Después de unos días, la decisión de Puigdemont de llevar a la Mesa del Parlament al Constitucional, es una jugada perfecta. Y lo es porque el independentismo siempre ganará con ello.
Hay que recordar que la Mesa del Parlament cedió ante la amenaza del Supremo. El juez Llarena suspendió como diputados a Puigdemont y a Junqueras. Esa decisión fue abusiva, ilegal, arbitraria e inconstitucional, y vulneró los derechos humanos y los derechos fundamentales de los diputados.
Y el culpable no es la Mesa ya que, repito, tiene su origen en una resolución del Supremo.
Cuidado, que nadie confíe que todo termine en una acusación de prevaricación al Supremo. Esa partida está perdida en la justicia española.
Pero lo importante de todo esto es que, sea cual sea la resolución del Constitucional, el "procés" gana.
Una prueba de que es una jugada maestra es que la prensa de Madrid ha buscado la lectura sesgada, o sea, como si fuera un conflicto de Puigdemont contra el Govern, el PDeCAT y la Esquerra...
Ladran luego cabalgamos...
Nadie se ha parado a pensar de lo que puede representar ese recurso (admitido) al Constitucional:
1- Si el Constitucional le da la razón a Puigdemont, significará que se la quitará a Llanera y que el President de la República podrá seguir siendo diputado del Parlament de Catalunya e, incluso, ser investido como President de la Generalitat.
2- Si el Constitucional no le da la razón a Puigdemont, parecerá que se la da al Parlament (Mesa) de Catalunya. Y abre la vía para Estrasburgo, con lo que ello representa y representará para el futuro. Y digo "futuro" porque, si las cosas no salen bien en el presente, es muy posible que en tiempos venideros de mayoría independentista más amplia, todo ayude.
Aunque no lo crean, Puigdemont sigue marcando el tempo de la imagen internacional de la justicia española.
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