Médicos de familia plantean una vuelta a la normalidad repentina y radical
Ante el alud de casos de la sexta ola
Abogan por dejar de contar los contagios, no usar mascarillas ni hacer cuarentenas, opinión controvertida dentro del colectivo, pero que refleja su saturación ante la covid
Si Pedro Sánchez proponía ayer tender a una gripalización de la covid, hay médicos de primaria que ya plantean una gestión de la epidemia mucho más radical. La revista AMF de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) apunta que, a estas alturas de la epidemia, ya se deberían dejar de contar todos los casos, de hacer aislamientos y cuarentenas, de llevar mascarillas... y que el sistema sanitario se pueda centrar en atender a los enfermos con más problemas, sean por la covid o por otras patologías.
El editorial Hacia el fin de la excepcionalidad recorre desde el viernes las consultas de los centros de atención primaria (CAP) y muchos médicos se sienten identificados con lo que expresa, mientras que otros lo leen con más prevenciones.
El editorial dice que esta sexta ola "ha sido distinta a todas las demás: la llegada de ómicron está dejando una gran cantidad de infecciones con niveles máximos de incidencia, pero con pocos casos graves en términos relativos". Apunta que la mitad de casos son asintomáticos y que han bajado mucho las hospitalizaciones y la mortalidad gracias a la vacuna.
Añade que, como "el virus no va a desaparecer", ni se sabe cuánto más circulará, se debe afrontar la covid de otra forma. "Lo esperable sería que, una vez vacunadas las personas vulnerables, todos nos contagiemos múltiples veces en nuestros repetidos contactos con el virus, y que este hecho vaya mejorando nuestra inmunidad tanto individual como colectiva", dice.
Sin miedo al contagio
"Lo esperable sería que, una vez vacunadas las personas vulnerables, todos nos contagiemos múltiples veces y que este hecho vaya mejorando nuestra inmunidad"
El texto defiende que la vacuna protege contra el virus, pero que no se puede presionar a los ciudadanos para ponérsela y que "la disminución de la protección contra infección y enfermedad leve, especialmente con ómicron, tiene implicaciones importantes para la política de vacunación". Por ello, apunta que "en el caso particular de la población infantil, la vacunación debería valorarse caso a caso entre la familia y su equipo de salud".
O también, en otra afirmación que seguramente dará alas a los antivacunas, cuestiona que se deba poner la dosis de recuerdo más allá de a la población vulnerable. Y añade que "los certificados de vacunación para acceder a ciertos servicios, más allá de las dudas éticas sobre su implantación, carecen de evidencia científica sobre su utilidad en la disminución de contagios y casos graves".
Sobre el certificado covid
"Carece de evidencia científica sobre su utilidad"
Critica también la comunicación sobre la pandemia: "se retransmiten en directo cifras récord de contagios sin aclarar que la mitad son asintomáticos y que la inmunidad conseguida y la llegada de ómicron han roto por completo la relación entre contagios, enfermos, ingresos y muertes".
Y defiende que lo que se debería haber tenido en cuenta sobre todo son las defunciones. Avisa así, que "tendremos que admitir como sociedad (igual que hacemos con la gripe, el tabaquismo, los suicidios o los accidentes) que durante los próximos años habrá un número de defunciones por o con covid que serán inevitables. La pandemia no acabará cuando no haya defunciones, sino cuando los medios y gobiernos les den el mismo tratamiento que al resto de causas".
El posicionamiento agrega que "se ha usado también el miedo a un posible colapso hospitalario que obligue a demorar la atención a otras patologías, como sucedió durante la primera ola" y que, "no podemos colapsar la atención primaria indefinidamente y seguir hipotecando la vida social y económica del país para evitar un hipotético colapso hospitalario en el futuro"
El texto afirma que en las distintas olas "ha faltado una correcta evaluación de la relación beneficio-riesgo" de las medidas adoptadas contra la covid y que "en el momento actual ya no tiene sentido mantenerlas y debe planificarse su eliminación, empezando por la absurda recuperación de la obligatoriedad de la mascarilla en espacios exteriores". Igualmente critica su uso en las escuelas. O las cuarentenas cuando hay un positivo.
Declaración y rastreo de casos
"Colapsa rápidamente la primaria"
El sistema de declaración de casos y rastreo tampoco se salva: "consume mucho tiempo y recursos y, como se ha vuelto a demostrar en la sexta ola, cuando aumenta de forma importante el número de casos deja de ser viable y colapsa rápidamente la primaria".
Ante la saturación de la primaria, los centros ya se ven abocados a tratar la covid como una gripe, no viendo sino los casos graves, por la falta de recursos. Se pide que se reserve "la atención sanitaria para las personas que lo necesiten por su sintomatología o vulnerabilidad" y que solo se haga diagnóstico para efectos epidemiológicos en unos centros centinela.
"Ni el sistema de salud ni la sociedad en su conjunto pueden permitirse continuar testando a personas asintomáticas o con síntomas leves y aislando a todos los positivos, con las consecuencias que ello conlleva a nivel social y económico por las bajas laborales masivas de personas sanas", acaba el editorial. "Debemos acabar con la excepcionalidad: la COVID-19 debe ser tratada como el resto de enfermedades. La inmunidad adquirida y la llegada de ómicron así lo permiten".
Discrepancias dentro del colectivo
"No creo que desde una visión global de la epidemia sea practicable ahora lo que se dice", señala Jaume Sellarès, director de un CAP
Este punto de vista radical con respecto a cómo se ha tratado la epidemia hasta ahora, publicado en la revista que dirige Albert Planes, un médico de Osona histórico de la Semfyc (presidió la sociedad), es compartido por muchos trabajadores de los CAP, que están desbordados en esta sexta ola, más aún que en las anteriores, y que creen que refleja su hartazgo. Ayer, en los centros de primaria catalanes se atendieron hasta 97.000 visitas (telefónicas y presenciales), una cifra desmesurada.
Sin embargo, puntos del editorial como la postura laxa ante la vacunación, el desconocimiento que exhibe sobre la presión que soportan también los hospitales o la valoración de la inmunidad, entre otros aspectos, no son bien vistos por otros médicos e incluso son consideradas afirmaciones temerarias por algunos. Así que el editorial no puede leerse como un posicionamiento de todo el colectivo.
Jaume Sellarès, voz solvente del colectivo, que dirige el CAP Sardenya de Barcelona, opina que "el editorial debe leerse como el punto de vista 'desde y solo' de la atención primaria; no creo que desde una visión global de la epidemia sea practicable ahora lo que dice el texto, con más de 500 pacientes solo en las ucis catalanas, por ejemplo".
Además, como apuntaba en Twitter, a raíz del editorial y los planes del Gobierno para gripalizar la covid, Antoni Sisó, presidente de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC), rama catalana de Semfyc, la situación antes de la epidemia en los CAP tampoco era idílica. No es la normalidad a la que se querría volver.
Los médicos de primaria se sienten poco apoyados, cuando soportan el 85% de la carga asistencial de la covid. El aspecto que más les desborda son los trámites administrativos como declarar los positivos o, sobre todo, las bajas laborales, que con la sexta ola se han multiplicado. "Es el momento de apostar definitivamente por las bajas autodeclaradas para la patología aguda leve, como ya se hace en otros estados", dice el editorial. Y esto sí lo firman seguramente todos los médicos de primaria. También lo ha pedido esta tarde el conseller de Salut, Josep Maria Argimon.
Lo que más carga a los médicos
"Es el momento de apostar definitivamente por las bajas autodeclaradas para la patología aguda leve", pide el editorial
Sellarès señala que cada médico ha pasado a hacer 20, 30, 40 bajas diarias "en lugar de visitar a sus pacientes con diabetes, por ejemplo". Respalda que se adopte el sistema de otros países -que incluso han ampliado con la covid- en que las bajas cortas por problemas de salud leves, como de resfriados, gripes o ahora, de casos de covid, se hacen mediante una declaración responsable del trabajador de su enfermedad y que la empresa acepta.
José Martínez Olmos, profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública y que fue secretario general del Ministerio de Sanidad en el gobierno de Rodríguez Zapatero, tampoco entiende como cuestiones como las bajas no se han resuelto, tras seis olas, por ejemplo, implicando a las mutuas laborales, para que hagan las bajas y descarguen de estos trámites a los médicos de primaria.
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