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15 de diciembre de 2015

España no es españa

Juan Soto:
14.12.2015 – 23:59 H.


He visto cosas que jamás creeríais. Antes del debate, TVE conectó con una residencia de ancianos y allí les pidieron la opinión a unos pobres abuelicos aquejados de demencia senil. No fue una mala decisión de TVE, porque así nos preparábamos para el sentimiento que tendríamos una vez que Rajoy y Sánchez se pusieran a discutir.
Las parrafadas no las comprendía nadie, ni ellos mismos. Se interrumpían, como si su intención fuera responder a lo que había dicho el otro, pero en lugar de esto hablaban de cualquier otra cosa. En cierta forma, sí llegaron a una cierta belleza surrealista en esta manera obsoleta de hacer política. Por momentos, el debate me recordaba al día que conocí a Manuel Vicent. Le dije que me llamaba Juan Soto y él me respondió: gracias, igualmente.

Restaurante en Madrid mientras se retransmite el debate entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy (Reuters)
Restaurante en Madrid mientras se retransmite el debate entre Pedro Sánchez y Mariano Rajoy (Reuters)
Pues así pasaron la noche Sánchez y Rajoy: una escalera de discursos prefabricados hacia ninguna parte; el "adónde vas, patatas traigo" elevado a la vigésima potencia; un trueque donde se mercadeaba con un "y tú más" a cambio de tres "eso es falso" y, en conclusión, un ejercicio de autismo a dos bandas que servirá a los otorrinos del futuro como advertencia sobre los peligros de la sordera. [Vea las mejores imágenes del debate entre Rajoy y Sánchez]
Repitieron hasta quedarse afónicos la palabra 'mentira', algo que hay que agradecer, porque en esos momentos se acercaron a la verdad. Pero lo más extraño es que Rajoy no perdió. Tampoco es que ganase, pero no fue necesario invocar a Soraya ni prolongar la charla para que Sánchez se llevase una paliza vergonzosa. A los pocos minutos, los sismógrafos de toda España registraban las vibraciones que producía la onda expansiva de las palmadas en la frente que se daban los militantes del PSOE.

Y es que Sánchez, cumpliendo el argumentario, no sabía hacer otra cosa que repetir las acusaciones de corrupción, y tanto dijo “Bárcenas“ y “contabilidad B“
¿Quién se reía a lo lejos? ¿Eran Floriano y Soraya o eran Madina y Susana Díaz? ¿O los cuatro? ¡Igual se reía hasta Zapatero, contento de que el PSOE tenga un líder menos elocuente que él! Y es que Sánchez, cumpliendo el argumentario, no sabía hacer otra cosa que repetir las acusaciones de corrupción, y tanto dijo "Bárcenas" y "contabilidad B", que este tema tan grave acabó rebajado a la categoría de tópico. Y no supo atacar a Rajoy, que es maestro en el noble arte de poner el pescuezo bajo el hacha, ni siquiera cuando este le regaló momentos de humor involuntario tan fantásticos como este:
-A lo mejor aprende algo -dijo Sánchez.
-Eso es difícil -respondió Rajoy.
Pero pese a la masacre que cayó sobre Sánchez, lo más bonito es que no ganó Rajoy, sino Pablo Iglesias y Albert Rivera, que estuvieron riéndose frente a la tele como si echaran 'Agárralo como puedas'. A ellos y sus partidos ni se los mencionó, no fueran a aparecer por allí. Todos fingieron que estábamos en 1995, o quién sabe si antes. El pobre Campo Vidal fue mustiándose y encaneciendo y terminó con cara de Arias Navarro, y no me hubiera extrañado que sus últimas palabras fueran: "Españoles, el bipartidismo ha muerto".

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