El silencio de los otros, respaldada por Pedro Almodóvar, busca terminar con la amnesia sobre las víctimas del dictador
The Guardian
A Chato Galante, quien perdió la juventud en celdas y cuartos de tortura de la España de Franco, le gusta bromear cuando dice que es un “optimista irredento.” Necesita serlo.
Ha pasado casi medio siglo desde que fue apaleado y encarcelado por sus participación en la lucha contra la dictadura, pero continúa esperanzado en que se hará justicia, que sus torturadores responderán en público por sus crímenes y que su condena será anulada.
Igual de optimista es Paqui Maqueda. Tarde o temprano, dice, España encontrará el coraje para confrontar los años de Franco y de su insidioso legado.
Entonces, quizás pueda establecer lo que le pasó a su hermano mayor, quien se cree que haya sido uno de los miles de niños secreta y sistemáticamente robados al nacer de sus madres para ser entregados a familias menos “degeneradas.”
Las historias de Galante y de Maqueda son presentadas en el documental galardonado a presentarse en el Sheffield Doc/Fest, que examina las perdurables consecuencias de la ley de aministía y el “pacto del olvido” que facilitaron el regreso de España a la democracia después de la muerte de Franco en 1975.
El silencio de los otros, dirigida por Almudena Carracedo y Robert Bahar, registra tanto la lucha por la justicia como la búsqueda de los niños robados y de los 100,000 cuerpos que se cree yacen todavía en tumbas no identificadas de la guerra civil. Pedro y Agustín Almodóvar son los productores ejecutivos del filme.
“Parte del filme fue tratar de entender cómo todo esto es posible,” dijo Carracedo.
“¿Cómo es posible hoy que haya gente a punto de morir que no pueda exhumar a sus seres queridos y enterrarlos en el cementerio en un país con tantos valores cristianos? ¿Cómo es posible que haya miles de niños que no saben quiénes son sus padres?”
La idea para el filme les llegó a Carracedo y Bahar hace ocho años, según salían a la superficie detalles sobre los “niños robados” en España –incluida la revelación de que la práctica no había muerto con el dictador- sino que continuó hasta los 1980.
Alrededor de la misma época, un grupo de víctimas y sobrevivientes de los crímenes de la era de Franco sometió una demanda en una corte argentina, pidiendo se investigasen casos de tortura, asesinatos, desapariciones forzadas y robo de niños.
Lo que les proveyó a los productores una manera de llegar a los asuntos y en 2012 se mudaron de EEUU de vueltas a la España de Carracedo para empezar a filmar.
Durante seis años y 450 horas de rodaje sin editar, los directores siguieron el desarrollo del caso —que continúa— tanto en España como en Argentina.
En el corazón del filme está la contradicción que uno de los abogados del caso resume, el fenecido especialista en derechos civiles Carlos Slepoy: “Cuando alguien es asesinado es claro: las cortes tienen que procesar al criminal.”
“Además, cuando hablamos de genocidio o de crímenes contra la humanidad, no está claro. En vez, la gente empieza a buscar argumentos –eso fue hace tanto tiempo, es mejor olvidar, hay que pasar la página-”
Bahar, que es estadounidense, creía que dominaba en términos generales la Guerra Civil Española —conocemos la pintura Guernica; hemos leído a Hemingway—, pero según avanzaba la grabación, se dio cuenta de cuánta gente en España y en otros países tiende a olvidar, o simplemente no sabe, sobre la dictadura que siguió [a la guerra].
Los hermanos Almodóvar dicen que el hábito de olvidar ha prevalecido en España durante décadas.
“A más de 40 años, muchos de nosotros pensamos que nuestra democracia es tan fuerte como para enfrentar cuestiones básicas de derechos humanos,” dice Agustín Almodóvar.
“Creemos que este filme, que toca esos temas con ternura, respeto y se preocupa, es un perfecto instrumento para empezar una conversación que ha sido silenciada durante mucho tiempo.”
Galante, 70, sintió la obligación moral de luchar contra la dictadura después que uno de sus compañeros, estudiante, fue asesinado por la policía en 1969. Convicto de “asociación ilegal” y de “propaganda ilegal,” pasó un total de siete años en prisión y fue torturado por el sádico policía conocido como “Billy el niño”.
Aunque su supuesto torturador permanece libre y vive a unos pocos 10 minutos a pie de su casa, Galante no se rinde ante su sed de justicia.
“Las sociedades de hoy no se pueden encajar en el molde de un traje hecho en 1978,” dice. “Algo está cambiando. La generación que abre las tumbas hoy es la de los nietos. Y la próxima continuará en ello.”
Como los productores, él es cuidadosamente cauteloso de que la vuelta al poder del Partido Socialista Español pueda beneficiar a las víctimas de los crímenes de Franco.
El anterior gobierno socialista de Luis Rodríguez Zapatero introdujo la ley de la memoria histórica de 2007, que se suponía terminara con el olvido –a la que se opuso categóricamente el conservador Partido Popular del recién expulsado primer ministro Mariano Rajoy-. Ahora, con el partido fuera del poder, la ley se puede usar otra vez para encontrar cuerpos y enjuiciar a los culpables.
“Este país tiene que hacerlo, no me cabe duda de ello,”dice Galante. “No sé cuán lejos llegará o si me dejará más o menos satisfecho, pero hoy nos acercamos al punto sin retorno.”
Maqueda está también segura de que el cambio viene, uno que le pueda brindar a su madre de 80 años un poco de tranquilidad.
Maqueda y su hermana gemela nacieron en junio de 1964, casi exactamente un año después que le dijeran a su madre que su nuevo hijo recién nacido había muerto. Las circunstancias de la muerte del niño siguen un patrón familiar para aquellos que han investigado durante décadas el robo de los niños.
“Pregúntale a mi madre cuántos hijos tiene y ella te dirá: seis, cinco que están vivos y uno que me robaron” dice Maqueda. “Mi madre dice siempre que lloró tanto que Dios le envió dos bebés al año próximo.”
Traducido para Loquesomos por Francisco Cabanillas.
Fuente: http://loquesomos.org/el-legado-cruel-de-franco-el-filme-que-quiere-que-espana-pare-de-olvidar/
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