Eso del tener que comer, de tener que mantener a la familia no es una justificación para medrar sin honor y eludir y obstaculizar la investigación, y exposición lo más fielmente posible a la realidad.
Vivimos en una época en que muchísimos periodistas, muchos abogados, algunos jueces y algunos policías, solo buscan el vivir bien y el dinero, con la discriminación de la ética profesional, los códigos deontológicos y sobre todo el eludir, esquivar, perturbar, y evitar, la obligación a la que se deben pero incumplen.
La libertad de expresión no existe, solo hay libertad de presión.
Vivimos en una pseudodemocracia, en dónde sería más honesto declarar el fin del periodismo, por el redactor fáctico corporativo acoplado al poder y el fin de la Soberanía de los Estados. Todo parte de la misma piña del fin de la política independiente y la justicia independiente.
Todo absolutamente es presstitución y prostitución política e ideológica.
Miles de putillos en el mundo dedicados al silencio, a la mentira y a la desinformación.
Se pueden admitir errores, trabajos a medias o falta de fuentes suficientes para darle un brillo a las informaciones, pero no, estamos en la desinformación y el silencio permanente y en lo políticamente correcto (que no es otra cosa que la omisión, la mentira y la deformación).
Hay cinco tipos de periodismo:
1. El sobrero presstituto de aires ultraprofesionales, que recibe sobres de las oficinas de desinformación de los servicios de inteligencia, además de su nómina en el medio en que trabaje.
Cia paga desde organismos públicos y privados que dirigen, MI5 controlan y pagan desde el GCHQ Government Communication Headquarters, better known as GCHQ, es uno de los lugares más secretos en sus actividades en Inglaterra en Cheltenham.
El ESTADO PROFUNDO que maneja los medios, el periodismo, la justicia, la política, y parte de la policía,
con 6.100 personas hacinadas en Cheltemham que reparten las instrucciones no solo a Inglaterra sino al resto de Europa.
Ahora estamos ya en la transnacionalización globalista de la información.
Antes era un cosa nacional local, pero desde que la Constitución y la soberanía han sido tirados por las letrinas, ahora pasa al Instituto Poynter y la GCHQ el control mundial de la información.
El “fact cheking” o inspección diaria del fistro duodenal del presstituto implica a 64 organizaciones de todo el mundo para estropear el sentido del lector y espectador de noticias del telediarreo.
Pierre Omidyart y su equipo de la Open Society de Soros y de la Open Society, se encargará personalmente de la inspección del fistro.
Pierre Omidyar además controla y organiza la calle y las manifestaciones (Paris, Berlín, Madrid 11-M, y Washington), y se encarga de los pagos a los gallitos organizadores.
2. El nominero no sobreasaliente que hace más bien de putillo que hace de secretario del redactor.
El redactor inspecciona cada uno de los trabajos a editar, al principio se le da margen para la corrección, pero si al poco tiempo NO CAPTA, la línea de no involucrarse y el tono políticamente correcto se le da unos cuantos toques antes de ir al paro.
Este solo cobra su nómina, no cobra sobres, aún le falta saberse codear con los ultraprofesionales, dorarles la píldora y caer muy bien al Jefe. Pero sobre todo dar de sí mismo y que se le vea lateralidad, sin resquicio de duda de lo que se espera de él.
3. El politizado.
Esta categoría es de las más mórbidas, da casi igual lo que escriba porque está afililiado a “algo” que ni él o ella sabe bien lo que es, pero está en nómina y él sabe lo que se espera de él y ellos saben la carroña que le tienen que echar para que funcione de la manera esperada.
Es un periodismo de años, de probada militancia esté convencido o no, pero que se ha dedicado a meter mucho ruido, en la calle, en manifestaciones, en mitines, en convocatorias, y en la poca tipografía que se estira porque las luces no le dan para más y tampoco se quiere ni se espera que brille, basta conque chupe ideario, que muchísimas veces lo improvisan en el mismo día consultando eso sí, para no caer en la personalización y seguir en el grupo gregario.
4. El becario.
Se le enseña a dar vueltas, a complacer, a dejarloque solito vaya comprendiendo como funciona, casi como un reflejo condicionado que al final ni lo parezca.
Parecerá que es su propia personalidad la caricaturización de su ser. Si se pliega y mimetiza con el silencio y la desinformación o poca información estreñida se le dejará tirar adelante con mucha inspección, y si no, si te he visto no me acuerdo.
5. El intrépido, valiente y arriesgado.
Poquísima gente como Udo Ulfkotte antiguo redactor jefe del Frankfurter Allgemeine Zeitung, que fue asesinado adecuadamente por la Cia.
Ned Colt, David Carr y Bob Simon del New York Times, CBS, y Premio Emmy, que investigaban el 11-S.
Y luego muertes “por enfermedad” como la de Fernando Múgica con una investigación concluída publicada sobre el 11-M. “Los agujeros negros del 11-M”. Y lo que se quedó en el tintero.
Udo Ulfkotte
Ned Colt, David Carr y Bob Simon.
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