Recientemente dimos por completada la primera parte de nuestra misión Cintamani. Ésta misión se nos fue dada directamente por el personal de las fuerzas de la Luz sobre la superficie de la Tierra, con el fin de fortalecer la red de Luz en el sureste de México.
Dada la delicada naturaleza de esta operación, muchos detalles deben permanecer clasificados por el momento, pero les describiremos nuestra experiencia en este artículo.
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La mayoría de las cuevas, cenotes, gutras, esteros, lagunas y aguadas en el sureste mexicano ya han sido descubiertas por la civilización, lo que nos facilitó enormemente esta tarea. Muchos de estos espacios están conectados a través del subsuelo por medio de ríos subterráneos y cuerpos de agua que se encuentran conectados entre sí. Algunos de éstos se encuentran también conectados directamente con la red de Agartha.
A pesar de encontrarse a sólo unos kilómetros de la ciudad más cercana, el lugar se encontraba en completa paz y calma. Este día los miembros que participábamos en esta misión eramos los únicos visitantes de este lugar sagrado. Después de viajar unas horas en carretera, llegamos a un camino empedrado que parecía estar medio de la selva tropical:
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El lugar estaba siendo custodiado por lugareños de origen Maya. Tras conversar unos minutos con ellos uno se daba cuenta de la sabiduría ancestral que corría por sus venas, y de la conexión con la Tierra que ellos tenían, algo que no encuentra en los humanos que viven ahora en las grandes ciudades.
Aunque fue descubrierta oficialmente a mediados del siglo pasado, la caverna que visitamos ya contaba con una infraestructura (o al menos los primeros cientos de metros de la misma), pero la falta de oxígeno y ventilación hacían que el viaje fuera lento y cansado. Dentro de ésta todavía se podían ver pequeños mamíferos de tierra, así como una multitud de murciélagos y peculiares insectos.
Los primeros metros de la caverna se encontraban iluminados de manera artificial, lo que nos permitió tomar buenas fotografías:
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Dentro de la caverna se encontraban aún docenas de ofrendas Mayas. Éste era un lugar sagrado dedicado a una >>cierta deidad<< de las culturas mesoamericanas.
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Toda la caverna era de piedra caliza, excepto por un pequeño espacio (de no más de 5 metros cuadrados) que consistía en arena fina y blanca.
Después de cientos de años, las raíces de los árboles habían logrado traspasar la capa superior de piedra caliza, convirtiéndose en un filtro natural que nos permitió beber el agua más limpia y pura que jamás hemos probado en la superficie.
Después de caminar unos ~20 minutos llegamos al altar principal de la caverna. Éste consistía en una enorme columna formada por la unión entre las estalactitas y estalagmitas que se han ido formando a lo largo de millones de años. Era aquí donde se encontraban la mayor parte de las ofrendas mayas.
Unos poco metros más adelante el camino se encontraba cerrado para el público en general. Sin embargo ahí logramos enterrar la Cintamani exitosamente. Ahora esta piedra sagrada se encuentra más de 30 metros bajo tierra, protegida y lista para canalizar las energías de la Compresión de Avance.
Ésta es la primera de 8 piedras que serán colocadas en esta región del país para asistir en la compleción en la red de luz que se necesita para armonizar las energías entrantes desde el Sol Galáctico Central, las cuales llegarán a su climax al momento del Evento.
Una vez enterrada salimos rápidamente de la caverna (¡ya nos faltaba el aire!), sabiendo que la misión había sido un éxito. Anotamos las coordenadas en las que se encontraba la piedra, y salimos de la gruta.
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Durante los próximos meses seguiremos informando sobre el resto de la misión Cintamani en este mismo blog.
¡Victoria de la Luz!
-Adoninas