La Declaración Balfour se redactó en los últimos meses del año, para que se haga pública antes de navidad, fecha en la que estaba prevista la conquista definitiva de Palestina por las tropas británicas.
El texto final de la declaración apareció muy mermado de contenido respecto a las redacciones previas (hubo hasta siete borradores sucesivos) debido a las fuertes resistencias que encontró dentro del Gobierno.
Finalmente, el texto se aprobó el 31 de octubre de 1917, con el visto bueno de Estados Unidos, enviado a su destinatario el 2 de noviembre. Decía así:
Foreign Office,
I should be grateful if you would bring this declaration to the knowledge of the Zionist Federation.
Yours sincerely
Arthur James Balfour
November 2nd, 1917.
Dear Lord Rothschild,
I have much pleasure in conveying to you, on behalf of His Majesty's Government, the following declaration of sympathy with Jewish Zionist aspirations which has been submitted to, and approved by, the Cabinet:
"His Majesty's Government view with favour the establishment in Palestine of a national home for the Jewish people, and will use their best endeavours to facilitate the achievement of this object, it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine, or the rights and political status enjoyed by Jews in any other country"
Dear Lord Rothschild,
I have much pleasure in conveying to you, on behalf of His Majesty's Government, the following declaration of sympathy with Jewish Zionist aspirations which has been submitted to, and approved by, the Cabinet:
"His Majesty's Government view with favour the establishment in Palestine of a national home for the Jewish people, and will use their best endeavours to facilitate the achievement of this object, it being clearly understood that nothing shall be done which may prejudice the civil and religious rights of existing non-Jewish communities in Palestine, or the rights and political status enjoyed by Jews in any other country"
I should be grateful if you would bring this declaration to the knowledge of the Zionist Federation.
Yours sincerely
Traducción:
Foreign Office,
Arthur James Balfour.
2 de noviembre de 1917.
Estimado Lord Rothschild,
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.
"El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país."
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Sinceramente suyo,Estimado Lord Rothschild,
Tengo el placer de dirigirle, en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.
"El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país."
Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista.
Arthur James Balfour.
Los sionistas, y muchos medios de prensa que se hicieron eco de ella, acogieron la declaración como un reconocimiento de los derechos judíos sobre Palestina. Sin embargo, la Declaración Balfour era muy imprecisa y remitía realmente a las interpretaciones que pudieran hacerse con posterioridad. Probablemente, como en el caso de los acuerdos Sykes-Picot o las promesas hechas a los árabes, Gran Bretaña esperaba el desenlace de la guerra mundial para determinar cuáles iban a ser sus posiciones reales en la región.
- En primer lugar, Palestina no tenía unos límites definidos. Para los sionistas, se extendía a ambos lados del río Jordán, es decir, comprendiendo las posteriores Transjordania y la Palestina del mandato británico; en los acuerdos Sykes-Picot, sin embargo, era aún más pequeña que esta última, pues excluía lo que hoy es el norte de Israel.
- No se decía tampoco si ese hogar nacional iba a construirse en toda Palestina o en una parte de ella.
- No se precisaba, por otro lado, el alcance de la expresión hogar nacional. Los sionistas, por razones tácticas, habían evitado en su trato con la administración británica hablar de Estado, y por tanto nuevamente el estatus real de ese hogar quedaba confiado a las interpretaciones.
- Tampoco precisaba en qué consistían los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías, esto es, de los árabes palestinos, que constituían entonces más del 90% de los habitantes de Palestina.
Consecuencias
Francia e Italia recibieron con reticencias la Declaración Balfour, pues eran favorables a la internacionalización de Palestina.
Los árabes de la región, que a través de la Rebelión Árabe se hallaban en proceso de construcción de su propio Estado, rechazaron, en el congreso nacional convocado en Damasco, las pretensiones sionistas de convertir la parte sur de Siria, es decir, Palestina, en una commonwealth nacional para los israelitas.
De idéntico modo se había expresado unos meses antes un congreso árabe celebrado en Jerusalén. En cuanto al yishuv (comunidad judía en Palestina), desde el mismo momento en que el ejército británico tomó la región, reclamó que la Declaración Balfour se haga efectiva y que la administración británica reconozca las instituciones que los judíos habían puesto en pie como poder paralelo.
Sin embargo, debería pasar un tiempo antes de que los ocupantes hagan nada: en primer lugar, la Convención de La Haya obligaba a Gran Bretaña a mantener escrupulosamente el statu quo en Palestinaen tanto no firme un tratado con quienes hasta entonces habían administrado el territorio, esto es, el Imperio Otomano.
Los británicos alegaban también el elevado riesgo de graves choques entre judíos y árabes si se daba a aquellos la preeminencia que reclaman, habida cuenta, entre otras cosas, que los judíos constituían a fines de la Primera Guerra Mundial apenas un 10% de la población de Palestina. Finalmente, dados los conflictos que todo esto no dejaba de generar, la administración recomendó a Gran Bretaña la cancelación de las promesas hechas en la Declaración Balfour.
La construcción del hogar nacional judío no contaría con un efectivo apoyo británico hasta 1920, fecha en que, una vez establecido el mandato británico, fue nombrado alto comisario (máxima autoridad civil) al judío Herbert Louis Samuel. Gran Bretaña, no obstante, volvería a replantearse su apoyo al proyecto sionista a principios de los años treinta, a raíz de la creciente presión judía.
La Declaración Balfour sería el inicio de un verdadero Holocausto que sufrieron los palestinos a partir de 1948 (Ver: Nakba)
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