El movimiento de protesta social que están llevando a cabo los jubilados no tiene parangón en la historia reciente de España. Sus movilizaciones han superado incluso al 15-M en cuanto a relevancia y dispersión por toda la geografía española. Por si no tuviesen suficiente fuerza en la calle, ahora se ha unido también el movimiento feministade la Comisión del 8-M, lo que augura una primavera de movilizaciones. La intervención del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el debate sobre el futuro de las pensiones, celebrado el miércoles en el Congreso, solo sirvió para cabrear más a los jubilados, que amenazan con seguir tomando la calle durante toda la primavera.
El nivel de movilización de los mayores es tal que incluso ha desbordado a los sindicatos. Muchas protestas surgen de forma espontánea al margen de las organizaciones sindicales, que se limitan a apoyar y unir sus fuerzas. “Es muy difícil movilizar a la gente, pero ahora mismo tienen muchas ganas de tomar la calle”, explica Mari Carmen Barrera, secretaria de Políticas sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT, “ni siquiera tenemos el control, porque es tan espontáneo que surgen movilizaciones constantemente”.
En esta ocasión, no es que los sindicatos tengan que 'calentar' las calles, sino que simplemente responden a la gran demanda de manifestaciones y concentraciones que existe. “La gente nos pide movilizarnos, quieren mostrar su indignación con las políticas del Gobierno”, reconoce Barrera. Por ejemplo, el jueves surgieron protestas en Cantabria y Cataluña que los sindicatos secundaron posteriormente.
Para el sábado ya hay más de un centenar de manifestaciones convocadas en las principales ciudades del país para exigir “pensiones dignas, la revalorización conforme al IPC y la defensa del sistema público de pensiones”. “La economía crece al 3%, la inflación supera el 1,1% y las pensiones solo suben un 0,25%", denuncia Comisiones Obreras.
Ni siquiera tenemos control sobre las protestas, porque son tan espontáneas que surgen movilizaciones constantemente
La promesa de Rajoy de subir las pensiones mínimas y las de viudedad no ha calmado los ánimos. En todo caso, el malestar es todavía mayor, ya que los jubilados confiaban en que el Gobierno diese marcha atrás y aceptase subir las prestaciones con el IPC. “Yo vaticino unos meses de muchas protestas en la calle”, advierte Barrera, “y más si viene el buen tiempo”.
Una estrategia peligrosa
Rajoy ha decidido utilizar las pensiones como un 'cebo' para que la oposición le apruebe los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Una elección que va en línea con lo que viene haciendo el Gobierno esta legislatura (también ha utilizado el salario de los funcionarios y el salario mínimo interprofesional para conseguir acuerdos), pero que supone ignorar el diálogo social.
Los sindicatos se sienten menospreciados por el Gobierno, que hace más de un año que no convoca la Mesa de Pensiones para negociar. La última reunión fue en noviembre, pero en ese momento no hubo negociación sobre las pensiones, simplemente el ministerio informó a los sindicatos del real decreto que preparaba para subir las pensiones de viudedad. Un real decreto que ahora ha paralizado para presionar a la oposición y que apruebe sus Presupuestos. Tampoco el anuncio de una rebaja del IRPF a los mayores es algo nuevo, ya que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, lo había repetido hasta en dos ocasiones. Todo ello hace pensar a los sindicatos que el Gobierno está jugando a los trileros con ofertas que solo pretenden desbloquear los PGE.
Para los sindicatos, la negociación sobre el futuro de las pensiones debería realizarse en el Pacto de Toledo y en la Mesa de Pensiones. Pero Rajoy anunció que se saltaría estas dos instituciones para acordar la mejora de las prestaciones más bajas en la negociación presupuestaria. De hecho, el anuncio del presidente sorprendió a los sindicatos, que no tenían la más mínima noticia, lo que ha encendido más los ánimos.
Rajoy ha decidido saltarse el Pacto de Toledo y el diálogo social para negociar una mejora de las pensiones en los Presupuestos
Rajoy no dio cifras sobre el incremento de las pensiones mínimas y las de viudedad, ya que prefiere dejar los detalles para la negociación con sus 'socios de Presupuestos'. Moncloa ha decidido dejar a los agentes sociales al margen de esta negociación, por lo que no saben cuál será la subida que propondrá el Gobierno y tampoco si habrá mejora si no se aprueban los Presupuestos ni quién financiará la subida (los PGE o la Seguridad Social).
Esta estrategia del Gobierno podría servir para sacar las cuentas de 2018, pero no será útil para calmar las movilizaciones de jubilados. Los sindicatos continuarán con su estrategia de movilizaciones para doblegar al Ejecutivo o, al menos, para recuperar su papel en el diálogo social. Por este motivo, no se conformarán con el anuncio de Rajoy y exigirán 'la mayor': recuperar el IPC, derogar la reforma de 2013 y asegurar el poder adquisitivo de todos los pensionistas en una nueva ley de pensiones que nazca del acuerdo en el Pacto de Toledo y en la Mesa de Pensiones. "Estamos en la línea para conseguir nuestras exigencias, pero el Gobierno debería tener un poco más de consideración a lo que está pidiendo la calle", sentencia Barrera.
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