Comprenda por qué China y Estados Unidos pueden estar al borde de un choque
Al hablar por teléfono con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, y atacar a China en Twitter el fin de semana, el presidente electo Donald Trump hizo más que desconcertar a los líderes en Beijing y la Casa Blanca.
Dejó claro que va en serio sobre su promesa de sacar un nuevo acuerdo comercial de China y parece estar listo para desafiar la atmósfera de la relación de Estados Unidos con Taiwán, un tema de gran sensibilidad en Beijing.
Sus tácticas también muestran que el presidente Trump promete alterar las relaciones internacionales tanto como lo ha hecho en la política interna.
Pero hasta ahora, según los analistas, no está claro que Trump, a pesar de su grandilocuencia, se prepare para romper el marco estratégico que ha apuntalado las relaciones chino-estadounidenses desde que el presidente Richard Nixon fue a China para iniciar las relaciones entre los dos países hace cuatro décadas.
La inexperiencia de Trump en asuntos exteriores y el hecho de que aún tiene que nombrar a un secretario de Estado o un asesor de alto nivel sobre Asia significa que hay incertidumbre en Washington y al otro lado del Pacífico sobre sus intenciones.
Los observadores en China están tratando de averiguar si la llamada con Tsai es una señal de que Trump está listo para desafiar la ambigüedad estratégica de la política de “una sola China”, que ha sido la piedra angular de las relaciones bilaterales desde el establecimiento de las relaciones diplomáticas.
La fórmula permite a Beijing considerar a Taiwán como parte de China. Estados Unidos mantiene relaciones no oficiales con Taiwán, y mantiene representantes “no oficiales” en Taipei.
La conversación de Trump con Tsai fue descrita inicialmente como una llamada de cortesía en medio de la transición presidencial.
Sin embargo, algunos de sus partidarios sugieren que el primer contacto directo entre un presidente o un presidente electo estadounidense con un líder de Taiwán en 40 años fue más significativo.
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“Taiwán es nuestro aliado”, dijo el exasesor económico de Trump Stephen Moore, en una entrevista de radio el lunes. “Es un país que hemos apoyado porque creen en la libertad. Debemos apoyar a nuestro aliado, y si a China no le gusta, allá ellos”.
Reince Priebus, el elegido por Trump para ser su jefe de gabinete, dijo el lunes que Moore no es un asesor en el equipo de transición.
Pero el equilibrio diplomático sobre Taiwán es tan delicado que algunos analistas temen que Trump pueda estar comenzando una confrontación que fácilmente podría salirse de control, poner en peligro otras áreas cruciales de la relación entre Estados Unidos y China e incluso escalar las tensiones en el Pacífico a un enfrentamiento militar.
“Creo que hasta la juramentación, es poco probable que China deje que esto escale con el presidente electo”, dijo Jessica Chen Weiss, experta en China de la Universidad de Cornell. “Después del 20 de enero, todas las apuestas estarán sobre la mesa”.
“China estaría dispuesta a sacrificar la cooperación en todos los ámbitos y mantenerse firme ante cualquier movimiento que dé reconocimiento diplomático a Taiwán y socave la ‘política de una sola China'”, según Weiss.
¿Cuál es la estrategia de Trump?
Cuando se conoció la conversación el viernes de Trump y Tsai, muchos expertos en política exterior simplemente lo atribuyeron a un error de novato.
Pero después de que Trump lanzó nuevos ataques a China en Twitter, esa opinión comenzó a cambiar.
Trump acusó a China el domingo, a través de Twitter, de devaluar su moneda y construir un “complejo militar masivo” en el Mar del Sur de China, lo que hizo evidente que estaba siguiendo una táctica inicial dura en su relación con el presidente de Xi Jinping.
“Quiere negociar un nuevo acuerdo con China. Obviamente esta llamada dice que va a hacer. Él quiere sacudir a China”, dijo Michael Pillsbury, experto en China que ha asesorado a Trump y le llama “genio estratégico”.
“Él va a ser firme y les está recordando que necesitamos tener una charla ahora entre Beijing y Washington”, dijo Pillsbury a CNN el lunes.
La actitud de Trump refleja un reciente artículo de Foreign Policy escrito por otros dos asesores, Peter Navarro y Alexander Gray, que fue visto como un modelo para su próxima estrategia con China.
Los autores sugirieron que Trump adoptaría una política de “paz mediante la fuerza”, expandiendo enormemente la Marina de EE.UU. para responder con mayor fuerza a las reivindicaciones territoriales chinas en el Mar Meridional y Oriental de China y dejar claro que los intereses estadounidenses en la región serían de suma importancia.
Patrick Cronin, director en el Center for A New American Security, dijo que Trump tenía la intención de demostrar a China que su creciente poder no encontraría una atrofia de Estados Unidos.
“Lo que Trump está haciendo es tratar de crear un nuevo empuje, un nuevo espacio de maniobra en lo que va a ser una posición de negociación compleja y prolongada con China”, dijo Cronin, quien respaldó a la candidata demócrata Hillary Clinton en la carrera presidencial.
La respuesta de China
Algunos especialistas han argumentado que China considera la presidencia de Trump como una oportunidad. Su decisión de cancelar el acuerdo comercial Trans-Pacífico es vista por Beijing como su oportunidad de establecer su propio orden económico en la región, ya que el acuerdo comercial liderado por Estados Unidos dejó fuera a la superpotencia asiática.
Las advertencias de Trump durante la campaña de que Japón y Corea del Sur deben hacer más para pagar por sus paraguas de defensa estadounidenses también se interpreta como presagio de un retiro de Estados Unidos de la región.
Sin embargo, China podría estar cambiando su punto de vista después de este fin de semana.
La respuesta inicial de Beijing a la llamada de Trump con Tsai fue reafirmar la importancia de la ‘política de una sola China’, y también dar a Trump y a su equipo el beneficio de la duda al culpar a Taiwán por iniciar el contacto.
Esta estrategia sugiere que Beijing podría esperar que el nuevo presidente de Estados Unidos tendrá inicialmente una relación conflictiva con China -como ha sucedido en el pasado- antes de que la lógica de la relación alivie las tensiones.
Sin embargo, Beijing también envió señales claras, a través de un editorial en el Global Times, a menudo un conducto para el Partido Comunista, de que si Trump estaba buscando pelea, podría encontrar más de la que espera.
“No importa cuáles son las razones detrás de las escandalosas declaraciones de Trump, parece inevitable que los lazos chino-estadounidenses serán testigo de más problemas en su primera etapa en la Casa Blanca que con cualquier otro de sus predecesores”, se lee en el editorial. “Tenemos que estar totalmente preparados, tanto mental como físicamente, para este escenario”.
China podría hacer la vida más difícil para la administración Trump.
Podría negarse a ayudar a retrasar el programa nuclear de Corea del Norte, imponer aranceles a los productos estadounidenses o hacer que sea más difícil para las empresas estadounidenses operar en China. Weiss dijo que Beijing también podría realizar maniobras militares para mostrar a EE.UU. y a Taipei “que la determinación de China es inquebrantable”.
Los críticos de Trump están desconcertados sobre por qué el presidente electo querría iniciar un choque con China sobre Taiwán.
“Algunos de los progresos que hemos hecho en nuestra relación con China podrían verse afectados por este problema”, advirtió el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest.
Christopher Hill, ex secretario de Estado adjunto, dijo que la política de “una sola China” se ha realizado correctamente y no necesitaba arreglos.
“No es un problema, funciona, no se encuentra entre la lista de los terribles problemas en el este de Asia”, dijo Hill a CNN.
No hay consenso en Washington
Aún así, no hay consenso en Washington de que Trump realmente quiera tirar las bases de la política de Estados Unidos y China por la ventana.
Walter Lohman, exasesor de política republicana en el Senado quien ahora es director de Estudios Asiáticos de la Fundación Heritage, dijo que ambas partes siguen comprometidas con el marco básico de las relaciones entre EE.UU. y China.
“Podía verse un aumento de las tensiones, pero todo dentro de ese marco”, dijo. “Sin duda ellos quieren preservarlo, y creo que en este momento, están calculando que queremos hacer lo mismo”.
El representante republicano Matt Salmon, presidente del subcomité de Asuntos Exteriores de Asia y el Pacífico y que vivió en Taiwán y ha estado en China más de 50 veces, dijo que no veía riesgo para la política de “una sola China”.
Cuando se le preguntó si Taiwan podría causar un choque militar entre EE.UU. y China, agregó: “No, en absoluto.”
“Creo que los chinos entienden lo importante que somos para su éxito económico”, agregó Salmon.
Trump carga contra la política monetaria y militar de China
El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, ha arremetido a través de su cuenta de Twitter contra la política monetaria y militar de China.
"¿Nos preguntó China si era correcto devaluar su moneda (lo que dificulta a nuestras empresas competir), gravar fuertemente con impuestos nuestros productos en su país (EE.UU. no los grava) o construir un complejo masivo militar en el centro del mar de la China Meridional?", escribió el magnate neoyorquino en su cuenta de Twitter.
"¡No, no lo creo!", subrayó el multimillonario.
China es a menudo blanco de las críticas de Trump
Durante la campaña electoral, el multimillonario acusó a Pekín de la pérdida de empleos en Estados Unidos y prometió subir los aranceles de las importaciones chinas hasta el 45%.
El republicano también ha prometido que declarará a China como manipulador de divisas en cuanto llegue a la Casa Blanca.
Respuesta de China a las amenazas de Trump
Pese a las críticas, el gigante asiático está convencido de que la repatriación de empresas prometida por Trump en campaña podría resultar provechosa para Pekín, ya que su producción ganaría espacio en el mercado internacional.
Entre las compañías que resultarían afectadas por esta medida figura Apple, a la que le ofrecieron importantes beneficios para "construir una gran planta" en EE.UU., pese a que no podrá replicar el sistema de producción asiático.
Los expertos advierten que ello dispararía los costos de los 'smartphones', por ejemplo, mientras que marcas chinas como Huawei y Xiaomi conseguirían quedarse con parte del mercado de Apple.
Trump sería un "tonto ingenuo"si decidiese lanzar una guerra comercial total contra China, según el diario chino 'The Global Times', controlado por el Partido Comunista chino.
La publicación añade que la introducción de cualquier arancel nueva provocaría "contramedidas" inmediatas y un enfoque de "ojo por ojo" por parte de Pekín.
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