CAMBIANDO NUESTRA FORMA DE PENSAR RESPECTO A SI OTRO PUEDE HACERME FELIZ

En los últimos años se han multiplicado los libros de autoayuda y métodos de crecimiento personal que nos enseñan la importancia de tener una buena autoestima y ser felices independientemente de las circunstancias externas e incluso de nuestra relación de pareja.

Millones de personas devoran estos libros buscando las claves para soltar sus mochilas y cerrar las heridas del pasado, ansiosas por "arreglarse" a sí mismas cuanto antes, y estar listas para encontrar la felicidad perfecta en una pareja. Es el patrón equivocado que muchos hemos repetido una y otra vez, y que nos ha condenado al sufrimiento.

Las personas no somos máquinas que se pueden arreglar utilizando unas herramientas, ni existen técnicas infalibles. Cada uno de nosotros somos el resultado de nuestras circunstancias, educación, temperamento, genética, etc. Y cuando el deseo de ser felices se tiñe de impaciencia y perfeccionismo, el resultado es una autoestima frágil que puede romperse en cuanto se produce una crisis de pareja.

La Honestidad es la Fórmula:

Tener una autoestima saludable no significa ir por la vida repitiendo "¡Porque yo valgo!". Cuando niegas tus sentimientos dolorosos —miedos, inseguridades, heridas— bajo una imagen de supuesta felicidad y seguridad en ti misma, ocurren dos cosas. Una, que los demás ven tu coraza aunque tú creas que es invisible. Y dos, que te abandonas a ti misma, puesto que no estás en contacto con tu vulnerabilidad.

El problema de la codependencia es creer que el que está allá afuera es el que me hace feliz. Todo el sistema apoya este software tan dañino. Creo que en parte es porque a la sociedad le favorece mantener en la mente de las personas que en ciertos aspectos no pueden valerse por sí mismas. Y es que la codependencia vende, basta con oír cada canción en la radio, himnos inspirados en la pérdida y el desencanto.

Pero este pensamiento de que "el otro me hace feliz" es lo que te tiene sufriendo... asumamos que tú te estás tomando un té conmigo y cuando conversamos tienes una sensación placentera... la dueña de esa emoción, de esa sensación, eres tú, es cierto... parece que una magia se activa cuando estás conmigo, pero la verdad es que puede activarse con muchas personas. Depende de cómo te sientas tú en relación al exterior.

Me explico un poco más... cuando tú te ocupas de ser una persona con contenido propio, es decir, alguien que ha creado o cultivado un mundo interno, si te place invitas a otros a ese mundo y lo que encontrará es un cúmulo de cosas que te hacen ser tú mismo... yo por ejemplo, a donde voy... va conmigo mi conversación, ella es basta y fluida, no me siento a hablar con alguien para "pelar" a los demás (qué hizo, cómo viste, etc), nooo, ni del clima aunque sí a veces, y veo que caigo en eso de lo del clima como recurso porque el otro no aporta, por cierto no es que hablar del clima esté mal. Más allá de ello, leo siempre, todo el tiempo, me informo, me instruyo, observo, etc. y eso me hace capaz de construir a través de la plática con alguien... algo grato, interesante, cautivante... otro espacio en mí es mi música, no cualquiera, porque reconozco las vibraciones que transmite, claro... de repente me lanzo un reguetón que en el momento justo acelere mis sentidos, no soy tan aburrida 😁, pero allí está mi jazz, mis blues, el saxo... y el sexo también 😂... mi comida, lo que preparo, lo que compro, mis tardes de café conmigo misma, mi crecimiento, mi manera dulce por lo general de tratar a las personas o en su momento de marcar los límites cuando se pasan de la línea, mis paseos, mis viajes, mis terapias, mis libros, mis videos, mis publicaciones, mis amigos, mi vida con mis hijos, mis pelis, mis anécdotas... mis ocurrencias, mi baile... todo eso, va y viene conmigo, depende de mí. A veces se conecta de manera mágica con alguien, pero cuando me voy, todo eso se va conmigo, es mi magia personal, mi sello. Cuando compras la idea de tener miedo porque alguien se va de tu vida, y quieres retenerle, estás poniendo tu atención en el lugar equivocado, es un buen momento para parar y observar tu mundo... ¿cómo está?... y enfrentar la verdad, y puedes hacer una reingeniería de ti mismo... aprender a estar a gusto contigo mismo. Es la fórmula contra la codependencia... aprender a crear tu propia plenitud. No sólo exterior... sino "interna", llenar tu caja de herramientas que te ayuden a comprenderte a ti mismo y a la vida, sobre todo para cuando aparezcan las crisis.

Me gustan mucho estas palabras de Ernesto Cardenal:

Al perderte yo a ti
tú y yo hemos perdido:
Yo por que tú eras
lo que yo más amaba
y tú porque yo era
la que te amaba más.
Pero de nosotros dos
tú pierdes más que yo:
Porque yo podré amar a otros
como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán
como te amaba yo.

Es eso... es parte del valor personal, pero uno con sustento, no uno del diente al labio, no uno que se quiebra y se aniquila frente a la partida de alguien que ya no quiere estar.

Piensa... tú te vas y te llevas contigo, a ti misma, a ti mismo, si estás vacío, tratarás de crear una nueva relación, de encontrar a alguien que te entretenga, que te haga las veces de neblina para no reconocer el trabajo que has dejado de lado... "Amarte a ti mismo".

No podemos hacer responsables a otros de nuestra felicidad, cada vez que lo hacemos, le entregamos el control, y si se va, y si muere, te condenas a un profundo sufrimiento... ¡es hora de cambiar!

Dios puede devolvernos el Sano Juicio, la codependencia es una adicción, necesitamos reconocerla y trabajar, con la ayuda de nuestro Poder Superior, es posible.

La única persona que te va a acompañar toda la vida... eres tú misma, merece que te esfuerces.

Por último: El amor propio es importante, porque cuando estés solo/a a las 3 am y estés llorando, ¿quién va a estar ahí para ti? Tú tienes que levantarte y encontrar la fortaleza. Porque al final del día, tú mismo eres todo lo que tienes.

Enfrenta tu realidad y ama tu miedo!!!

Si quieres trabajar este tema conmigo, búscame en messenger.

Autor: Claus Tuchán