La primera es que a veces un país o región cumple con su déficit gracias a que el PIB ha subido.
Al año siguiente se hace un presupuesto confiando en un crecimiento igual o superior, pero, si no es así, el porcentaje de déficit sobre el PIB crece y se incumple lo que la UE había impuesto.
Por ejemplo, España creía que en el 2017 crecería un 3,5% y la UE le dio permiso para endeudarse un 3,1%. Bien, pues si finalmente su crecimiento es solo del 3%, habrá incurrido en un déficit del 3,6%...
Por suerte el tema catalán ha pasado en noviembre y cuando Catalunya lideraba el aumento de PIB...
Desgraciadamente, si en 2018 no hay estabilidad en Catalunya, el PP deberá hacer unos presupuestos a la baja porque nadie le comprará en Europa un crecimiento alto. Recordemos que para el próximo año la UE le pide que el déficit baje del psicológico 3%...
La segunda es la falta de ingresos.
Los piolines y las imágenes de nazis deambulando por Catalunya han hecho bajar el turismo y el gasto. Eso quiere decir menos recaudación de IVA e impuestos varios.
Una inestabilidad que durará mucho tiempo debido también al autoboicot de consumo que hay en Catalunya.
Por lo tanto, se presenta un 2018 volátil: recortes en Sanidad y Educación (tal como anunció Montoro), posibilidad de menos ingresos, más desempleo... Sin contar que la prima de riesgo suba...
En todo caso, sin saber qué puede ocurrir estos días (huelga y/o huelga indefinida), España terminará el año cerca de los 40.000 millones de deuda más. Esa cantidad es la que necesita para ir pagando los gastos corrientes del Estado...
Inexorablemente el 2018 será el año del batacazo.
¡A POR ELLOS!
¡A POR ELLOS!
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