeros 30 días, Obama realizó múltiples órdenes ejecutivas, con la diferencia de que trataban principalmente de directivas administrativas, mientras que Trump ha dado inicio a una jihad para desmontar todo lo que hizo Obama.
¿Es una equivocación por su parte, o realmente Trump quiere generar gran controversia dirigiendo una administración en apuros, luchando valientemente para cumplir lo que había prometido durante su campaña? Mientras que Obama entró en una vía rápida para recibir su Premio Nobel de la Paz, Trump ha estado revirtiendo décadas de relaciones extranjeras estadounidenses, a excepción de sus buenas relaciones con Gran Bretaña e Israel.
Mientras que Trump ha afirmado estar drenando el pantano e hizo algunos esfuerzos simbólicos por hacerlo, los observadores experimentados lo han visto traer un “nuevo pantano”, rápidamente y con poca preocupación por tratar de ocultarlo.
Las personas que rodean a Trump no parecen comprender que las agencias de Inteligencia saben todo lo que hay que saber acerca de ellos, incluidos los “más que estrechos contactos” de su yerno con Israel. Flynn era sólo la punta del iceberg, el que ha recibido el primer golpe.
En cuanto a quién es Feinberg, ha sido descrito como un personaje “secreto” por The New York Times. En 2007, Feinberg dijo a los accionistas de Cerberus (un fondo de inversión estadounidense especializado en la gestión de fondos de pensiones), “Si alguien en Cerberus tiene su foto en papel y una foto de su apartamento, haremos algo más que despedirle. Lo mataremos. La sentencia de cárcel valdrá la pena”.
Pero según revela Gordon Duff, podemos tener un escenario de encubrimiento al estilo del Watergate ya amenazando a la presidencia de Trump, lo que colocará al Congreso en una posición muy incómoda.
Hay una guerra en Washington, abiertamente entre las agencias de inteligencia de Estados Unidos, incluyendo el Pentágono, y Trump.
Trump también está en guerra con la prensa, afirmando que tanto la prensa como los grupos de Inteligencia no son más que mentirosos. Por supuesto, Trump está en lo cierto, al respecto, pues la prensa miente constantemente y las agencias de inteligencia fabrican de todo para justificar las necesidades de sus verdaderos clientes, los globalistas, la industria de las armas y las grandes petroleras.
Pero las cosas son aún peores ahora, pues tenemos a un presidente que los llama mentirosos y luego se da la vuelta y miente aún más que todos ellos juntos. No hay gobierno, sólo tenemos a mentirosos acusándose mutuamente de mentir, mientras hacen lo que siempre se ha hecho, robar todo lo que no está clavado y Trump parece que está estableciendo un nuevo récord en eso también.
Existe una fuerte evidencia de que las agencias de inteligencia, incluidas algunas directamente vinculadas al Pentágono, como la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa), han despojado
colectivamente al Presidente Trump de su autorización de seguridad. Sabemos que esto oficialmente le pasó al Teniente General Mike Flynn después de que lo despidiera Trump.
La avalancha de defensas a Flynn por parte del Presidente Trump después de sus reuniones con Netanyahu en Washington esta semana, solo son un subterfugio.
Flynn tuvo que marcharse por su oposición a la planeada invasión del Líbano por parte de Netanyahu, que requeriría no sólo finanzas saudíes, sino también un apoyo logístico considerable e incluso apoyo aéreo de Estados Unidos; eso es lo que realmente provocó el despido de Flynn.
Los ataques orquestados de la prensa contra Flynn se originaron dentro del todopoderoso lobby israelí, que presentó a Trump al doble ciudadano estadounidense/israelí, Stephen Feinberg, dueño del contratista privado DynCorp, para supervisar todos los esfuerzos de inteligencia estadounidenses en todo el mundo.
También nos dicen que, debido a que agencias como el DHS y el FBI operan tanto fuera de los EEUU como en el país, eso conllevará que Feinberg tenga más empleados del gobierno y más armas bajo su mando que el propio Secretario de Defensa, pero sin la responsabilidad desagradable de éste.
La empresa de Feinberg, DynCorp, acusada de tráfico de personas en Bosnia, es contratada por Arabia Saudita para entrenar y abastecer a Al Qaeda e ISIS en Siria e Irak, desde instalaciones de Jordania y el Reino de Arabia Saudita, en concierto con los Estados del Golfo.
Flynn fue declarado oficialmente un riesgo de seguridad cuando surgieron preguntas sobre su comportamiento por “mentir” al FBI, cuando se le preguntó acerca de las conversaciones que tuvo con funcionarios rusos.
Hasta el momento de escribir esto, la estructura de mando nuclear de Estados Unidos probablemente está comprometida y las sesiones de información presidencial con las agencias, de inteligencia, han terminado.
Aparentemente pareció un detalle anecdótico, pero en realidad fue un desastre masivo de inteligencia; así se podría calificar lo que ocurrió el 13 de febrero de 2017, cuando Trump junto con el asesor Steve Bannon, el ahora despedido Mike Flynn, el presidente japonés Abe, sus esposas, personal del restaurante y comensales, participaron en lo que era una Reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional.
Corea del Norte acababa de realizar una prueba de misiles que violaba el espacio aéreo de Japón. Trump reaccionó con una teatralidad considerable, actuando frente a la multitud mientras llamaba a los líderes militares y ponía a los Estados Unidos en alerta máxima.
Vamos a analizar este hecho aparentemente poco importante, con un poco de contexto.
Durante la Guerra Fría, la única manera en que los Estados Unidos podían tratar de ver cómo actuaban los líderes soviéticos bajo condiciones de estrés, era a través de los activos de alto valor de la CIA, de los cuales había pocos. EEUU esperaba cada año a los desfiles del primero de mayo, para analizar el lenguaje corporal y la posición de los altos dirigentes soviéticos, y luego escribia copiosos informes extrapolando cada matiz de sus conductas.
Trump ya tiene un asesor presidencial, Jared Kushner, que trabaja abiertamente para la inteligencia israelí y asociados de negocios de toda la vida como Felix Sater, que están entre los criminales más peligrosos del mundo.
Jared Kushner
El siguiente error de Trump implica su conocimiento de la investigación del FBI sobre el contacto ruso de Flynn, que comenzó oficialmente con una entrevista dos semanas antes. Se alega que el Presidente Trump estaba bien informado sobre las llamadas telefónicas de Flynn y el también “alegado” perjurio de Flynn durante su entrevista con el FBI.
Así pues, Trump, al menos, tenía conocimiento de un acto criminal por parte de un funcionario de la Casa Blanca a quien se le permitió mantener su habilitación de seguridad. Esto es un delito grave, que podría acabar con su presidencia, como le sucedió a Nixon.
Añadamos a ello muchos más actos de conspiración similares, obstrucción a la justicia, perjurio, así como otros fraudes que la ley estadounidense permite “acumular” para construir cargos, y estamos hablando de cientos de incidentes aquí, hace que las acciones de agencias como la CIA contra Trump sean soportables para los miembros clave del Congreso.
Por lo tanto, las acusaciones diarias de Trump de que existen “fugas” y que se le está manteniendo a ciegas, están cayendo en oídos sordos.
Vamos a parar por un momento y miremos el trasfondo de este problema. Los contactos de Trump y sus colaboradores con Rusia, han sido técnicamente una violación de la ley, incluso un acto de traición.
El único contacto anterior de este tipo, fue en 1980 cuando se alegó que el candidato a la vicepresidencia George H.W. Bush voló a París y se reunió con funcionarios iraníes.
Cuando el ex agente de la CIA Richard Brenneke se presentó, testificando acerca de las reuniones y el trato con Irán, que más tarde condujo a la condena de 47 funcionarios de la Casa Blanca de Reagan, incluyendo al secretario de Defensa Caspar Weinberger, Brenneke fue acusado de fabricar la información.
Richard Brenneke
Brenneke fue acusado de perjurio por la filtración de información y el socio de Brenneke, el ex piloto de la Luftwaffe y jefe de la operación de contrabando de drogas de la CIA conocida como “Air America”, Heinrich Rupp, fue condenado por fraude bancario. Los cargos de fraude bancario contra Rupp eran por actividades bancarias diarias que blanqueaban dinero del narcótráfico en cuentas operativas de la CIA.
Ambos fueron silenciados por el Departamento de Justicia para salvar a Reagan y Bush de la acusación, ya que encerrar a los denunciantes o a los filtradores de información, mantiene la maquinaria de Washington en marcha.
Trump, cuya elección fue en gran medida conseguida gracias a actos de piratería informática y filtración de información, ayudado además por una campaña de informaciones falsas, ahora está sufriendo en sus propias carnes de su propia medicina, es decir, se ve bombardeado por noticias falsas y fugas constantes de información.
Con apenas un mes metidos en el régimen de Trump, ya estamos viendo como conceptos como caos, golpe de estado o dictadura, ya se oyen por todas partes.
Y nadie parece poder equilibrar la situación.
Lo que queda es un Congreso estadounidense que ha perdido el respeto del pueblo estadounidense, como Trump señala con bastante elocuencia de vez en cuando. El problema es que los que están en el Congreso con Trump, son los que ha pescado de ese pantano que dice que quiere drenar: es decir, son lo peor de lo peor.
Otros, que se imaginan a sí mismos como líderes de confianza, aunque no se sabe de confianza de quién, son en realidad los supervivientes que se han atrincherado en el poder, ordeñando el dinero electoral de los elementos corruptos que los llevan a traicionar a sus votantes y a sus obligaciones, década tras década.
Otro problema, por supuesto, es que Trump mismo, con su historial de lavado de dinero para el crimen organizado, sus bancarrotas, sus continuos problemas legales por fraude y cosas peores, es en sí mismo, un reflejo de todo lo malo que se puede encontrar en el gobierno.
Con una población profundamente dividida, explotada por un lado por el miedo y por el otro por el odio, poco queda por esperar de bueno.
Un apunte propio: más allá de lo que pueda tener de cierto esta información o no, lo que sí podemos empezar a intuir, es que Trump “y los suyos”, (entre los que se incluye una miríada de webs y blogs repartidos por todo el mundo que colaboran activamente haciendo propaganda, aunque no necesariamente a sabiendas de a qué o a quién sirven en realidad), están recargando un asunto que se ha dejado en reserva durante unas semanas, para cuando Trump necesitara desviar la atención sobre algún problema que se cierna sobre él.
Ya saben a qué me refiero, ¿no? Estamos hablando del Pizzagate, que tras semanas en punto muerto, está a punto de estallar en toda su magnitud, quizás antes de lo esperado, dado el nivel de caos y descontrol que Trump tiene en su gobierno y que debe ser tapado como sea por los órganos de propaganda a su servicio repartidos por la red.
Como ya advertimos en nuestro artículo al respecto, el Pizzagate es un asunto, que parece parte montaje y parte real (cuyo tanto por ciento de veracidad está por dirimir, si es que lo llegamos a aclarar alguna vez).
Es una operación con una función a largo plazo (de ahí las fotos aparecidas hace años de los hermanos Podesta relacionadas con el caso Madeleine McCann), que ya formaba parte del ascenso prefabricado de Donald Trump y que ahora, se usará como arma de destrucción masiva sobre algunos de sus enemigos políticos, pero sobretodo como arma de distracción masiva para los fanáticos defensores del magnate.
No en vano ha habido mucha gente y muchas webs alimentando (y viviendo de) este asunto en las redes en los últimos meses y esperan la orden para poder reactivarlo, tras unas incómodas semanas de impasse en que parecía que el asunto (en gran parte bulo) podía diluirse.
Sin ir más lejos, lo veremos en el espacio de comentarios de este blog, donde tenemos un divertido grupo de trolls trumpistas, que pronto recibirán instrucciones al respecto y harán lo que les ordenen, como monos amaestrados que son (gracias amiguitos por vuestro abnegado servicio al Robot)
Y reiteramos de nuevo nuestra opinión: es asunto del Pizzagate tiene parte de veracidad ocultada hasta ahora y parte de falsedad, bulo y montaje, por lo que creerlo por completo es un disparate propio de mentes abotargadas, pero no creerlo en absoluto, es también un error de igual magnitud.
Lo que sí empieza a verse cada vez más claro, es que el caos que puede desatarse para salvarle el culo a Trump, puede ser de los que hacen época.
Hay algo que nadie puede negar: al menos, con Trump, nos divertimos un montón…
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