¿En
qué situación se encuentra la sanidad pública española tras estos años de
recortes y gobiernos de la derecha?
Ana Castaño | Nuestra
sanidad pública, desde hace un tiempo ha venido perdiendo su excelencia de
manera progresiva, llegando a la situación actual, a la que califico de
desastrosa sin ninguna duda, y esto lo podemos confirmar utilizando el
barómetro Sanitario del CIS, por cierto nada sospechoso, que mide la proporción
de ciudadanos que consideran que ha habido un deterioro en los diferentes
niveles de atención, por poner un ejemplo: en el año 2009, el porcentaje en
Atención especializada de insatisfacción era de un 9,7% pasando en 2014 a
un 37,3%. Esto es un buen reflejo de cómo los recortes, en donde ha habido una
disminución del personal sanitario que es difícil de cuantificar, ya que esto
incluiría también el aumento de contratos precarios, ha afectado de forma
directa a la atención sanitaría que recibimos. No sólo se trata de recortes,
tenemos el grave problema de la externalización de servicios de mantenimiento
que son esenciales para un adecuado cuidado y una pésima gestión en todo lo
relativo a la Salud Pública, listas de espera o el colapso en las urgencias.
Como se ha venido escuchando en las convocatorias de la Marea Blanca, nuestra
sanidad se desangra.
Financiar la sanidad pública sigue siendo el
caballo de batalla de todos los gobiernos. A su juicio, ¿cuál sería la partida
presupuestaria óptima para garantizar una cobertura universal?
La financiación debe ser suficiente y permitir dotaciones
orientadas a reformar e innovar las estructuras del sistema de Salud. Es
necesaria la voluntad política que apueste por no disminuir el % del PIB que se
asigna a gasto sanitario, que no ha dejado de disminuir en esta legislatura.
Somos conscientes que estamos en un momento difícil, en donde los efectos de la
crisis continúan, aunque se nos diga lo contrario, por lo que no vamos a decir
cifras imposibles sino realistas, viables, por eso una partida presupuestaría
válida sería incrementar en torno a 9 mil millones de euros en el primer año,
justo lo que se ha ido perdiendo, suficiente para garantizar la cobertura
Universal. De todos modos, en el corto plazo deberíamos ir dando prioridad a
hablar de euros por habitante y no dejarlo todo a expensas de un PIB que mide
muchas cosas pero no se encuentra en relación con las necesidades de la
población, que debería ser el indicador principal de ajuste de la financiación.
La sanidad pública es una competencia
transferida a las CCAA. Ustedes defienden la necesidad de revertir los procesos
de privatización llevados a cabo en algunas autonomías, especialmente en
Madrid, Valencia y Galicia, entre otras. ¿Cómo se puede actuar desde la
administración central para devolver a la gestión pública los servicios
privatizados, entre ellos, por poner un ejemplo, las donaciones de sangre?
Desde La
administración central hay una cuestión fundamental que se puede llevar a cabo
desde el minuto cero: La derogación de la ley 15/97 de
1997 impediría nuevas privatizaciones en la sanidad pública sobre la habilitación de nuevas formas de gestión en el
SNS, que es el punto de partida para la ruta de la privatización. Derogar esta
ley impediría nuevas privatizaciones y en relación a los procesos que ya están
en marcha, tienen que ser revisados uno por uno y asegurar que cumplen los
compromisos reflejados en el contrato, es decir, auditorias como un mecanismo
de transparencia. Precisamente en lo referente a las Donaciones de sangre,
cuyos trabajadores están padeciendo el abuso de la privatización, no se están
cumpliendo los acuerdos pactados, con lo que se podría valorar la posibilidad
jurídica de revertir el recurso privatizado sin necesidad de recompensar por
lucro cesante.
¿Eliminará Podemos los copagos en la sanidad
pública?
Sí, es uno de nuestros compromisos. Blindar los derechos
sociales como uno de los cinco ejes constitucionales que planteamos desde Podemos,
exige que la salud adquiera el status de un derecho fundamental, lo que
terminaría con la exclusión, la falta de equidad y las diferencias en el acceso
a la atención sanitaria. En esta línea, eliminaríamos los copagos de forma
progresiva para evitar que haya personas que no realizan sus tratamientos
adecuadamente por falta de medios económicos, lo que llamamos pobreza
farmacéutica, y que puede acarrear descompensaciones importantes de un cuadro
clínico. La disminución (hasta su eliminación) de los copagos debe hacerse
priorizando aquellos que mayor daño hacen a la salud de la población y que más
repercuten sobre el gasto directo que los usuarios hacen.
También plantean ampliar la cartera de
medicamentos financiados por la sanidad pública. ¿De qué medicamentos estamos
hablando?
Nos preocupa es la
medicalización excesiva, somos uno de los países de la UE con mayor consumo de fármacos
De aquellos
medicamentos que han demostrado un beneficio terapéutico, que no necesariamente
han de ser los de coste más elevado. Hay que hacer una revisión muy seria sobre
el coste y la eficiencia de los medicamentos, teniendo en cuenta la repercusión
en la calidad de vida. Las decisiones de qué medicamentos se van a incluir o no
ha de ser una decisión basada en criterios técnicos y procedimientos solventes,
rigurosos y transparentes, no una decisión política resultante del equilibrio
inestable de querer contentar a diversos grupos de presión. Apostamos por una
política responsable de genéricos y por el desarrollo de la investigación en
nuevas moléculas. Otro asunto importante que nos preocupa es la medicalización
excesiva, somos uno de los países de la UE con mayor consumo de fármacos, y no
olvidemos que existen los efectos adversos que pueden ser dañinos. Queremos
revisar esta tendencia medicalizadora frente al malestar con propuestas que
permitan otros modos de actuación.
¿Y qué opina de las empresas farmacéuticas?
¿Ve necesario algún tipo de legislación que salvaguarde el derecho de los
pacientes por encima de los intereses de estas empresas como ha sido el caso de
los tratamientos contra la hepatitis B?
No estamos en contra de las empresas farmacéuticas pero
si nos parece razonable que den cuenta, en todo momento, del proceso de
fabricación de un fármaco, para que el margen de beneficio no sea un “hacer
caja” sino un beneficio lícito. Si se está comprometido con la Democracia, no
se debe temer a los procesos de transparencia y rendición de cuentas.
Defendemos la justicia como forma de distribución, tanto para las cargas como
para los beneficios. Cuando existen conflictos entre intereses privados y
públicos, un Estado debe de tomar las decisiones que sean favorables a la
ciudadanía y no a las corporaciones.
¿Qué se puede hacer en materia de atención
primaria tan devaluada en los últimos años?
La atención primaria es el pivote central del Sistema y
hay que mimarla porque su labor es fundamental para una atención integrada y
coordinada. Todos los partidos dicen que es el eje principal del sistema pero a
la hora de financiar se sigue repartiendo el dinero con los ojos en el
hospital. Uno de los desafíos a los que nos vamos a enfrentar en los próximos
años es la atención a la cronicidad, en donde la gestión del cuidado en la
proximidad es una pieza clave. Hay que invertir en el desarrollo y la
innovación de la Atención Primaria para que el paso por el hospital sea algo
puntual y resolutivo. Una Atención Primaria con competencias, liderazgo y apoyo
a l@s profesionales que durante años han ido sosteniendo una parte fundamental
del sistema con una infrafinanciación vergonzante.
¿Ve necesario impulsar el desarrollo de la
medicina preventiva que muchos facultativos ven como una política apropiada
incluso para ahorrar costes al sistema público de salud?
Una de las
resoluciones más votadas en nuestra Asamblea Constitutiva de Vista Alegre,
justo hace un año, resaltaba la importancia de la Salud en todas las políticas
públicas, porque efectivamente es mejor prevenir que curar, es decir una
sociedad que genere salud como un valor. La actuación sobre los determinantes
sociales es prioritaria, porque además de generar desigualdades y aumentar la
brecha social, repercute directamente en el Estado de salud de los ciudadanos
así como los determinantes medioambientales, donde vemos cómo el incremento de
la contaminación incide en el estado de salud. El cambio climático ha empezado
a cambiar los modos de enfermar. Estamos empeñados en recuperar La salud
pública y traerla de nuevo a la escena sanitaría. Prevenir, sí, pero no
quedándonos solo en la medicina preventiva, sino caminando cascada arriba hacia
los demás determinantes sociales de salud. El cambio climático
ha empezado a cambiar los modos de enfermar
El debate sobre la muerte digna ha entrado de
lleno en la precampaña electoral. ¿Cuál es su posición al respecto? Y en cuanto
a terminología, ¿eutanasia o muerte digna?
Nuestra posición es muy clara, Derecho a una Muerte
Digna. Pensamos que al igual que el Estado del Bienestar procura el buen vivir,
también debe ocuparse del buen morir. No es una cuestión ideológica la que está
en juego sino la aplicación de un derecho. En cuanto a la terminología nos
decantamos por muerte digna porque la palabra Eutanasia, aunque significa la
buena muerte, produce más equívoco.
¿Cree necesario poner coto al conocido como
‘turismo sanitario?
El “turismo
sanitario” fue la coartada para que Ana Mato implementara el Apartheid sanitario es decir la exclusión, fue la coartada para implementar
por Ana Mato. El usuario del turismo sanitario no tiene nada que ver con
el inmigrante en situación irregular y no son equiparables. La principal
diferencia es que en el turismo se trata de personas con recursos, de
ciudadanía europea y que vienen con el único fin de recibir tratamiento aquí.
Para estas situaciones existen mecanismos en vigor y convenios bilaterales para
que la atención se facture a los países de origen y no supongan una carga
económica para nuestro sistema. Hay un pequeño detalle, no hay manera de encontrar
en las publicaciones oficiales del Ministerio de Sanidad, cual ha sido el
supuesto ahorro de aplicar este decreto.
Como doctora en Psiquiatría, háblenos de la
situación de los centros públicos de salud mental. ¿En qué situación se
encuentran?
La situación es muy crítica, lo que a mí me apena
profundamente porque estuve muy implicada en sus inicios y ahora se les está
dejando morir, al no dotarlos adecuadamente, reducir plantilla y modificar su
dependencia administrativa. Los dispositivos de salud mental comunitaria
precisan de equipos multidisciplinares y del trabajo en red en los distritos
con diferentes agentes. El abordaje socio comunitario del sufrimiento psíquico
es fundamental para que el Sujeto encuentre un modo de estar en el mundo. He de
decir que, al igual que en el resto de la Sanidad Pública, la atención se
sostiene por el gran esfuerzo y el compromiso de todos los profesionales.
Y por último, ¿Qué amenaza supone el TTIP
para los sistemas de salud públicos, en concreto en España? ¿Y qué se puede
hacer al respecto?
El TTIP es una clara amenaza
para la sostenibilidad de nuestro sistema de salud porque toma a la salud como un nicho de negocio y da
prerrogativas a las farmacéuticas y a las grandes corporaciones privadas. Esto
tendría un impacto directo en el acceso a los medicamentos y en la Salud
Pública. Si a esto sumamos las políticas de privatización que se han llevado a
cabo durante estos años, en el sector sanitario, con cargo a la financiación
pública, la corrupción está servida: tráfico de influencias, opacidad en la
gestión económica, puertas giratorias.
La posición es No al TTIP, informando y movilizando a la
Sociedad Civil del engaño que encierra este tratado. Desde Podemos, en el
Europarlamento, nuestros representantes están muy activos denunciando y
presionando para que se paren estos acuerdos.
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