Las amenazas de Trump contra George Soros paralizan a las organizaciones sin fines de lucro estadounidenses
- JOE MILLER

Los grupos de la sociedad civil financiados por la fundación benéfica del multimillonario se sienten vulnerables a los ataques de la Administración.
Donald Trump no ha ocultado su plan de perseguir a George Soros.
El mes pasado, intensificó su retórica contra el multimillonario filántropo, firmando un memorando que instaba al Departamento de Justicia de EEUU, al Tesoro y al Servicio de Impuestos Internos (IRS) a investigar a quienes financian el "terrorismo doméstico", y nombrando a Soros como un posible objetivo.
Su Administración también ha sugerido que podría revocar la exención fiscal de la que disfrutan las organizaciones sin fines de lucroque brindan atención de identidad de género a niños o asisten a la "inmigración ilegal".
La institución Open Society Foundations (OSF) de Soros, ahora dirigida por su hijo Alex, posee 25.000 millones de dólares en activos (21.400 millones de euros) y financia a cientos de organizaciones no gubernamentales en EEUU y en todo el mundo. Rechaza rotundamente todas las acusaciones de apoyo a la violencia o la ilegalidad y se ha comprometido a combatir los "ataques con motivación política contra la sociedad civil".
Sin embargo, las amenazas de la Casa Blanca están teniendo un efecto disuasorio en cientos de miles de pequeñas organizaciones benéficas y organizaciones que reciben financiación de entidades como OSF, pero carecen de los recursos para enfrentarse a la Administración Trump por sí solas, según explican varios grupos a Financial Times.
"Deberíamos estar preocupados por el hecho de que el poder ejecutivo haya utilizado sus facultades como arma contra el sector benéfico sin fines de lucro", afirma Akilah Watkins, presidenta de Independent Sector, que representa a diversas organizaciones sin fines de lucro.
"Hay repercusiones. Si eres una pequeña organización comunitaria que no se alinea con las prioridades de esta Administración, no tienes abogados de alto nivel para defenderte".
Los grupos amenazados abarcan desde activistas de derechos humanos y prodemocracia, a defensores de la reforma de la justicia penal, medios de comunicación y proveedores de soluciones de salud pública para comunidades marginadas.
Algunos han perdido personal que renunció por temor a ser atacados, o tienen dificultades para contratar más personal. Otros han eliminado rápidamente las referencias a ciertas causas progresistas de sus sitios web.
"Hay un enorme miedo ahora mismo", afirma Sarah Saadian, vicepresidenta sénior del Consejo Nacional de Organizaciones sin Fines de Lucro. "Estamos escuchando a organizaciones sin ánimo de lucro que están realmente preocupadas y que están cambiando sus declaraciones públicas".
Los persistentes ataques de la Administración contra el sector —del que Trump aseguró el año pasado que estaba lleno de "matones y sinvergüenzas"— han coincidido con un aumento de las amenazas violentas, según un importante grupo filantrópico.
"Muchos de nuestros beneficiarios, así como nosotros como fundaciones, hemos sufrido amenazas en línea y demás, y les hemos proporcionado servicios de seguridad", explica el líder del grupo.
OSF y otras grandes organizaciones que otorgan subvenciones han llamado a sus beneficiarios uno por uno en las últimas semanas para garantizarles que mantendrán su apoyo financiero, legal y logístico.
"Los animamos a mantener el rumbo y a saber dónde encontrarnos", señala John Palfrey, presidente de la Fundación MacArthur. "Verán que estamos gastando mucho más dinero, no menos".
Algunas de las organizaciones benéficas más pequeñas necesitan más apoyo financiero que nunca después de que el Gobierno estadounidense les cortase la financiación debido a su apoyo a causas como la diversidad y la inclusión, el cambio climático y la ayuda exterior.
Watkins explica: "Con la reducción de fondos federales destinados al... sector, muchas organizaciones sin ánimo de lucro dependen excesivamente de fundaciones privadas. Esto supone un doble golpe".
Las organizaciones sin fines de lucro en EEUU están sufriendo un éxodo de personal. Datos recopilados por The Chronicle of Philanthropy sugieren que se perdieron al menos 22.000 empleos en el sector durante los primeros seis meses del año, en parte debido a la restricción de fondos.
Estos grupos también son muy vulnerables a los cambios en la legislación fiscal. "OSF sobrevivirá aunque se le retire su estatus de exención fiscal, pero muchas ONG no lo harán", afirma una persona cercana a OSF y Soros.
En las últimas semanas, la Casa Blanca ha buscado expandir la definición de terrorismo, ampliando las estrategias legales a su disposición y amenazando aún más las actividades públicas de algunos grupos más pequeños.
El fiscal general adjunto Todd Blanche ha sugerido que un pequeño conjunto de manifestantes que le gritaron a Trump durante su reciente visita a un restaurante de Washington podría formar parte de un grupo organizado que busca "causar daño, terror y perjuicio" a EEUU, y ha advertido que podrían afrontar cargos por extorsión que suelen reservarse para el crimen organizado.
A largo plazo, las grandes fundaciones confían en repeler el ataque de la Administración Trump, especialmente porque hasta ahora el sector se ha mostrado mayoritariamente unido en su respuesta a las amenazas de la Casa Blanca.
El líder de la gran organización filantrópica señala: "Les animo a comparar la reacción de las fundaciones con la de las universidades, o los bufetes de abogados, donde han sido derribados una por una. Muchas se han doblegado de una forma u otra... las fundaciones no lo están haciendo".
El poder ejecutivo no tiene la facultad de inventar nuevos delitos ni de designar unilateralmente a grupos como terroristas, y la ley impide que funcionarios de agencias ajenas al IRS ordenen al departamento que investigue a entidades o individuos específicos.
Sin embargo, las investigaciones gubernamentales siguen suponiendo una "gran pérdida de energía", afirma una persona familiarizada con las estructuras de OSF, que las obliga a desviar recursos de causas benéficas para combatir a la Administración.
En privado, dentro de la organización, la preocupación principal reside en quienes tienen menos recursos, quienes podrían verse obligados a recortar algunas actividades para defenderse de la Casa Blanca.
Saadian señala: "Cada dólar que una organización sin ánimo de lucro debe gastar para contrarrestar las acusaciones infundadas que se hacen en su contra es un dólar que no invierte en su comunidad o que no utiliza para brindar servicios urgentes a sus vecinos".
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