Los Ajustadores supremos y autoactuantes frecuentemente son capaces de contribuir factores de importancia espiritual a la mente humana cuando fluye libremente en los canales liberados pero controlados de la imaginación creadora. En tales momentos, y a veces durante el sueño, el Ajustador puede arrestar las corrientes mentales, detener el flujo, y luego desviar la procesión de las ideas; y se hace todo esto para efectuar transformaciones espirituales profundas en los recesos más elevados de la superconciencia. De este modo las fuerzas y energías mentales se ajustan más plenamente a la clave de los tonos de contacto del nivel espiritual del presente y del futuro.
Es a veces posible que se ilumine la mente, que se oiga la voz divina que habla continuamente dentro de ti, de manera que puedas volverte parcialmente consciente de la sabiduría, verdad, bondad y belleza de la personalidad potencial que constantemente reside en ti.
Pero vuestras actitudes mentales inquietas y en rápido cambio frecuentemente dificultan los planes e interrumpen la tarea de los Ajustadores. Su tarea no está tan sólo interferida por la naturaleza innata de las razas mortales, sino que también se retarda considerablemente este ministerio por vuestras propias opiniones preconcebidas, ideas fijas y prejuicios antiguos. Debido a estos obstáculos, muchas veces sólo sus creaciones no terminadas emergen a la conciencia, y por consiguiente es inevitable la confusión del concepto. Por lo tanto, al escrutar las situaciones mentales, hay seguridad tan sólo en el reconocimiento pronto de cada pensamiento y toda experiencia lo que éste real y fundamentalmente es, desechando enteramente lo que podría haber sido.
El gran problema de la vida es el ajuste de las tendencias ancestrales del vivir a las demandas de los impulsos espirituales iniciados por la presencia divina del Monitor Misterioso. Aunque en las carreras en el universo y en el superuniverso ningún hombre puede servir a dos amos, en la vida que vosotros vivís ahora en Urantia cada hombre debe por fuerza servir a dos amos. Debe volverse hábil en el arte del compromiso humano temporal continuo, otorgando al mismo tiempo lealtad espiritual a un solo amo; por esto tantos tropiezan y fracasan, se agotan y sucumben a la presión de la lucha evolucionaria.
Aunque el legado hereditario de la dote cerebral y del supercontrol electroquímico operan para delimitar la esfera de la actividad eficiente del Ajustador, ningún impedimento hereditario (en las mentes normales) previene jamás el logro espiritual final. La herencia podrá interferir con el grado de conquista de la personalidad, pero no previene la consumación final de la aventura ascendente. Si cooperas con tu Ajustador, el don divino evolucionará, tarde o temprano, el alma morontial inmortal y, posteriormente a la fusión con la misma, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Mayor del universo local y finalmente ante el Padre de los Ajustadores en el Paraíso.
Presentado por un Mensajero Solitario de Orvonton
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