El sistema, en principio, establece que habrá centros que estén disponibles para los clientes los lunes, los miércoles y los viernes o los martes y los jueves. De esta manera, BBVA alternará dichas aperturas en función de las necesidades en cada momento.
Por ahora, el plan solo es piloto, por lo que BBVA irá estudiando sus resultados para extender este modelo por todo el territorio o dar marcha atrás. Fuentes oficiales de la entidad señalan que «se realizan pruebas en muchos ámbitos, como en su modelo de distribución, donde analiza tanto ubicaciones como dotaciones, siempre buscando dar un buen servicio a los clientes».
BBVA recorta gastos operativos con la medida
BBVA cuenta en la actualidad con la tercera mayor red en España, compuesta por 1.883 oficinas, solo superada por la de Caixabank y el Santander, después de llevar a cabo tras la pandemia el cierre definitivo de una quinta parte (algo más de 400) en el marco del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectó a casi 3.000 de sus trabajadores.
Fuentes sindicales consideran desafortunado el plan. Desde CGT, por ejemplo, indican que con la medida el banco pretende minimizar los gastos, pero explican que se deberían atender otros factores, como la adaptación tanto de la plantilla como de la clientela. En este sentido, recuerdan que BBVA necesita en estos momentos fuerza laboral y que puede llevar contrataciones, ya que está obteniendo resultados de récord.
El grupo presidido por Carlos Torres, como el resto, lleva tiempo recortando el número de oficinas en nuestro país para mejorar su eficiencia y adaptarse al entorno cada vez más digital. En su caso, además, ha ido disminuyendo la red de agentes, es decir, colaboradores que ofrecen sus productos y servicios, sobre todo en el ámbito rural. A principios de este año, BBVA rescindió el contrato de una cuarta parte de estos autónomos, quedándose tan solo con 319 de ellos.
El lanzamiento del plan de cierres de oficinas varios días a la semana coincide con el inicio del verano. La elección no es casual, ya que en esta época, debido a las vacaciones, los bancos tienen una menor afluencia de clientes y la atención se reduce en buena parte de la red.
Pero la decisión es un paso más en la apuesta de BBVA por impulsar la venta por los canales digitales. Según sus números, el 64% de los nuevos clientes que capta provienen ya del móvil e internet y el 49% del total de usuarios opera por los sistemas a distancia.
Las cifras que maneja la entidad reflejan un aumento de la comercialización de productos vía remoto. Así, el 74% de las transacciones que realiza son digitales en unidades, mientras que el 54% de las mismas no son presenciales medido en su valor económico.
El BBVA, como el resto de entidades, defiende la existencia de las oficinas, pero todo el sector está intentando reducir al máximo posible la red y dejarla para operaciones que requieren de asesoramiento para ganar rentabilidad. Con ello, están derivando a los ciudadanos al uso de los cajeros para, por ejemplo, sacar dinero o actualizar la libreta. Una cartilla, eso sí, que cada vez está más en desuso.
En otros países donde opera, BBVA también está pretendiendo rebajar la atención presencial, aunque no en todos lo está consiguiendo. En Venezuela el régimen de Nicolás Maduro lleva un tiempo torpedeando los cierres de sucursales planteados por el grupo español para mermar sus costes de estructura, tal y como ha publicado recientemente este periódico.
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