«Ser una mujer no es un hecho natural. Es el resultado de cierta historia. No hay destino biológico y psicológico que defina a una mujer como tal. No naces mujer: ¡te hacen mujer!»
(Simone de Beauvoir).
Es difícil reunir un sinnúmero tal de disparates en tan pocas líneas. La ideóloga de la «imaginación al poder» desaloja del mismo a la biología, al sentido común y a las más palmarias evidencias (como el sexo que le asignaron en su certificado de nacimiento en vez de esperar a que se lo «ganara» mediante ella sabrá que méritos) y pone sus delirios identitarios por encima de un rigor científico que ignora olímpicamente, haciendo verdad el dictamen de Dawkins «¿Demasiado simple para la ciencia? Prueba con la religión». Pues no otra cosa que una religión, con sus dogmas irracionales e inamovibles, sus excomuniones y su rechazo del más somero análisis crítico, es la ideología de género que defendía la vaca sagrada ésta, dicho sea con absoluto «animus injuriandi».
(Simone de Beauvoir).
Es difícil reunir un sinnúmero tal de disparates en tan pocas líneas. La ideóloga de la «imaginación al poder» desaloja del mismo a la biología, al sentido común y a las más palmarias evidencias (como el sexo que le asignaron en su certificado de nacimiento en vez de esperar a que se lo «ganara» mediante ella sabrá que méritos) y pone sus delirios identitarios por encima de un rigor científico que ignora olímpicamente, haciendo verdad el dictamen de Dawkins «¿Demasiado simple para la ciencia? Prueba con la religión». Pues no otra cosa que una religión, con sus dogmas irracionales e inamovibles, sus excomuniones y su rechazo del más somero análisis crítico, es la ideología de género que defendía la vaca sagrada ésta, dicho sea con absoluto «animus injuriandi».
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Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza. De hecho, por solo pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella. La revolución de las mujeres para controlar los medios de reproducción es paralela a la revolución del proletariado para controlar los medios de producción. La forma de controlar los medios de reproducción es la abolición de la familia biológica.
(Shulamith Firestone).
(Shulamith Firestone).
Uno nace hombre o nace mujer. Nadie nace homosexual o asexuado.
«Lo natural ya no es un valor humano», dic- tamina algún majadero. Pero, ¿puede ser un valor humano lo antinatural? |
Sexo está referido a las características anatómicas, fisiológicas y endocrinas en la forma y la función de los órganos reproductivos propios que diferencian entre macho y hembra. Dos sexos diferentes pero perfectamente complementarios a nivel físico y psicológico. Y que seguirán siendo lo que eran desde su nacimiento: un hombre o una mujer.
Sexualidad involucra a todo el ser individual en su manera de pensar, sentir y actuar, es decir, una potencialidad no instintiva que se manifiesta como un don que traemos en nosotros: Uno siempre es varón o es mujer.
Nadie puede elegir ni optar su sexualidad. No hay ninguna otra posibilidad de sexualidad natural, ni existen características naturales de la homosexualidad.
En la etapa prenatal sabemos por la genética que la primera característica que se registra en un ser humano en el momento de la concepción es su sexualidad.
Este es el primer sello de la unión entre un óvulo y un espermatozoide: varón o mujer. Por eso la sexualidad está definida desde el inicio hasta el final de nuestra vida, siendo el cerebro por su conformación el órgano rector de la identidad sexual.
La homosexualidad es el síntoma de un problema psicológico sin resolver. Un niño para crecer sano necesita de un padre que sea varón y de una madre que sea mujer. Los vacíos afectivos y los modelos inadecuados de identidad sexual generan problemas de distorsión, conflicto y trastorno afectivo-sexual.
El feminismo es una practica política para luchar por la supremacía masculina en nombre de la mujer como clase.
El feminismo es una practica política para luchar por la supremacía masculina en nombre de la mujer como clase.
Andrea Dworkin.
La ideología de género es un sistema teórico de pensamiento punitivo y autoritario para la represión planificada del instinto de procreación, que destruye la base biológica de la sociedad con el postulado que las diferencias entre el hombre y la mujer no tienen su naturaleza determinada, siendo una mera construcción cultural desarrollada según estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos, descompuestos en ´géneros´ que se pueden asignar a placer.
En el análisis de lenguaje del campo de realidad, toda ideología es un ensayo filosófico acientífico, una teoría política sin método de comprobación por hechos posibles, que no obstante se usa para regular comportamientos grupales. La ideología de género se basa en el axioma que la cultura occidental es capitalista, patriarcal y falogocéntrica – el logos masculino sagrado, fundamento espiritual de la sociedad que ha de ser destruido.
El enemigo de la ciencia es la ideología. La ciencia sólo se discute con ciencia y las opiniones sólo se discuten con opiniones. Una ideología es un conjunto de creencias que profesan un grupo de activistas definidos en común por profesar esa ideología, frente a otras ideologías. Es decir, las ideologías son críticas con otras ideologías, pero nunca consigo mismas ni con sus propios fundamentos.
La percepción ideologizada de la realidad es matar la especie por el género. Una ideología defiende su crítica cuando trata de cuestionarse a sí misma, pero ejerce la crítica cuando cuestiona a la ideología contraria. Así, las ideologías articulan gremios en la sociedad y los enfrentan unos con otros. Es que los seres humanos se sienten más fuertes cuando están alimentados por la ideología de ese gremio al que pertenecen.
La ciencia debe triturar las falsas ideologías o falsa conciencia de activistas muy formados por su ideología pero ignorantes en materia científica, quienes creen que al profesar una ideología son fuertes en la medida que se identifican con el gremio que ejercita esa ideología, aunque ello no constituya una alternativa a las teorías científicas, siendo un error conceptual de percepción ideológica de la realidad que es muy difícil de revertir.
Hoy el enemigo de la ciencia no es la religión cuanto las ideologías que proceden del laicismo y de doctrinas ateas, muchas veces más irracionales que cualquier religión. La cultura es una zona libre de ciencia, con información no confiable, jerga generada y propaganda en sustitución de los hechos. Es otras palabras, la «cultura» es enemiga de la ciencia y la ha sustituido. La ciencia ya no nos puede proteger de la «cultura» (que, a diferencia de la naturaleza, que nos impone modos de ser genuinos, nos impone las identidades que le interesan al poder político, nota del «blogger»).
La cultura es lo que identifica a un ser humano como miembro de un grupo. En este sentido, el feminismo no deja de ser un gremio ideológico ateo. Según esta teoría neomarxista, lo personal es político y por tanto la sexualidad es un asunto del Estado, para lo cual la auto percepción es una categoría de verdad que permite elegir ante la ley entre innúmeras opciones de género.
El peligro de la ideología de género es muy sutil porque no utiliza la violencia sino la subversión ideológica y la propaganda para cambiar la mente y el corazón humanos visando destruir a la infancia y la familia. Entre otros postulados sostiene que la maternidad es la opresión radical que sufre la mujer, una servidumbre determinada por la biología; e incluso defiende la emancipación sexual en la infancia o que la heterosexualidad es una aberración de la naturaleza.
La ideología de género implanta el constructivismo social del marxismo posmoderno – que no cree en el individuo – en los sistemas legales y en las bases doctrinarias que construyen la identidad humana: Que el sexo biológico, la identidad de género, la expresión de género, y la orientación sexual varían independientemente, cuando en realidad no lo hacen.
El sexo pertenece al lenguaje no verbal de los sentidos del cuerpo. Estadisticamente, el 99.98% de las veces – distribución bimodal sin espectro con un número minúsculo de excepciones – el individuo expresa de manera isomorfa su identidad sexual de acuerdo a su genotipo y su fenotipo.
El argumento teórico del neomarxismo cultural para entrometerse en la intimidad de pareja, es que ahora el´consenso científico´ dicta que no existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, que la idea de clase es obsoleta y ha cambiado por identidad de género e identidad racial, en otra dicotomía entre oprimidos y opresores.
De aquí surge el dogma de que vivimos en un sistema ´hetero normativo´, un régimen de hetero sexualidad obligatoria que impone a las mujeres la reproducción de la especie, es decir, de reproducir la sociedad heterosexual. En conclusión: la mujer no existe.
Una sofisticada arma ideológica para controlar el pensamiento e imponer la forma de entender la realidad, diseminada por impulsores del Nuevo Orden Mundial (NWO).
Religión de estado y subversión doctrinal de diseño, fabricada por una tiranía tecnocrática frontalmente enfrentada a la naturaleza y el sentido común, y presentada como un movimiento de liberación de la mujer, bajo consignas como: sin igualdad de género no hay justicia social.
La ideología de género es un ambicioso plan nihilista profusamente financiado para mutar la naturaleza humana de una manera jamás vista en estado totalitario alguno. Sin embargo, los hechos, no la ideología, determinan la realidad.
En su intento de destrozar la base biológica de la sociedad, entre sus voceros y peones que no entienden el juego se cuentan organizaciones feministas radicales y movimientos homosexuales ideológicos que dividen y desmoralizan a la población – los llamados grupos LGBT+ (Lesbinas, Gays, Bisexuales, Transexuales… QIAP Queer, Intersexual, Asexual, Pansexual) cuya tasa anual de suicidio supera el 40%.
El transtorno de identidad sexual o ´disforia de género´ ha sido normalizado como saludable por decreto supra nacional del sistema de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. No obstante, nadie puede cambiar de sexo haciendo magia con las palabras, por más cultural que sea el hechizo, siendo un hecho indeleble que nunca cambiará aunque sea presentado como una lucha por los derechos civiles.
Lo que impone límites a la manifestación de este mundo son sus leyes naturales no maleables, deterministas y cognoscibles, y no la cultura. Por tanto, la ideología de género implica la supresión de cualquier límite natural. Uno es hombre o mujer antes de nacer e inclusive después de muerto. Al respecto, las pruebas de código genético para ADN resultan irrefutables.
(Visto en http://noficcin.blogspot.com/)
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