Manteniendo sus manos a unos 10 o 15 centímetros del paciente, el sanador concentrado mueve las manos sobre el cuerpo del paciente de la cabeza a los pies, tratando de buscar claves sobre el estado del paciente.
Parece ser que las manos pueden detectar zonas del paciente con exceso de energía, los efectos debe ser un agente físico, una energía
indicativa de una tensión acumulada o de la enfermedad, y redirigir o redistribuir esa energía para aliviar el síntoma.
La imposición de manos, sin contacto físico, implica una transferencia de energía entre el sanador y el paciente podían incrementar la rapidez de sanación en ratones y la rapidez de crecimiento en las plantas.
El contacto terapéutico -entre las manos del sanador y cuerpo del paciente-, produce efectos beneficiosos, incluso cuando el paciente desconoce lo que se pretende conseguir con la mencionada técnica.
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