La bomba atómica empieza con un brillo que se asemeja a esa visión onírica que tenemos sobre la creación de una estrella, una imagen preciosa que deja ciego al que la ve y que, al cabo de unos segundos, todo lo queda de esa persona es su sombra en la pared...
Bien, pues España es eso.
Ha estallado una bomba atómica.
Supongo que debemos estar contentos porque el partido heredero del franquismo quede fuera del gobierno, pero lo que viene no es mucho mejor. De momento, que el ejecutivo quede en manos de un partido socialista antirrepublicano, no implica cambios en Catalunya. Y, cuidado, porque más tarde pueden venir los nazis (sí, nazis) de C's.
En todo caso, ha sido el 155 lo que ha tumbado a Rajoy, incluso, iría más lejos en el tiempo, cuando le dijo que no a Artur Mas por un pacto fiscal, ya cavó su tumba.
Por mucho que digan que todo ha dependido de el PNV, la verdad es que sin los votos de los republicanos catalanes la moción no hubiera prosperado. Es más, el PNV se unió a la moción cuando supo que lo catalanes votarían para echar a Rajoy.
No olviden que de los 180 votos que ha obtenido Pedro Sánchez, 36 (20%) ha sido de diputados catalanes y 16 (9%) de vascos.
Aunque, si quieren, tanto da esos detalles, lo importante es que toda esa pandilla de ministros nauseabundos ya son historia.
Podemos celebrar hoy una pequeña victoria pero mañana ya no.
Quizás sí que es cierto eso de que el procés crisparía a España.
Y la destruiría.
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