A principios del siglo XX se llegó a un acuerdo mundial basado en una idea de la Fundación Rockefeller para cambiar la frecuencia de la música. La cambiaron de su resonancia armónica natural de 432hz a la actual de 440hz que suprime la conciencia.
Nuestro ADN necesita estar en la frecuencia de 432hz para que nuestro cuerpo y células funcionen normalmente.
La música actual de 440hz es una vibración estática que afecta a nuestro ADN y células de forma incorrecta para la salud celular lo que puede causar dolencias en el cuerpo.
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