¿De dónde proviene la profecía? ¿Por qué las grandes profecías están dirigidas hacia alguna especie de tiempo final? ¿Quién o qué define el tiempo final? Estas son preguntas inevitables del curioso.
De todos los profetas y mensajeros, los más avanzados son aquellos a los que ustedes se refieren como avatares. Tal como está definido por su lenguaje, un avatar es un descenso divino que encarna una ley o principio cósmico necesario para un mayor avance del espíritu sobre la materia. En última instancia, cuando la vida se torne suficientemente espiritualizada, entonces la materia también se volverá espiritualizada. No habrá dualidad. Cada uno será un profeta.
Un avatar, como una encarnación de la ley divina, sólo puede serlo porque existen dimensiones de la realidad más altas que lo que es conocido o percibido en la conciencia general que prevalece en la cultura contemporánea de la Tierra. Los avatares son preparados en estas dimensiones superiores. Ellos bajan, por así decirlo, por una escalerilla o escalera del cielo.
Es en las dimensiones superiores del universo existencial, por ejemplo, en donde los Ancianos del Consejo Estelar se reúnen, y también en donde la Unión Intergaláctica de Evolución Suficiente está estacionada. Nosotros estamos en la 11radimensión. Somos nosotros quienes preparamos a los avatares, pues con nosotros está depositado todo el conocimiento del cubo espaciotemporal universal.
Dentro de este cubo han de encontrarse las nueve dimensiones del tiempo. De estas, cuatro dimensiones del tiempo gobiernan todos los aspectos del conocimiento galáctico-evolutivo del tiempo. Las otras cinco, incluyendo la novena, la dimensión del tiempo coordinadora maestra, gobiernan y coordinan el tiempo radial. El tiempo radial incluye a todas las posibilidades de los universos alternos. Sólo es posible pensar en el tiempo radial una vez que se ha alcanzado la noosfera.
Pero son las cuatro dimensiones externas del tiempo, las que gobiernan todos los aspectos del cosmos como un proceso evolutivo de la materia a la conciencia, las que incumben al asunto de la profecía y a su relación con la lucha entre el espíritu y la materia.
Estas cuatro dimensiones externas del tiempo funcionan como una grabación de varias pistas. Todo el universo tal como ustedes lo conocen, e incluso más allá de lo que ustedes conocen actualmente, es una función de cuatro revestimientos – grabación de varias pistas – de tiempo galáctico. Para ser el avatar de la noosfera – la profecía del 2012, como ustedes la llaman – tú tendrías que estar preparado primeramente en el conocimiento de la 11radimensión de las matrices espaciotemporales que constituyen el cubo espaciotemporal multidimensional universal.
Tú tendrías que ser un experto que comprendiera tanto la naturaleza de la grabación del tiempo de cuatro pistas, así como de los diferentes programas ejecutados en estas pistas de acuerdo con su nivel evolutivo y los momentos de duración cíclica. Sólo con tal conocimiento se te permitiría entonces encarnar en un planeta con la necesidad de la profecía noosférica.
Para esto, tendrías que aparecer en un medio cultural planetario ya preparado con la información básica codificando el conocimiento cíclico necesario para prepararse para la noosfera en el tiempo en que estuviese manifestándose.
Es por esta razón que la civilización maya fue establecida en Centroamérica. Porque allí podríamos plantar el correcto conocimiento del tiempo galáctico, y desarrollar una civilización basada en este conocimiento.
Luego podríamos asegurarnos que el conocimiento estuviera vinculado precisamente al ciclo evolutivo cósmico cuando la aparición de la noosfera fuera la única solución para salvar al planeta. Y tendríamos que enviar al avatar en el momento exacto en que este conocimiento pudiera madurar de tal forma que una profecía fuera una resolución apropiada para la situación general de la vida del avatar enviado a la misión.
El conocimiento de las cuatro pistas del tiempo es fundamental para abrir la raíz galáctica de la profecía. El tiempo galáctico es una sincronización de eventos sucediendo simultáneamente en un número de dimensiones diferentes o planos de la realidad.
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