"La política monetaria expansiva ha llevado a tipos negativos, algo que nos está matando". Así definió el Presidente del BBVA, Francisco González, el pasado mayo lo que estaba pasando con la banca en Europa. Y efectivamente es un problema real que tiene el BCE encima de la mesa.
La política del BCE ha sido muy positiva para los Estados y las empresas, que han visto como los costes de financiación han caído en picado.
Pero lo que es bueno para unos es malo para otros. Los bancos no saben cómo ganar dinero en esta situación, se enfrentan a una disyuntiva muy complicada.
En el negocio tradicional es imposible ganar dinero. Y si aumentan las comisiones (la única vía, ahora mismo) las críticas son brutales.
El problema, los bajos tipos
La banca tiene un problema. Con los tipos tan bajos es muy complicado ganar dinero.
El negocio tradicional, la diferencia entre lo que pagan por el dinero y lo que cobran por el que prestan, está en mínimos.
Sí, es cierto, casi ningún depósito paga dinero a los ahorradores, pero por otro lado las inversiones más seguras (prestar dinero a los Estados) están en tipos muy cercanos a cero o incluso negativos.
La única estrategia para aumentar los margenes es invertir en activos que otorguen mayor rentabilidad.
Pero esto significaría aumentar los riesgos, cosa nada deseable, sobre todo con un sistema bancario con problemas recientes de solvencia, como el español, el italiano o incluso el alemán.
¿Cuál es la salida entonces?
La salida en la situación actual no gustará a los ahorradores
Supongamos que el BCE no haga nada, que el QE sigue en marcha y los tipos bajos porque la prioridad ahora mismo no es la banca sino la economía real. ¿Qué pasaría?
Los bancos no tendrían más remedio que sacar el dinero de algún sitio o quebrar. Y ese "algún sitio" no son buenas noticias para los ahorradores.
Las comisiones irían para arriba. Pero no es suficiente. La banca debe aumentar su margen de intereses, y esto significa que los tipos de intereses de los depósitos tienen que irse al negativo.
Hace unos meses contábamos que para depósitos superiores a 5 millones de euros los bancos ya cobraban un 0,3% al año.
Pero los meses han pasado y alguna empresa ya está teniendo problemas para depositar cantidades más bajas sin tener que pagar.
Hay que elegir entre recortes o aliviar a los endeudados y por ende perjudicar a los ahorradores
Pues ese momento cada vez está más cerca. Seguramente veamos movimientos de este tipo para clientes sin grandes vinculaciones (tarjetas, recibos, nóminas). Como ya dijimos en su día, bienvenidos al extraño mundo de los tipos negativos.
Llevamos años de crisis y todavía mucha gente se sorprende cuando oye hablar de pagar por depositar el dinero.
Pero siempre se ha dicho que la salida a la crisis era así, no es una novedad.
La crisis empezó por una gran acumulación de deuda y solo hay dos salidas: dejar que sufran los endeudados (la salida a la "alemana", es decir, recortes y disciplina fiscal) o aliviarles (y por tanto perjudicar a los ahorradores, ya sea con inflación o tipos negativos). Los primeros años de la crisis estuvimos con la primera medicina y ahora estamos con la segunda.
La subida de tipos, en el mapa del BCE
En el BCE saben que las tensiones en la banca no son buenas ya que si el sistema financiero se gripa es un problema (adicional) para la economía real.
El mensaje de Draghi del jueves pasado fue algo bipolar. Por un lado prolongó el QE hasta finales de 2017, pero por otro recortó las cantidades mensuales de compras de activos.
Y de forma efectiva el BCE ha permitido que desde septiembre las rentabilidades de la deuda a 10 años de los principales países de la UE suban de 50 a 80 puntos básicos (depende del país).
Es decir, el BCE está tolerando unos tipos efectivos más altos en la UE. ¿El motivo? Traspasar algo de la ayuda que estaban recibiendo los endeudados hacia la banca. Más rentabilidad es un alivio para los bancos.
Así que en los próximos meses el BCE tiene un gran dilema. Seguir ayudando a la economía real, apoyando a los endeudados, o dejar que los tipos suban, ayudando a la banca (y de rebote, a los ahorradores).
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