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24 de noviembre de 2017

Los Anunnaki - El Gran Diluvio, Babel y las Guerras Celestiales Embates contra la Humanidad

El Gran Diluvio, Babel y las Guerras Celestiales
Embates contra la Humanidad

El Mundo Antediluviano
 

En el Santuario de Eridú, el Huerto del Edén sumerio, Enki, el gran Benefactor de la Humanidad, se opuso al oscurantismo de su padre tiránico Anu-Yahvé y le reveló al Hombre el conocimiento del Designio del Cielo y de la Tierra.

Enki instauró el oficio de sacerdote y se lo confirió a Adapa, un modelo del Hombre civilizado y el primero de los siete Gran Sabios antediluvianos de la tradición Abkallu.

Así Enki fundó las primeras escuelas de los misterios esotéricos enseñando a sus sacerdotes mucho conocimiento oculto.

Gracias a las enseñanzas de Enki, el Hombre ya tenía el conocimiento necesario para gobernar su propia civilización y ya no era un simple trabajador de los Anunnaki. Enki le había otorgado al Hombre su libertad y su autonomía.

Anu-Yahvé, enfurecido por el desafío de Enki, maldijo al Hombre y por despecho aumentó su sufrimiento en la Tierra (Génesis 3:14-19; Leyenda de Adapa).

Por consiguiente, muchas nuevas enfermedades y fuentes de dolor entraron en el mundo humano.

Eso no fue porque el Hombre cometiera un pecado ancestral como enseñan las religiones, sino porque Yahvé le tuvo al Hombre mucho rencor y al final él mismo maldijo a la Humanidad.

Anu sabía que ya había perdido a su "raza esclava". El gran cisma entre los Enkistas y los Anuistas se produjo. Después de castigar a la Humanidad entera, Anu dejó la Tierra y volvió al 'cielo'.

Mientras tanto, la primera oleada de la civilización humana empezó a florecer en la Tierra. Leemos en la Lista Real Sumeria que los varios linajes reales antediluvianos se establecieron y los humanos gozaban de civilizaciones muy prósperas.

En aquel tiempo el nivel de conocimiento espiritual era más alto y los hombres eran mucho más longevos.

Este mundo corresponde a la leyendaria Era de Oro de las varias mitologías antiguas. Fue entonces cuando se fundaron las míticas civilizaciones antediluvianas como la Atlántida.

El mundo antediluviano se caracterizaba por el frecuente mestizaje entre los dioses celestiales y los humanos terrestres. El Poema de Atrahasis, el relato de la creación mesopotámico más detallado, hace una alusión sutil al mestizaje humano-divino presentando una alegoría simbólica en la que los Igigi escupen en la arcilla de la Humanidad.

Esta hibridización fortalece grandemente al género humano antediluviano y la vitalidad divina que le proporciona hace que el Hombre sea más rebelde e incluso se convierta en un rival de los dioses (Kvanvig, 2011). i

Del mismo modo, en la muy parecida Epopeya de Gilgamesh encontramos a grandes semidioses y héroes sobrehumanos que gobiernan los reinos del mundo antediluviano.

Éstos son el resultado de relaciones sexuales entre los dioses del 'cielo' y las mujeres de la Tierra.

De hecho, se dice que el mismo Gilgamesh, el protagonista de la epopeya, es un semidiós cuya sangre es dos tercios divina y un tercio humana. Este mestizaje con los Igigi podría explicar por qué encontramos a personajes sumamente longevos en los relatos de la era antediluviana.

Es en los textos hebreos posteriores donde encontramos las descripciones más detalladas de aquel episodio.

En Génesis 6:2 leemos que los misteriosos Bene ha Elohim , hijos de los dioses en Hebreo, ven que las hijas de los hombres son hermosas y deciden tomar para sí mujeres humanas.

Noten que la frase "hijos de Dios" en las Biblias modernas es una traducción engañosa ya que el verdadero significado del término Bene ha Elohimes "hijos de los dioses". En la Biblia aún existen muchos elementos politeístas escondidos.

Volviendo al tema, los hijos de los dioses se rebelan contra la autoridad de Yahvé y se acuestan con las hijas de los hombres, lo cual engendra a los famosos Nefilim del mundo antediluviano (Génesis 6:4).

El Libro de Enoc, un texto apócrifo hebreo de la época del Segundo Templo, cuenta la misma historia con más detalles.

Según la literatura enoquiana, los Bene ha Elohim de Génesis 6:2 son 'Vigilantes', custodios angélicos, que abandonan su morada en el 'cielo', descienden a la Tierra, mantienen relaciones sexuales con las mujeres terrestres y engendran una raza de sobrehumanos medio-divinos en contra de las leyes de Yahvé (Enoc 6:2; 7:1-5; Jubileos 4:15; 5:1).

Los narrativos de estos textos apócrifos son muy interesantes y arrojan luz sobre la razón por la que Yahvé prohibió que los Vigilantes se mezclaran con los humanos.

El Libro de Enoc revela que los ángeles rebeldes les enseñaron a los hombres las artes divinas como la magia, la astrología, los presagios, la adivinación, la sanación (Enoc 7:1; 8:1; 8:3) y hasta los secretos del 'cielo' (Enoc 9:6).

Los 'Vigilantes' eran los Igigi, aliados con Enki, que enseñaban a los iniciados los misterios de los Dioses.

Cuando los "ángeles" de Yahvé, encabezados por los malévolos "arcángeles" Miguel, Rafael, Sariel y Gabriel, se enteraron de lo que sucedía en la Tierra, esos malvados extraterrestres Anuistas descendieron a nuestro mundo y lucharon contra nuestros Dioses enkistas.

El tiránico Anu-Yahvé no permite que el conocimiento del 'cielo' se les enseñe a los hombres.

El progreso espiritual de la Humanidad antediluviana y la consiguiente "rebeldía" percibida fueron los motivos principales por su decisión de enviar el diluvio mundial.
 


 


 


 


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