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12 de febrero de 2018

LA DENUNCIA DE LAS "FAKE NEWS", EXCUSA PARA AMORDAZAR LA LIBRE INFORMACIÓN (1ª PARTE)

"¿Cómo se dice cuando los asesinos acusan a los asesinos? Todos mienten, y hay que tener piedad de los que mienten" (El coronel Kurz, en "Apocalyse Now, Francis Ford Coppola 1979)
Podríamos desdramatizar y aclarar que lo que está en juego no son crímenes de Estado contra la vida, sino solo contra la verdad, pero lo cierto es que si arrancamos su máscara de dignatarios públicos -de aparentes servidores de la ciudadanía- a los promotores de la censura contra los medios alternativos, encontramos a una club de sociópatas para los que el Poder es un fin en sí mismo, y que pretenden amordazar las voces disidentes solo porque es más aceptable socialmente que acallarlas por la violencia. 
Lo cierto es que los hipócritas de las cancillerías y los medios llaman "fake news" a las informaciones que contradicen sus propias mentiras, no una verdad a la que son ajenos.

La histeria estalló en Washington mientras la OTAN montaba todo un dispositivo para acusar a Rusia de continuar la propaganda de la desaparecida Unión Soviética. 

Los medios dominantes tratan de desacreditar al nuevo presidente de Estados Unidos acusándolo de cualquier cosa y este los acusa a ellos de propagar noticias falsas. 

Este cruce interminable de acusaciones se ve amplificado por el súbito desarrollo de las redes sociales, que antes sirvieron al Departamento de Estado como herramienta contra los regímenes nacionalistas pero que ahora se convierten en foros populares contra los abusos de las élites … empezando por las de Washington.


Desde el anuncio mismo de su sorpresiva elección y sin esperar a que tomara posesión de la Casa Blanca, la inmensa mayoría de los medios de Estados Unidos y de la OTAN denunciaron al presidente Donald Trump como incapaz, si no mentalmente perturbado.
 Se inició así entre la clase mediática y el nuevo presidente una batalla donde cada parte acusa a la otra de propagar noticias falsas.
Responsables de casi todos los países de la OTAN –y sólo en esos países– denuncian las «fake news» o “noticias falsas”. Con ello dicen sacar a la luz la supuesta influencia de la propaganda rusa en las «democracias occidentales». 

El país más afectado por esta campaña es Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, acaba de anunciar la elaboración de una ley destinada especialmente a luchar contra este «atentado contra la democracia»… pero sólo «en periodo electoral».


En realidad, las noticias falsas son un problema tan viejo como el mundo y el hecho que la expresión inglesa «fake news» se repita ahora, exactamente de la misma manera, en todas las lenguas de la OTAN indica el origen anglosajón de esta “nueva” problemática.
La OTAN, fuente de la campaña sobre las «fake news»
En 2009, el presidente Barack Obama anunciaba en la cumbre de la OTAN celebrada en Estrasburgo-Kehl su intención de crear un servicio de «Comunicación Estratégica» para la alianza atlántica. Se necesitaron 6 años para crear ese servicio alrededor de la 77th Brigade de las fuerzas terrestres del Reino Unido y de la 361st Civil Affairs Brigade de las fuerzas terrestres de Estados Unidos (con bases en Alemania e Italia).
La misión inicial era contrarrestar las acusaciones de que el Estado profundo estadounidense había organizado los atentados del 11 de septiembre de 2001 y, posteriormente, las denuncias que señalaban a los anglosajones como los planificadores de las «primaveras árabes» y de la guerra contra Siria. Dichas acusaciones eran calificadas de «complotistas» o «conspiracionistas». 

Pero, luego se pasó rápidamente a tratar de convencer a los pueblos de los países miembros de la OTAN de que Rusia continúa la propaganda de la desaparecida Unión Soviética y que, por ende, la alianza atlántica todavía sirve para algo.


Finalmente, en abril de 2015, la Unión Europea también se dotó de un «Grupo de Trabajo para las Comunicaciones Estratégicas Hacia el Este» (East StratCom Task Force). 
Ese grupo de trabajo envía semanalmente a miles de periodistas un resumen sobre la «propaganda rusa». 
Por ejemplo, en su última edición (11 de enero de 2018) acusa a Sputnik de haber propalado que el zoológico de Copenhague alimenta sus fieras con animales domésticos abandonados. 
¡Gravísima amenaza para las «democracias»! Parece que a los especialistas de la East StratCom Task Force les cuesta trabajo encontrar ejemplos significativos de «injerencia rusa».
En agosto del mismo año 2015, la OTAN inauguró su «Centro de Comunicación Estratégica» en Riga, capital de Letonia. 

Al año siguiente, el Departamento de Estado se dotó, por su parte, del Global Engagement Center, o Centro de Compromiso Global, que persigue los mismos objetivos.


Facebook, el juguete preferido de Hillary Clinton, acabó volviéndose contra ella
En 2009, la secretaria de Estado Hillary Clinton, estimulada por Jared Cohen –responsable del Buró de Planificación Política – se convenció de que era posible derrocar la República Islámica de Irán manipulando las redes sociales. El resultado no fue el esperado. A pesar de eso, 2 años después, en 2011, el mismo Jared Cohen, convertido en jefe de Google Ideas, logró movilizar a la juventud del Cairo. 
Aunque la «revolución» de la plaza Tahrir no influyó en la opinión del pueblo egipcio, nacía así el mito de la propagación del modo de vida estadounidense a través de Facebook. Como resultado, el Departamento de Estado financió numerosas asociaciones y congresos para la promoción de Facebook.
La verdadera sorpresa sobrevino durante la elección presidencial estadounidense de 2016. El promotor inmobiliario Donald Trump, un advenedizo para la clase política, eliminó uno por uno a todos sus rivales, incluyendo a la propia Hillary Clinton, y resultó electo para ocupar la Casa Blanca gracias a los consejos de Facebook. Por primera vez, el sueño de la lideresa de los políticos profesionales se convertía en realidad … pero en contra de ella misma. De la noche a la mañana, Facebook pasó a ser demonizado por la prensa dominante.


Se reveló entonces que es posible provocar artificialmente movimientos de opinión y de masas mediante la manipulación de las redes sociales, pero que los usuarios acaban volviendo a la razón al cabo de cierta cantidad de días. 
Esto es una constante en todos los sistemas de manipulación de la información: sus efectos son efímeros. 
El único tipo de mentira que permite crear comportamientos prolongados por largo plazo implica haber empujado la ciudadanía a contraer algún tipo de compromiso menor, o sea hacer proselitismo.
En todo caso, Facebook entendió eso perfectamente porque creó su propio «Buró de Política Mundial y Sensibilización de los Gobiernos» y lo puso en manos de Katie Harbath. 

Facebook pretende crear emociones colectivas a favor de tal o más cual cliente, pero no trata de organizar campañas duraderas.

Es también por eso que el presidente francés Macron quiere imponer leyes sobre las redes sociales sólo para los periodos electorales. 
El propio Macron llegó a la presidencia gracias al desorden que Facebook y un semanario sembraron conjuntamente contra su rival Francois Fillon, una operación orquestada por Jean-Pierre Jouyet. 
En todo caso, el temor de Macron a que la próxima vez las redes sociales sean utilizadas contra él coincide con la voluntad de la OTAN de hacer ver que existe una continuidad entre Rusia y la URSS en materia de propaganda. 
Así que Macron cita como ejemplos de manipulación una entrevista de Sputnik sobre su vida privada y el hecho que ese medio se hizo eco de una alegación sobre una cuenta bancaria suya en el extranjero.
Thierry Meyssan 
(Fuente: http://www.voltairenet.org/)

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